Crítica: "La última fiesta", para amantes del humor provocador y poco refinado
- por © NOTICINE.com
Por Edurne Sarriegui
Nicolás Silbert y Leandro Mark, los realizadores de "Caídos del mapa" (2013), vuelven a dirigir juntos en "La última fiesta" (2016). Esta vez, en lugar de protagonistas adolescentes, su película tiene como protagonistas a adultos que parecen no haber superado la adolescencia. Esta comedia alocada y delirante que combina el humor y la acción, es una versión vernácula de lo que ha dado en llamarse la nueva comedia adulta y gamberra americana.
Alan (Nicolás Vázquez), Dante (Alan Sabbagh) y Pedro (Benjamín Amadeo) son amigos desde la infancia. Cuando Dante sufre un duro revés sentimental, sus amigos incondicionales planean para él la fiesta del título con la intención de levantarle el ánimo. Aprovechan que durante el fin de semana estará libre una mansión -que Nico tiene en su cartera de clientes en la inmobiliaria donde trabaja- para efectuar allí la juerga en cuestión. Durante la fiesta desaparece una obra de arte que aparentemente es muy valiosa y los amigos vivirán toda clase de peripecias durante los días subsiguientes tratando de recuperarla para mantener sus vidas a salvo.
En la cinta aparecen un buen número de personajes que participan en las diferentes vertientes que va tomando la historia. Cuenta con un extenso reparto en el que destacan Roberto Carnaghi como un padre adicto a la pornografía y Eva de Dominici como una actriz porno.
Los cuatro guionistas de la historia, el mismo Siebert, Lucas Bucci, Tomás Sposatto y Agustina Tracey, recurren a los convencionalismos de este nuevo género. Los tres protagonistas corresponden a los tres estereotipos de estos casos: el astuto, el fracasado y el tonto. En la narración, ágil y rápida, se suceden los gags donde lo escatológico ocupa un lugar de honor y las situaciones sexuales está orientadas a provocar la risa por lo grotesco, lejos de cualquier intención romántica o erótica.
"La última fiesta" cumple con su objetivo de provocar carcajadas. Dirigida hacia un público muy preciso, esta cinta está destinada a aquellos que disfrutan de este tipo de humor. El resto de los espectadores, seguramente, no podrá evitar alguna expresión de disgusto por lo chabacano y vulgar de sus planteos.
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Nicolás Silbert y Leandro Mark, los realizadores de "Caídos del mapa" (2013), vuelven a dirigir juntos en "La última fiesta" (2016). Esta vez, en lugar de protagonistas adolescentes, su película tiene como protagonistas a adultos que parecen no haber superado la adolescencia. Esta comedia alocada y delirante que combina el humor y la acción, es una versión vernácula de lo que ha dado en llamarse la nueva comedia adulta y gamberra americana.
Alan (Nicolás Vázquez), Dante (Alan Sabbagh) y Pedro (Benjamín Amadeo) son amigos desde la infancia. Cuando Dante sufre un duro revés sentimental, sus amigos incondicionales planean para él la fiesta del título con la intención de levantarle el ánimo. Aprovechan que durante el fin de semana estará libre una mansión -que Nico tiene en su cartera de clientes en la inmobiliaria donde trabaja- para efectuar allí la juerga en cuestión. Durante la fiesta desaparece una obra de arte que aparentemente es muy valiosa y los amigos vivirán toda clase de peripecias durante los días subsiguientes tratando de recuperarla para mantener sus vidas a salvo.
En la cinta aparecen un buen número de personajes que participan en las diferentes vertientes que va tomando la historia. Cuenta con un extenso reparto en el que destacan Roberto Carnaghi como un padre adicto a la pornografía y Eva de Dominici como una actriz porno.
Los cuatro guionistas de la historia, el mismo Siebert, Lucas Bucci, Tomás Sposatto y Agustina Tracey, recurren a los convencionalismos de este nuevo género. Los tres protagonistas corresponden a los tres estereotipos de estos casos: el astuto, el fracasado y el tonto. En la narración, ágil y rápida, se suceden los gags donde lo escatológico ocupa un lugar de honor y las situaciones sexuales está orientadas a provocar la risa por lo grotesco, lejos de cualquier intención romántica o erótica.
"La última fiesta" cumple con su objetivo de provocar carcajadas. Dirigida hacia un público muy preciso, esta cinta está destinada a aquellos que disfrutan de este tipo de humor. El resto de los espectadores, seguramente, no podrá evitar alguna expresión de disgusto por lo chabacano y vulgar de sus planteos.
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