Simpatía y complicidad entre Ripstein y Marisa Paredes, primeras Espigas de Honor en la Seminci
- por © Mireia Quintana (Valladolid)-NOTICINE.com
En la primera jornada de la Seminci, unas horas antes de la Gala Inaugural, asistíamos a la rueda de prensa de la actriz española, Marisa Paredes, y el director mexicano, Arturo Ripstein, dos de los cinco galardonados con la Espiga de Honor en la 62ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. En el Hotel Olid, presentados por el director del Festival, Javier Angulo, han respondido a las preguntas de los medios acreditados en un ambiente relajado y divertido, que ha dejado un buen sabor de boca en los asistentes, gracias al sentido del humor del cineasta mexicano.
El rencuentro de estas dos figuras del cine iberoamericano ha servido para revivir algunos de sus proyectos conjuntos. “Ya nos conocíamos, teníamos una relación entrañable en el sentido del respeto. Cuando empezamos a trabajar juntos, la noción de ya nos conocemos y sabemos de qué reírnos fue muy importante”, comenta Ripstein.
El buen ambiente de la rueda de prensa se hizo palpable cuando, debido a unos fallos técnicos, el director mexicano se ofreció para amenizar el entreacto cantando junto a Marisa “Desde Santurce a Bilbao”, lo que provocó carcajadas en la sala.
Con evidente complicidad, acostumbrados a compartir escenarios, han recordado toda una vida dedicada al mundo del cine. La actriz ha hablado sobre la dificultad de trabajar con “un hombre que hace casi todo en plano secuencia. Exige muchísima concentración, muchísima dedicación y muchísima entrega. O te pones en sus manos y te entregas como si fuera un amor puro y duro, o realmente, Arturo te puede matar”.
En cuanto a la pregunta de un periodista de cuál ha sido su mayor reto profesional, los dos han coincidido en que “todos”. “El mayor es el primero y el último. Ayuda tener un buen director y un buen guion, pero la dificultad y la duda siempre existen”, explica Paredes. A lo que Ripstein añade: “Todos los proyectos son siempre un misterio. Una película fácil es igual de difícil que una película difícil. El primer día de rodaje de todas las películas que yo he hecho son siempre exactamente el mismo. Dos o tres días de vomitar todo el tiempo antes, llegar al set de rodaje el primer día, saber que eres el capitán del barco y convencer a toda la tropa de que es la mejor película que han hecho en su vida”.
La mitad de la filmografía de Ripstein son adaptaciones, entre ellas “Tiempo de morir” y “El coronel no tiene quién le escriba”, basadas en dos de las obras de Gabriel García Márquez. Habla de lo complicado que resulta llevar una novela al cine: “Las adaptaciones son complicadas. Cuando haces una, no respetas nada. La novela es tuya. Hay que abolir al autor. No importa si es buen escritor, mal escritor, si está vivo o está muerto. Al fin y al cabo el libro siempre seguirá ahí, como él o ella lo hicieron. La película es otra cosa”.
Para finalizar, ambos han comentado las diferencias de género que existen todavía hoy en el mundo del cine. Mientras Marisa Paredes se lamentaba de que “aún hoy, a las mujeres se les exige mucho más que a los hombres. Que en la Seminci haya una sección dedicada las mujeres directoras es un avance maravilloso”, Ripstein, incluso apoyando los argumentos de su compañera ha matizado que no cree necesario realizar una distinción entre películas hechas por mujeres o por hombres, ya que “un director es alguien que dirige, no me gusta la diferenciación. Hacemos películas, no importa lo que tengamos entre las piernas”.
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El rencuentro de estas dos figuras del cine iberoamericano ha servido para revivir algunos de sus proyectos conjuntos. “Ya nos conocíamos, teníamos una relación entrañable en el sentido del respeto. Cuando empezamos a trabajar juntos, la noción de ya nos conocemos y sabemos de qué reírnos fue muy importante”, comenta Ripstein.
El buen ambiente de la rueda de prensa se hizo palpable cuando, debido a unos fallos técnicos, el director mexicano se ofreció para amenizar el entreacto cantando junto a Marisa “Desde Santurce a Bilbao”, lo que provocó carcajadas en la sala.
Con evidente complicidad, acostumbrados a compartir escenarios, han recordado toda una vida dedicada al mundo del cine. La actriz ha hablado sobre la dificultad de trabajar con “un hombre que hace casi todo en plano secuencia. Exige muchísima concentración, muchísima dedicación y muchísima entrega. O te pones en sus manos y te entregas como si fuera un amor puro y duro, o realmente, Arturo te puede matar”.
En cuanto a la pregunta de un periodista de cuál ha sido su mayor reto profesional, los dos han coincidido en que “todos”. “El mayor es el primero y el último. Ayuda tener un buen director y un buen guion, pero la dificultad y la duda siempre existen”, explica Paredes. A lo que Ripstein añade: “Todos los proyectos son siempre un misterio. Una película fácil es igual de difícil que una película difícil. El primer día de rodaje de todas las películas que yo he hecho son siempre exactamente el mismo. Dos o tres días de vomitar todo el tiempo antes, llegar al set de rodaje el primer día, saber que eres el capitán del barco y convencer a toda la tropa de que es la mejor película que han hecho en su vida”.
La mitad de la filmografía de Ripstein son adaptaciones, entre ellas “Tiempo de morir” y “El coronel no tiene quién le escriba”, basadas en dos de las obras de Gabriel García Márquez. Habla de lo complicado que resulta llevar una novela al cine: “Las adaptaciones son complicadas. Cuando haces una, no respetas nada. La novela es tuya. Hay que abolir al autor. No importa si es buen escritor, mal escritor, si está vivo o está muerto. Al fin y al cabo el libro siempre seguirá ahí, como él o ella lo hicieron. La película es otra cosa”.
Para finalizar, ambos han comentado las diferencias de género que existen todavía hoy en el mundo del cine. Mientras Marisa Paredes se lamentaba de que “aún hoy, a las mujeres se les exige mucho más que a los hombres. Que en la Seminci haya una sección dedicada las mujeres directoras es un avance maravilloso”, Ripstein, incluso apoyando los argumentos de su compañera ha matizado que no cree necesario realizar una distinción entre películas hechas por mujeres o por hombres, ya que “un director es alguien que dirige, no me gusta la diferenciación. Hacemos películas, no importa lo que tengamos entre las piernas”.
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