Crítica: "El autor", maldito proceso creativo

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"El autor"
Por José Daniel Díaz     

Enfrentarse a una hoja en blanco para escribir cualquier texto siempre es una aventura. Una expedición llena de baches, una búsqueda constante de las mejores palabras para describir lo que tu cabeza trata de transmitir. En "El autor" (2017), del español Manuel Martín Cuenca, se refleja con gran habilidad el proceso creativo y hasta dónde puedes llegar por cubrir de tinta ese folio totalmente virgen.

Presentada con éxito en el pasado Festival de cine de San Sebastián y basada en la novela "El móvil" de Javier Cercas que data de 1987, pronto accedemos a una historia tan tragicómica como la vida misma. Comedia y drama, dos caras de la misma moneda.

Javier Gutiérrez interpreta a Álvaro, un escritor amateur que, aunque se esfuerza por convertirse en un gran autor, no encuentra esa trama que de vida a su obra. Su mujer, Amanda (María León), en cambio, triunfa con un best seller. Pronto se dará cuenta que las mejores historias nacen de lo que nos rodea, de lo que sucede en nuestra propia vida y en la de otros.

Manuel Martín Cuenca deslumbró en 2003 con "La flaqueza del bolchevique", película que descubrió a una joven María Valverde. Desde entonces ha mantenido un estilo de dirección diferenciador y muy característico. En "Caníbal",  también presentada en San Sebastián, ya se mostraba el interés por los personajes obsesivos, solitarios y con dificultades para relacionarse con las personas más cercanas.

"El autor" recupera ese perfil incorporando un adjetivo fundamental para el desarrollo de la película: el de manipulador. La manipulación como símbolo de la inteligencia más destructiva y siniestra. Seres humanos tratados como peones para nuestra particular partida. Todo al servicio de una obra maestra, de un ego necesitado de alimento.

Javier Gutiérrez, firme candidato a ser nominado en los Goya, se desmarca con una interpretación llena de matices sin perder en ningún momento la esencia del personaje. Saborea sus momentos de ira, de reflexión, de falso perdedor. Todo suena a verdad. De igual forma habría que destacar a Antonio de la Torre que podría ser nominado como actor secundario en su inmejorable trabajo como profesor del taller de escritura al que asiste el personaje de Álvaro. Con Antonio disfrutamos los momentos más surrealistas e hilarantes.

En definitiva, el director andaluz Manuel Martín Cuenca nos regala uno de sus mejores trabajos. Una reflexión sincera sobre el proceso creativo que con seguridad no pasará desapercibida en los próximos premios Goya y que abre la puerta a una nueva mirada dentro del cine español. ¡Seguimos creando!

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