Crítica: "Una hermana", desapareció una noche
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Emiliano Basile
Tras ser presentada en la 73 Mostra de Venecia, "Una hermana" (2016) logra su estreno en salas argentinas para mostrar un relato con recursos policiales y fantasmales fusionados ante la desaparición de una chica en un olvidado pueblo ferroviario.
Dirigida y escrita por Verena Kuri y Sofia Brockenshire, la película comienza con un Peugeot 505 que se incendia en medio de un desolado campo. Una mujer pregunta por su hija Guadalupe Domínguez, quien conducía el vehículo. Su cuerpo no está entre las cenizas, sencillamente desapareció y su hermana Alba (Sofía Palomino) la busca con desesperación.
Estamos ante una película de climas, que por más que en el inicio se deslice una investigación policial –que nunca avanza- se entromete en las consecuencias fantasmales alrededor del lugar. La desolada estación de tren de Empalme Lobos, provincia de Buenos Aires, donde llegan trenes de la línea Roca en estado precario. Por la noche los niños juegan en los vagones a las escondidas, dando indicios de desaparición y olvido, los dos temas que atraviesan a la gente de la localidad con dolor. Alba persigue pistas, deambula por los lugares donde se la vio por última vez, y consulta a la gente que frecuentaba a su hermana. Nadie sabe de ella, o no quiere hablar con Alba, no lo sabemos con exactitud. Lo cierto es que su imagen no deja de aparecer entre quienes la conocieron.
La narración sigue el mismo formato fantasmal. Se corta, mezcla el pasado y el presente, realidad con fantasía, como si el cuerpo de Guadalupe hubiera quedado suspendido en el tiempo y el espacio, condenado a circular entre los vivos. El film trata de captar la angustia de su hermana Alba, quien avanza y retrocede por los mismos espacios, buscando a su hermana del mismo modo que la narración.
Su hermana convive con el dolor, la esperanza de encontrarla y la posibilidad de sustituirla, ya sea tanto en el trabajo como en la crianza de su pequeño hijo. Los habitantes del lugar, acostumbrados al olvido no ofrecen ayuda, simplemente, lo asumen como realidad. Esperan interminables horas en la oficina del fiscal, aceptan las promesas de resolución de la policía, o esperan pacientes la llegada del tren.
De esta manera la película sortea la premisa mínima que plantea y evita dar resoluciones concretas, haciendo foco en las descripciones de espacios, personajes y atmósferas al respecto, con algunas incertidumbres narrativas pero con la valentía de afrontar temas conflictivos (el femicidio y la trata sobrevuelan la trama) y llevarlos a la pantalla.
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Tras ser presentada en la 73 Mostra de Venecia, "Una hermana" (2016) logra su estreno en salas argentinas para mostrar un relato con recursos policiales y fantasmales fusionados ante la desaparición de una chica en un olvidado pueblo ferroviario.
Dirigida y escrita por Verena Kuri y Sofia Brockenshire, la película comienza con un Peugeot 505 que se incendia en medio de un desolado campo. Una mujer pregunta por su hija Guadalupe Domínguez, quien conducía el vehículo. Su cuerpo no está entre las cenizas, sencillamente desapareció y su hermana Alba (Sofía Palomino) la busca con desesperación.
Estamos ante una película de climas, que por más que en el inicio se deslice una investigación policial –que nunca avanza- se entromete en las consecuencias fantasmales alrededor del lugar. La desolada estación de tren de Empalme Lobos, provincia de Buenos Aires, donde llegan trenes de la línea Roca en estado precario. Por la noche los niños juegan en los vagones a las escondidas, dando indicios de desaparición y olvido, los dos temas que atraviesan a la gente de la localidad con dolor. Alba persigue pistas, deambula por los lugares donde se la vio por última vez, y consulta a la gente que frecuentaba a su hermana. Nadie sabe de ella, o no quiere hablar con Alba, no lo sabemos con exactitud. Lo cierto es que su imagen no deja de aparecer entre quienes la conocieron.
La narración sigue el mismo formato fantasmal. Se corta, mezcla el pasado y el presente, realidad con fantasía, como si el cuerpo de Guadalupe hubiera quedado suspendido en el tiempo y el espacio, condenado a circular entre los vivos. El film trata de captar la angustia de su hermana Alba, quien avanza y retrocede por los mismos espacios, buscando a su hermana del mismo modo que la narración.
Su hermana convive con el dolor, la esperanza de encontrarla y la posibilidad de sustituirla, ya sea tanto en el trabajo como en la crianza de su pequeño hijo. Los habitantes del lugar, acostumbrados al olvido no ofrecen ayuda, simplemente, lo asumen como realidad. Esperan interminables horas en la oficina del fiscal, aceptan las promesas de resolución de la policía, o esperan pacientes la llegada del tren.
De esta manera la película sortea la premisa mínima que plantea y evita dar resoluciones concretas, haciendo foco en las descripciones de espacios, personajes y atmósferas al respecto, con algunas incertidumbres narrativas pero con la valentía de afrontar temas conflictivos (el femicidio y la trata sobrevuelan la trama) y llevarlos a la pantalla.
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