Crítica: "Joel", directa al corazón
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Por Edurne Sarriegui
El argentino Carlos Sorín estrena su última obra, "Joel", un drama sobre la adopción tardía. El realizador de "Historias mínimas" y "Días de pesca", entre otras, hace un retrato sensible de la construcción de la paternidad-maternidad, pero excede ese marco y deriva hacia la falta de inclusión y los miedos de una comunidad ante una situación inesperada.
Cecilia (Victoria Almeida) y Diego (Diego Gentile) son una joven pareja que se ha establecido recientemente en Tolhuin, un pequeño pueblo en el corazón de Tierra del Fuego, a medio camino entre Río Grande y Ushuaia. Ante la imposibilidad de tener hijos, esperan ansiosos la llamada desde el Juzgado de Menores que les anuncie la llegada de un niño. Cuando ésta se produce, no es lo que esperaban. Joel (Joel Noguera) tiene nueve años y una historia familiar dolorosa a sus espaldas.
Sorín comienza el film con una escena potente que va directamente al meollo del tema. En pocos minutos revela las ansiedades, incertidumbres, miedos y sentimientos de los nuevos padres que ven los escollos que se plantean para incorporar a sus vidas a un niño ya crecido que viene de una situación diferente a la que ellos pueden ofrecerle.
Pero las dificultades excederán el ámbito estrictamente familiar y plantearán el conflicto principal en la comunidad escolar en la que tratan de insertar a Joel. Los padres de sus compañeros, ven al recién llegado como una amenaza para sus hijos y los directivos consideran la situación como una complicación inoportuna para su trabajo. Lo más fácil parece ser apartar el problema en lugar de resolverlo. Los padres, todavía aprendiendo a serlo, se quedan sin argumentos para defender al hijo.
La historia no sería la misma sin las actuaciones de Victoria Almeida y Joel Noguera. Almeida manifiesta las emociones de la madre, asumiendo su fragilidad y la fuerza de ese amor maternal incipiente. Por su parte, el joven Joel, un no actor que Sorín encontró en Tolhuin, transmite la picardía y la candidez de un niño con realismo y espontaneidad.
Aquí los recursos del cine están al servicio de una historia limpia y sin subtramas que desvíen la atención. Imágenes acertadas, planos oportunos y diálogos verosímiles muestran con naturalidad y sin golpes bajos una situación hondamente emotiva.
"Joel" apunta directamente al corazón con una historia intensa que invita a la reflexión y abre el debate sobre actitudes de personas e instituciones. Y demuestra que lo desconocido siempre da miedo, aunque mida un metro y treinta centímetros y tenga nueve años.
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El argentino Carlos Sorín estrena su última obra, "Joel", un drama sobre la adopción tardía. El realizador de "Historias mínimas" y "Días de pesca", entre otras, hace un retrato sensible de la construcción de la paternidad-maternidad, pero excede ese marco y deriva hacia la falta de inclusión y los miedos de una comunidad ante una situación inesperada.
Cecilia (Victoria Almeida) y Diego (Diego Gentile) son una joven pareja que se ha establecido recientemente en Tolhuin, un pequeño pueblo en el corazón de Tierra del Fuego, a medio camino entre Río Grande y Ushuaia. Ante la imposibilidad de tener hijos, esperan ansiosos la llamada desde el Juzgado de Menores que les anuncie la llegada de un niño. Cuando ésta se produce, no es lo que esperaban. Joel (Joel Noguera) tiene nueve años y una historia familiar dolorosa a sus espaldas.
Sorín comienza el film con una escena potente que va directamente al meollo del tema. En pocos minutos revela las ansiedades, incertidumbres, miedos y sentimientos de los nuevos padres que ven los escollos que se plantean para incorporar a sus vidas a un niño ya crecido que viene de una situación diferente a la que ellos pueden ofrecerle.
Pero las dificultades excederán el ámbito estrictamente familiar y plantearán el conflicto principal en la comunidad escolar en la que tratan de insertar a Joel. Los padres de sus compañeros, ven al recién llegado como una amenaza para sus hijos y los directivos consideran la situación como una complicación inoportuna para su trabajo. Lo más fácil parece ser apartar el problema en lugar de resolverlo. Los padres, todavía aprendiendo a serlo, se quedan sin argumentos para defender al hijo.
La historia no sería la misma sin las actuaciones de Victoria Almeida y Joel Noguera. Almeida manifiesta las emociones de la madre, asumiendo su fragilidad y la fuerza de ese amor maternal incipiente. Por su parte, el joven Joel, un no actor que Sorín encontró en Tolhuin, transmite la picardía y la candidez de un niño con realismo y espontaneidad.
Aquí los recursos del cine están al servicio de una historia limpia y sin subtramas que desvíen la atención. Imágenes acertadas, planos oportunos y diálogos verosímiles muestran con naturalidad y sin golpes bajos una situación hondamente emotiva.
"Joel" apunta directamente al corazón con una historia intensa que invita a la reflexión y abre el debate sobre actitudes de personas e instituciones. Y demuestra que lo desconocido siempre da miedo, aunque mida un metro y treinta centímetros y tenga nueve años.
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