Crítica: "Solo", supervivencia en el aislamiento
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Por Julián G. Machado
La sencillez en contarnos que el ser humano es insignificante frente al horizonte, a lo inmenso que realmente es la naturaleza en sí, a cualquier paisaje u océano que se pierde ante los ojos sin poder ver más allá. Esa es la moraleja soterrada que nos muestra la española "Solo" (2018), película que se podría etiquetar como perteneciente a un subgénero de la aventura, el del cine de supervivencia basada en hechos reales, la novedad más notoria que ofrece esta nueva película a manos del directo Hugo Stuven y protagonizada por Alain Hernández.
Este se reencarna en el joven surfista Alvaro Vizcaíno, que vivió toda una odisea de superación y supervivencia en el año 2014 al precipitarse por un arrecife en la isla de Fuerteventura. Esa caída provocó grandes heridas como una cadera partida, unas manos rajadas y ensangrentadas y unas piernas prácticamente inmovilizadas, teniendo que convivir con ello totalmente solo las que seguramente fueran sus peores 48 horas de su vida. Todo esto en mitad del agua y arena apartado de cualquier auxilio o recursos.
Está claro que Hugo Stuven es un narrador que exprime hasta la última gota lo que tiene a mano. La localización en casi su totalidad es el paisaje de las aguas de Fuerteventura y le saca mucho partido. Hay una determinada precisión en la realización dando aún mas mérito la dificultad que requiere y resultó a todo el equipo el hecho de que muchas tomas son en el agua. Esto le da una utilidad dramática en la que Alain Hernández acompaña al espectador, para que sufra con él con las pequeñas dosis repartidas a lo largo del film ,de tensión y adrenalina bajo el agua, medio moribundo en la arena o con heridas que escuecen sólo al verlas.
Esta suma de factores hacen una reflexión sobre la propia soledad de una persona, mostrando que no siempre esta es la solución a una mente despejada y que así se nos resuelven los problemas, sino que incluso se incrementan.
Sin embargo, el ritmo de la película peca de tener momentos que frenan al espectador en sumergirse en la historia con la aparición del personaje de Aura Garrido. Aparece de pronto a modo de "flashbacks imaginarios" como si de la conciencia del protagonista se tratara, con unos diálogos algo neutrales y artificiales rozando lo tópico, descuidando al personaje.
De hecho, quitando estas escenas de paréntesis imaginarios, el personaje de Aura aparece ligeramente en un principio de película lento, sin mucha información de cómo es cada personaje, y al final, que posiblemente pudo ser algo más concreto, más redondo.
Se nos da más información del protagonista en un par de mensajes de buzón de voz que en toda la introducción de la película, con muchos mas personajes.
Ante todo, es una película muy visual acompañada de una banda sonora acertada gracias a Sergio Jiménez Lacima con los recursos de la película, con unos sonidos relajantes como si de una brisa marina se tratase y toques oníricos, pero a la vez recordando que se trata de la soledad.
Hay muchos planos aéreos lejanos denotando este aislamiento que tiene el personaje y los conflictos a los que se debe afrontar.
Desde luego lo que produce el film son diferentes tipos de sensaciones. Algo diferente a grandes taquillazos comerciales siendo algo mas "intimo".
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La sencillez en contarnos que el ser humano es insignificante frente al horizonte, a lo inmenso que realmente es la naturaleza en sí, a cualquier paisaje u océano que se pierde ante los ojos sin poder ver más allá. Esa es la moraleja soterrada que nos muestra la española "Solo" (2018), película que se podría etiquetar como perteneciente a un subgénero de la aventura, el del cine de supervivencia basada en hechos reales, la novedad más notoria que ofrece esta nueva película a manos del directo Hugo Stuven y protagonizada por Alain Hernández.
Este se reencarna en el joven surfista Alvaro Vizcaíno, que vivió toda una odisea de superación y supervivencia en el año 2014 al precipitarse por un arrecife en la isla de Fuerteventura. Esa caída provocó grandes heridas como una cadera partida, unas manos rajadas y ensangrentadas y unas piernas prácticamente inmovilizadas, teniendo que convivir con ello totalmente solo las que seguramente fueran sus peores 48 horas de su vida. Todo esto en mitad del agua y arena apartado de cualquier auxilio o recursos.
Está claro que Hugo Stuven es un narrador que exprime hasta la última gota lo que tiene a mano. La localización en casi su totalidad es el paisaje de las aguas de Fuerteventura y le saca mucho partido. Hay una determinada precisión en la realización dando aún mas mérito la dificultad que requiere y resultó a todo el equipo el hecho de que muchas tomas son en el agua. Esto le da una utilidad dramática en la que Alain Hernández acompaña al espectador, para que sufra con él con las pequeñas dosis repartidas a lo largo del film ,de tensión y adrenalina bajo el agua, medio moribundo en la arena o con heridas que escuecen sólo al verlas.
Esta suma de factores hacen una reflexión sobre la propia soledad de una persona, mostrando que no siempre esta es la solución a una mente despejada y que así se nos resuelven los problemas, sino que incluso se incrementan.
Sin embargo, el ritmo de la película peca de tener momentos que frenan al espectador en sumergirse en la historia con la aparición del personaje de Aura Garrido. Aparece de pronto a modo de "flashbacks imaginarios" como si de la conciencia del protagonista se tratara, con unos diálogos algo neutrales y artificiales rozando lo tópico, descuidando al personaje.
De hecho, quitando estas escenas de paréntesis imaginarios, el personaje de Aura aparece ligeramente en un principio de película lento, sin mucha información de cómo es cada personaje, y al final, que posiblemente pudo ser algo más concreto, más redondo.
Se nos da más información del protagonista en un par de mensajes de buzón de voz que en toda la introducción de la película, con muchos mas personajes.
Ante todo, es una película muy visual acompañada de una banda sonora acertada gracias a Sergio Jiménez Lacima con los recursos de la película, con unos sonidos relajantes como si de una brisa marina se tratase y toques oníricos, pero a la vez recordando que se trata de la soledad.
Hay muchos planos aéreos lejanos denotando este aislamiento que tiene el personaje y los conflictos a los que se debe afrontar.
Desde luego lo que produce el film son diferentes tipos de sensaciones. Algo diferente a grandes taquillazos comerciales siendo algo mas "intimo".
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