Crítica: "Alicia", íntimo dolor familiar
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Por Edurne Sarriegui
El argentino Alejandro Rath pone el foco en su primer largometraje de ficción en un asunto difícil. La muerte de un ser querido es el tema central de "Alicia" (2018), un drama que describe con tono intimista la despedida de un hijo cuando su madre se enfrenta con el final irremediable de su vida. A pesar de que el título de la película toma el nombre de la madre, Alicia (Leonor Manso), el guion coescrito por el director y Alberto Romero toma como protagonista principal a Jotta, su hijo (Martín Vega). Acompañan en el desarrollo de la narración Patricio Contreras como el padre y exmarido y Paloma Contreras que encarna a una enfermera.
Después de la muerte de su madre a consecuencia del cáncer, Jotta se hace cargo de desarmar su casa. Pero esta mudanza se ve postergada por el dolor y los recuerdos. Alejandro Rath toma este hecho como excusa para mostrar mediante flashbacks el tiempo de agonía de Alicia. Basándose en experiencias propias, el realizador plasma esos momentos de desasosiego y de búsqueda de trascendencia por parte del hijo, que trata de encontrar un sentido a lo que está ocurriendo.
La búsqueda lleva a Jotta a interesarse por distintas religiones. Criado por padres separados, militantes de izquierda y ateos, busca encontrar en el campo espiritual explicaciones que no tiene para las circunstancias que vive.
De paso, también efectúa una velada crítica a la actitud del sistema de salud sobre la muerte y a la deshumanización a la que conlleva la búsqueda de la efectividad. Jotta deberá oponerse al sistema para conseguir que su madre muera en su casa, con la tranquilidad de sentirse en un ambiente propio.
El otro aspecto que Rath hace notar es el aislamiento que produce la circunstancia de hacerse cargo y acompañar a su madre en sus momentos finales. El trabajo y la vida social de Jotta quedan en suspenso, mientras él, siempre inquieto, teme que suceda lo ineludible en cualquier momento. La fotografía apagada da idea de la tristeza de esos momentos y la música acompaña sin interferir en el desarrollo de la historia.
"Alicia" es un film para los amantes de las historias íntimas. En su desarrollo lo importante no es la acción, que se presupone de antemano, sino el reflejo de los sentimientos del protagonista. Alejandro Rath logra su objetivo y entrega una película que trasunta el dolor, la búsqueda de sentido y la necesidad de trascendencia de su protagonista.
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El argentino Alejandro Rath pone el foco en su primer largometraje de ficción en un asunto difícil. La muerte de un ser querido es el tema central de "Alicia" (2018), un drama que describe con tono intimista la despedida de un hijo cuando su madre se enfrenta con el final irremediable de su vida. A pesar de que el título de la película toma el nombre de la madre, Alicia (Leonor Manso), el guion coescrito por el director y Alberto Romero toma como protagonista principal a Jotta, su hijo (Martín Vega). Acompañan en el desarrollo de la narración Patricio Contreras como el padre y exmarido y Paloma Contreras que encarna a una enfermera.
Después de la muerte de su madre a consecuencia del cáncer, Jotta se hace cargo de desarmar su casa. Pero esta mudanza se ve postergada por el dolor y los recuerdos. Alejandro Rath toma este hecho como excusa para mostrar mediante flashbacks el tiempo de agonía de Alicia. Basándose en experiencias propias, el realizador plasma esos momentos de desasosiego y de búsqueda de trascendencia por parte del hijo, que trata de encontrar un sentido a lo que está ocurriendo.
La búsqueda lleva a Jotta a interesarse por distintas religiones. Criado por padres separados, militantes de izquierda y ateos, busca encontrar en el campo espiritual explicaciones que no tiene para las circunstancias que vive.
De paso, también efectúa una velada crítica a la actitud del sistema de salud sobre la muerte y a la deshumanización a la que conlleva la búsqueda de la efectividad. Jotta deberá oponerse al sistema para conseguir que su madre muera en su casa, con la tranquilidad de sentirse en un ambiente propio.
El otro aspecto que Rath hace notar es el aislamiento que produce la circunstancia de hacerse cargo y acompañar a su madre en sus momentos finales. El trabajo y la vida social de Jotta quedan en suspenso, mientras él, siempre inquieto, teme que suceda lo ineludible en cualquier momento. La fotografía apagada da idea de la tristeza de esos momentos y la música acompaña sin interferir en el desarrollo de la historia.
"Alicia" es un film para los amantes de las historias íntimas. En su desarrollo lo importante no es la acción, que se presupone de antemano, sino el reflejo de los sentimientos del protagonista. Alejandro Rath logra su objetivo y entrega una película que trasunta el dolor, la búsqueda de sentido y la necesidad de trascendencia de su protagonista.
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