Crítica: "Lobos", delitos familiares de barrio
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Por Edurne Sarriegui
El argentino Rodolfo Durán ("Vecinos", "El karma de Carmen") estrena en su país su último trabajo, un drama policial de desarrollo suburbano que lleva por título "Lobos". Éste, que es su séptimo largometraje, cuenta con guion de María Meira, colaboración que ya se dio en anteriores ocasiones.
La familia Nieto vive y trabaja en la zona Sur del Gran Buenos Aires. Como tantas otras, sus miembros están insertados en un mismo barrio desde hace años Pero esta peculiar familia tiene un modo especial de ganarse la vida. Se dedican a cometer delitos, que van desde el robo hasta la estafa y el apriete, bajo el mando del patriarca (Daniel Fanego), secundado por su yerno Boris (Alberto Ajaka). Todo eso bajo la protección del comisario de la zona (César Bordón) y en connivencia con otras autoridades policiales.
Rodolfo Durán consigue que personajes tan turbios, dedicados a actividades tan oscuras y peligrosas, muestren su lado más humano. A fin de cuentas todos los padres sueñan con dejar a sus hijos un futuro mejor. El mayor dolor del líder de la banda, es que su hijo Marcelo (Luciano Cáceres) haya decidido dejar una brillante carrera criminal para dedicarse a un trabajo más convencional como guardia de seguridad. Y aunque ya piensa en el retiro y en dedicarse a pescar en la laguna de la ciudad de Lobos, no puede descuidar a su familia.
Las vueltas de la vida y el delito pondrán a padre e hijo frente a frente. Es en el aspecto familiar donde la cinta consigue sus mejores logros. La espesura dramática de la relación padre-hijo sobrepasa con creces la línea argumental del policial, que no hace grandes aportes al género.
El vínculo paterno-filial, más allá de la relación de los personajes con el delito, trasunta la preocupación, el cariño y el compromiso del uno por el otro.
"Lobos" es un policial oscuro que vira irremediablemente a la tragedia a medida que avanza su desarrollo. Alcanza en su final los mejores momentos de un policial que, hasta ahí, caminaba por rumbos demasiado conocidos.
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El argentino Rodolfo Durán ("Vecinos", "El karma de Carmen") estrena en su país su último trabajo, un drama policial de desarrollo suburbano que lleva por título "Lobos". Éste, que es su séptimo largometraje, cuenta con guion de María Meira, colaboración que ya se dio en anteriores ocasiones.
La familia Nieto vive y trabaja en la zona Sur del Gran Buenos Aires. Como tantas otras, sus miembros están insertados en un mismo barrio desde hace años Pero esta peculiar familia tiene un modo especial de ganarse la vida. Se dedican a cometer delitos, que van desde el robo hasta la estafa y el apriete, bajo el mando del patriarca (Daniel Fanego), secundado por su yerno Boris (Alberto Ajaka). Todo eso bajo la protección del comisario de la zona (César Bordón) y en connivencia con otras autoridades policiales.
Rodolfo Durán consigue que personajes tan turbios, dedicados a actividades tan oscuras y peligrosas, muestren su lado más humano. A fin de cuentas todos los padres sueñan con dejar a sus hijos un futuro mejor. El mayor dolor del líder de la banda, es que su hijo Marcelo (Luciano Cáceres) haya decidido dejar una brillante carrera criminal para dedicarse a un trabajo más convencional como guardia de seguridad. Y aunque ya piensa en el retiro y en dedicarse a pescar en la laguna de la ciudad de Lobos, no puede descuidar a su familia.
Las vueltas de la vida y el delito pondrán a padre e hijo frente a frente. Es en el aspecto familiar donde la cinta consigue sus mejores logros. La espesura dramática de la relación padre-hijo sobrepasa con creces la línea argumental del policial, que no hace grandes aportes al género.
El vínculo paterno-filial, más allá de la relación de los personajes con el delito, trasunta la preocupación, el cariño y el compromiso del uno por el otro.
"Lobos" es un policial oscuro que vira irremediablemente a la tragedia a medida que avanza su desarrollo. Alcanza en su final los mejores momentos de un policial que, hasta ahí, caminaba por rumbos demasiado conocidos.
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