Crítica: "Liberté", égalité, sexualité...

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"Liberté"
"Liberté"
Por Carolina G. Guerrero     

El "afrancesado" cineasta catalán Albert Serra estrena en salas este fin de semana su último trabajo, "Liberté" (2019), premiado en Cannes con el premio especial del jurado en la sección de "Un certain regard", y presentado en el festival de Sevilla, esta misma semana. El polémico director vuelve a hacer de las suyas, con esta película que recrea la obra de teatro del mismo nombre y que se pudo ver en el Volksbühne de Berlín.

Podíamos calificarla de ejercicio de voyeurismo absoluto, que hace que el espectador sea un auténtico intruso frente a la gran pantalla, que luce con un oscurantismo inquietante, y que por supuesto es parte fundamental de esta historia. La oscuridad es sinónimo de secreto, lo que apenas se percibe pero que está ahí mismo, cómplice y callada.

El director lo ha dispuesto todo para que el espectador se quede hipnotizado, o se espante y tenga que salir de la sala. Lo cierto es que pocos fueron los que la abandonaron, el morbo, y la curiosidad pueden con algunos momentos algo complicados de ver, pero uno aguanta para seguir como se desarrollan y mueren los acontecimientos.

"Liberté" comienza cuando unos libertinos se pierden entre Postdam y Berlín, justo antes de que estalle la revolución francesa, huyendo del gobierno ultraconservador del rey Luis XVI. La intención inicial es alejarse para dejarse llevar por sus instintos, como animales salvajes en un bosque tenebroso, donde darán rienda suelta a sus perversiones, su apetito sexual y sus orgasmos.

El Duque de Walchen, y la duquesa de Valselay, intentarán imponer fuera de las fronteras el libertinaje, rechazando cualquier tipo de autoridad moral que les impida dar rienda suelta a sus tendencias y pasiones.

Muchos sacan segundas y terceras lecturas de esta historia, donde el dolor, el placer, la vida y la muerte se muestran sin escrúpulos. Lo cierto es que hay que hilar muy fino, para desgranar todo aquello que su director ha querido decir a través de sus personajes, y su forma de vivir el erotismo, el sexo, el placer y hasta la barbarie.

Se pueden adivinar respuestas políticas: dar, recibir, dar sin recibir... Aquí creo que recibe todo el mundo, pues el mismo que da placer se lo otorga de vuelta.

Es difícil hablar sobre una película que no te llega, que no te aporta. Intentas sacar el mensaje, el objetivo de su autor, el por qué de cuestiones que quizás no tengan respuesta, estamos hablando de cine autor, y ya se sabe lo que pasa con el cine de autor, o entras o no entras, y yo desde luego me he quedado fuera. Supongo que habrá más espectadores, que detrás de esta barroca puesta en escena, por momentos algo sensual y tentadora, no encuentre más que las miserias humanas, y de eso tenemos todos los días por todas partes.

Sí, claro que lo plasma desde otra perspectiva, quizás busca uno más de lo que encuentra, a veces ante una obra de estas características, el espectador se torture intentando descifrar si lo que está viendo es lo que está viendo, o hay mucho más allá: Toda esa literatura que siempre acompaña a este tipo de cine, que luego se esclarece, cuando entrevistas al creador. Entonces lo entiendes, entiendes su masturbación mental, y todo lo que a partir de ella ha surgido, según algunos una obra maestra, según otros algo ininteligible. Pero una película que necesita explicación posterior o notas a pie de página nunca será una buena película. Lo que importa siempre es lo que se ve en pantalla.

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