Crítica: "La muerte de un perro", los paranoicos

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"La muerte de un perro"
"La muerte de un perro"
Por Juan Pablo Russo    

En su opera prima, el uruguayo Matías Ganz propone con "La muerte de un perro" (2019) una oscura sátira social a través de un eficaz cruce de géneros y un elenco a la altura de las circunstancias.

Los protagonistas de "La muerte de un perro" son la pareja conformada por Sylvia (Pelusa Vidal), recién jubilada, y Mario (Guillermo Arengo), un médico veterinario. Mientras ella pasa todo el día sumergida en un estado de paranoia que la hace sospechar de que su empleada doméstica le roba objetos que más tarde encuentra en el lugar donde los dejó; Mario, se ve envuelto en un linchamiento público a través de las redes sociales por una negligencia que provocó la muerte de un perro. Pero en esta historia nada es producto del azar ni de la mala suerte sino de hechos que se encadenan. La casona del matrimonio sufre un ataque que deviene en un robo y se ven obligados a mudarse temporalmente a la casa de la hija de ambos. La paranoia de Sylvia se traslada a Mario conjeturando extrañas teorías conspiratorias sobre los acontecimientos recientes, dando como resultado más violencia.

Ganz logra con habilidad una historia universal pero narrada con elementos de la idiosincrasia local, con un sentido del humor rápido e irónico, utilizando elementos relacionados con la paranoia de clase y el miedo a la vejez. La película, que por momentos parece estar estructurada a partir de una serie de viñetas aisladas pero que al final confluyen en un todo, construye a través de las acciones y el silencio de los protagonistas la sensación de un final trágico en el que una especie de paradoja hace que los espectadores se enfrenten a sus propios prejuicios. La música de Sofía Scheps, que también es responsable del diseño sonoro, es uno de los aspectos técnicos que más ayuda en la creación de los diferentes climas que envuelven la historia.

Tanto Arengo como Vidal son artífices en gran parte del resultado final. Personajes complejos, que se manejan más por la intuición que por el razonamiento, logrando con sus actos situaciones realistas que rozan la inverosimilitud. Con elementos del thriller psicológico, pero también típicos de la comedia negra y el drama social, Ganz logra una película potente, en la que reflexiona sobre la condición humana, las consecuencias de sus actos y la impunidad de cierta clase social que siente que sus derechos están por encima del resto.

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