Crítica / Berlinale: "Qué será del verano", imposible conectar

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"Qué será del verano"
"Qué será del verano"
Por Lucía Martín Muñoz    

El film argentino "Qué será del verano" se ha presentado este jueves en el apartado Forum de la Berlinale, como un juego entre la ficción y el documental. El largometraje está dirigido por Ignacio Ceroi, que también es el escritor, junto con Mariana Martinelli, de la obra, que se asemeja más a un ejercicio de egocentrismo disfrazado de altruismo.

Las películas parten de una historia, algo que merece ser transmitido. Aunque en un primer momento se considere que cualquier relato bien contado, en el formato adecuado, con un buen sonido y unas imágenes acordes deba dar lugar a un resultado como poco correcto e incluso interesante, "Qué será del verano" hace que te replantees si de verdad todas las historias del mundo deberían ser contadas.

La obra narra la historia de Nacho, un joven que compra una cámara en la que han olvidado grabaciones que debieron ser borradas, pero no lo fueron. En su ansia por convertirlo en una película, contactan con el hombre que aparece en los vídeos para que cuente qué hay detrás de cada historia y así plasmar esas experiencias en una pantalla grande. En las imágenes se muestran desde unos perros hasta un viaje a Camerún. En el largometraje además, se intercalan vídeos del joven que decide también realizar un viaje a Francia para ver a su novia.

Aunque es original la visión en la que dos personas de puntos del globo diferentes, como lo son Francia y Argentina, demuestren que pueden tener en común un sentimiento de soledad, una pareja a la que echan de menos y un viaje importante en sus vidas, la desgana afea un resultado final que acaba siendo mediocre. El tema que puede vislumbrarse es el hogar, aquel sitio donde te sientes seguro, en casa con la gente que quieres, aunque eso no suponga que no debas traspasar fronteras de vez en cuando.

Si bien puede considerarse que esta especie de falso documental es capaz de adaptar sus recursos para contar una historia con un bajo presupuesto, lo único que ofrece el film son reflexiones propias que encajarían más en un ambiente de estudio filosófico, o en una playa a las cinco de la mañana después de una noche de fiesta.

La cadencia de la voz es somnolienta y es extremadamente difícil conectar con una historia cuyo sonido recuerda al de una madre contando un cuento a sus hijos después de un día agotador, o la de un pastor de ceremonias en un funeral. No se intuye cine, sino literatura, pero aun así, ¿dónde está la pasión por narrar esa historia?, esa que hizo que Ceroi invirtiese sus esfuerzos en crear un film.

¿Cuál es el propósito de "Qué será del verano"?, ¿Hacer reflexionar al espectador sobre lo que nos une, o recibir un par de palmadas en la espalda por filosofar con voz intelectual sobre imágenes rodadas con una handycam?.

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