Crítica: "Historia de lo oculto", un homenaje al cine de terror de los 70
- por © NOTICINE.com
Por Eva Ramos
El film argentino "Historia de lo oculto", estrenado en Sitges en 2020 y desde esta semana en Netflix, utiliza el blanco y negro y el formato 4:3 para retrotraernos al cine de terror clásico y hacer una pequeña historia del género a través de planos homenaje, referencias directas a obras consagradas del terror y realidades alternativas. Todo este popurrí se presenta en un simulado "tiempo real".
Esta obra irreverente de Cristian Ponce ha podido realizarse gracias al éxito que está teniendo con la serie de animación "La frecuencia Kirlian" en Netflix. En "Historia de lo oculto" nos ofrece un formato de periodismo de investigación al servicio del terror más gamberro del género, en el que se juega al equívoco con el espectador, con continuos anacronismos, como con el iPhone que aparece al final de la película ambientada en 1987, y que se presenta como la clave para que los investigadores consigan su objetivo.
La trama gira en torno a la emisión del último programa de "60 minutos para medianoche", donde su presentador quiere sacar a la luz una conspiración política para controlar el país por medio de la reelección de su presidente en las próximas elecciones. Con esto se podría ya haber realizado la película, pero el elemento sobrenatural viene por que los conspiradores son brujos, compañeros de facultad que, tras triunfar en los negocios, dan el salto a la política nacional.
Su desarrollo es intencionadamente confuso, tenemos varios escenarios: por una parte, el programa de entrevistas, que vemos en el plató y a través del aparato de televisión; por otra, el centro de todo, la casa en la que los periodistas están ocultos moviendo los hilos para conseguir la confesión del invitado del plató. En un tercer escenario, tenemos a una estudiante en peligro que es la clave para que todo se resuelva a favor de los investigadores. Los tres puntos de acción se conectan a través del teléfono, protagonista de muchas de las obras de terror a lo largo de su historia.
Ponce mezcla aquí política y periodismo con tentáculos que aparecen de la nada, aquelarres, drogas, teléfonos de rueda y móviles última generación, el blanco y negro con rojos que nos trasladan a cómics como el de "La tumba de Drácula" de los años 70 o a films de culto como "La máscara de la muerte roja / The Masque of the Red Death", de Roger Corman.
Dos planos de realidad, telequinesia y secuestros infantiles al más puro estilo de "La furia / The Fury" (1978), damiselas en apuros que dan la vuelta a la historia, los continuos macguffin como la cinta cassette o el libro de notas perdido; todo mezclado para divertir y sorprender a partes iguales. Se trata de una mezcla que nos recuerda a las "Historias para no dormir" de Narciso Ibáñez Serrador, con elementos "La dimensión desconocida / The Twilight Zone" de Rod Serling, y un doble del profesor Cavan de "El día de la bestia". Todo ello, patrocinado por unos laboratorios que podrían perfectamente estar detrás del Dharma de "Perdidos / Lost".
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El film argentino "Historia de lo oculto", estrenado en Sitges en 2020 y desde esta semana en Netflix, utiliza el blanco y negro y el formato 4:3 para retrotraernos al cine de terror clásico y hacer una pequeña historia del género a través de planos homenaje, referencias directas a obras consagradas del terror y realidades alternativas. Todo este popurrí se presenta en un simulado "tiempo real".
Esta obra irreverente de Cristian Ponce ha podido realizarse gracias al éxito que está teniendo con la serie de animación "La frecuencia Kirlian" en Netflix. En "Historia de lo oculto" nos ofrece un formato de periodismo de investigación al servicio del terror más gamberro del género, en el que se juega al equívoco con el espectador, con continuos anacronismos, como con el iPhone que aparece al final de la película ambientada en 1987, y que se presenta como la clave para que los investigadores consigan su objetivo.
La trama gira en torno a la emisión del último programa de "60 minutos para medianoche", donde su presentador quiere sacar a la luz una conspiración política para controlar el país por medio de la reelección de su presidente en las próximas elecciones. Con esto se podría ya haber realizado la película, pero el elemento sobrenatural viene por que los conspiradores son brujos, compañeros de facultad que, tras triunfar en los negocios, dan el salto a la política nacional.
Su desarrollo es intencionadamente confuso, tenemos varios escenarios: por una parte, el programa de entrevistas, que vemos en el plató y a través del aparato de televisión; por otra, el centro de todo, la casa en la que los periodistas están ocultos moviendo los hilos para conseguir la confesión del invitado del plató. En un tercer escenario, tenemos a una estudiante en peligro que es la clave para que todo se resuelva a favor de los investigadores. Los tres puntos de acción se conectan a través del teléfono, protagonista de muchas de las obras de terror a lo largo de su historia.
Ponce mezcla aquí política y periodismo con tentáculos que aparecen de la nada, aquelarres, drogas, teléfonos de rueda y móviles última generación, el blanco y negro con rojos que nos trasladan a cómics como el de "La tumba de Drácula" de los años 70 o a films de culto como "La máscara de la muerte roja / The Masque of the Red Death", de Roger Corman.
Dos planos de realidad, telequinesia y secuestros infantiles al más puro estilo de "La furia / The Fury" (1978), damiselas en apuros que dan la vuelta a la historia, los continuos macguffin como la cinta cassette o el libro de notas perdido; todo mezclado para divertir y sorprender a partes iguales. Se trata de una mezcla que nos recuerda a las "Historias para no dormir" de Narciso Ibáñez Serrador, con elementos "La dimensión desconocida / The Twilight Zone" de Rod Serling, y un doble del profesor Cavan de "El día de la bestia". Todo ello, patrocinado por unos laboratorios que podrían perfectamente estar detrás del Dharma de "Perdidos / Lost".
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