Crítica: "Sinjar", tres mujeres, dolor y violencia

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"Sinjar"
"Sinjar"
Por Eduardo Larrocha    
 
Anna María Bofarull construye "Sinjar" a partir de  historias verdaderas. Los personajes encarnan a personas reales: Carlota (Nora Navas), Hadia (Halima Itter) y Arjín, interpretada por Emma Eido, una mujer de religión yazidi, convertida en esclava sexual y criada de una familia del Estado islámico que fue secuestrada a los nueve años. La provincia de Sinjar en el Kurdistán iraquí, muy cerca de la frontera Siria, aglutina a las tres protagonistas de esta película que reconstruye fragmentos de la vida de estas tres mujeres que representan la perversa doble moral y las distintas formas de dolor que lleva consigo la violencia y mentalidad del integrismo islamista.

La documentalista catalana que en 2014 ganó el premio del público en la Semana de cine de Valladolid por "Sonata para violoncelo" viajó ese mismo año a la provincia iraquí, poco después de la instauración del Estado islámico. Allí se dio de bruces con dramáticas situaciones reales que conmovieron su conciencia y que años después ha conseguido llevar a la pantalla. La cineasta  que dirige, ha escrito el guión y en parte producido "Sinjar", confiesa que le parecía inverosímil que, en el mismo momento en que ella estaba viviendo tranquilamente en Barcelona, algo así pudiera suceder. "Poco después viajé a Sinjar y empecé a hablar con estas mujeres, -añade Bofarull- las que habían conseguido escapar, algunas con sus hijos, otras los habían tenido que dejar atrás, sin saber exactamente dónde. Sus historias me horrorizaron, me impactaron, dejaron en mí una huella que me llevaría a escribir y a hacer realidad esta película. También descubrí la historia de las madres occidentales cuyos hijos desaparecían repentinamente para luchar en Siria".
     
El testimonio de la realizadora viene a ser una sinopsis de esta producción que tuvo su preestreno en el último Festival de Cine Español de Málaga donde causó un gran impacto. El mismo revulsivo que suponen las más de dos horas de visionado que no se hacen largas, especialmente al seguir los pasos de Hadia y Arjín en "Sinjar". La película nos hace sentir dolor y empatía por estas mujeres: las que siguen siendo esclavas y las que una vez han escapado de su cautiverio se ponen a luchar con la milicias kurdas. Algo repetitivo resulta el relato del personaje de Carlota, enfermera en Barcelona. No obstante la interpretación de Nora Navas es magnífica en su papel de una madre de un joven confuso y vitalmente desorientado.
     
Inmersos como estamos en la ya persistente amenaza de la invasión rusa de Ucrania, con "Sinjar" volvemos a revivir una situación que parecía que hubiéramos dejado atrás. No es que este drama resulte anacrónico, lo que evidencia la película es lo pronto que olvidamos las desgracias que asolan nuestro mundo y cómo un nuevo terror tapa al anterior. Son las protectoras autodefensas de nuestra frágil y selectiva memoria, pendiente de lo que contamos en los medios de comunicación.

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