Crítica: "Juego de brujas", los peligros de la realidad virtual
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Fabian Forte, uno de los exponentes del cine de terror fantástico nacional, filma esta peculiar propuesta juvenil que cruza brujería con realidad virtual. El género de terror representa los miedos en todas sus formas y matices. En "Juego de brujas" (2023), se retratan los peligros de no poder distinguir la realidad de la fantasía ante la propuesta lúdica del juego. Y cuando se trata de brujas y demonios en medio de un entorno familiar, las cosas se ponen ásperas.
Una chica ensangrentada deja una caja en la puerta de la casa de Mara (Lourdes Mansilla). Ella, recién cumplidos sus 18 años y amante de los videojuegos, abre la caja y saca un juego de realidad virtual que enseña a ser bruja a quien acepte el desafío. En medio de la noche, su hermana menor desaparece y ella queda atrapada en el mundo paralelo proporcionado por el juego, junto a dos brujas y un brujo vestidos con estilo victoriano. Estos representantes del "orden restaurador" la manipulan para que adquiera los poderes de hechicera y así poder rescatar a su hermana.
"Juego de brujas" (2023) combina elementos de una tira juvenil, con problemas familiares y relaciones amorosas adolescentes, con el entramado del terror fantástico de brujería y demonios. Hay cierto humor irónico y paródico deslizado en los acontecimientos, pero nunca se explicita lo suficiente como para afirmar que estamos ante una parodia, en este film que se mueve entre la serie "Sabrina, la bruja adolescente" (1996) y una película de Roman Polanski, sin llegar a definir su tono por completo.
Sucede que "Juego de brujas" no es ni una cosa ni la otra. No es la fantasía de terror infantil de "Las brujas / The Witches" (2020) o "Abracadabra / Hocus Pocus" (1993), ni el cuento macabro de "La semilla del diablo / El bebé de Rosemary / Rosemary's Baby" (1968) o "El quimérico inquilino / El inquilino / Le Locataire" (1976). Tiene el estilo ligero y desprejuiciado de las primeras, pero también la densidad y oscuridad truculenta de las últimas.
El director de "Legiones" (2022) y "El muerto cuenta su historia" (2016) disfruta de la desmesura en esta propuesta, con mucha sangre y efectos especiales clase B, que busca representar la actitud juvenil de rebeldía a través de su protagonista. Ella discute con sus padres y su hermana para ingresar en un mundo que cree dominar, pero que finalmente pone en crisis sus preceptos.
Forte, quien también es guionista, presenta un conflicto claro que lleva a su protagonista al mundo fantástico (con un gran trabajo de dirección de arte), el cual crece como una bola de nieve con el paso de los minutos. Este desencadenante resulta efectivo para una película excesiva que no logra encontrar completamente el tono de su propuesta.
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Una chica ensangrentada deja una caja en la puerta de la casa de Mara (Lourdes Mansilla). Ella, recién cumplidos sus 18 años y amante de los videojuegos, abre la caja y saca un juego de realidad virtual que enseña a ser bruja a quien acepte el desafío. En medio de la noche, su hermana menor desaparece y ella queda atrapada en el mundo paralelo proporcionado por el juego, junto a dos brujas y un brujo vestidos con estilo victoriano. Estos representantes del "orden restaurador" la manipulan para que adquiera los poderes de hechicera y así poder rescatar a su hermana.
"Juego de brujas" (2023) combina elementos de una tira juvenil, con problemas familiares y relaciones amorosas adolescentes, con el entramado del terror fantástico de brujería y demonios. Hay cierto humor irónico y paródico deslizado en los acontecimientos, pero nunca se explicita lo suficiente como para afirmar que estamos ante una parodia, en este film que se mueve entre la serie "Sabrina, la bruja adolescente" (1996) y una película de Roman Polanski, sin llegar a definir su tono por completo.
Sucede que "Juego de brujas" no es ni una cosa ni la otra. No es la fantasía de terror infantil de "Las brujas / The Witches" (2020) o "Abracadabra / Hocus Pocus" (1993), ni el cuento macabro de "La semilla del diablo / El bebé de Rosemary / Rosemary's Baby" (1968) o "El quimérico inquilino / El inquilino / Le Locataire" (1976). Tiene el estilo ligero y desprejuiciado de las primeras, pero también la densidad y oscuridad truculenta de las últimas.
El director de "Legiones" (2022) y "El muerto cuenta su historia" (2016) disfruta de la desmesura en esta propuesta, con mucha sangre y efectos especiales clase B, que busca representar la actitud juvenil de rebeldía a través de su protagonista. Ella discute con sus padres y su hermana para ingresar en un mundo que cree dominar, pero que finalmente pone en crisis sus preceptos.
Forte, quien también es guionista, presenta un conflicto claro que lleva a su protagonista al mundo fantástico (con un gran trabajo de dirección de arte), el cual crece como una bola de nieve con el paso de los minutos. Este desencadenante resulta efectivo para una película excesiva que no logra encontrar completamente el tono de su propuesta.
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