Crítica: "Las chicas están bien", desdibujando la línea entre la realidad y el ensayo
- por © NOTICINE.com
Por Alvaro Arce
La actriz y directora primeriza Itsaso Arana presenta en "Las chicas están bien" (2023), que llega este fin de semana a cines españoles, un análisis de los roles y situaciones sociales a los que se enfrentan las mujeres, desde la perspectiva de un ensayo teatral realizado por cuatro actrices y su escritora.
Con su ópera prima, Arana decide alejarse de las narrativas tradicionales, optando por una historia en la que el elenco, conformado por Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro y la propia Arana, interpreta versiones de sí mismas. Al colocar al espectador en esta realidad alterada, lo hace cómplice de los juegos y secretos que comparten las protagonistas, sumergiéndolo en la camaradería del grupo.
Con el pretexto de ensayar una obra teatral ambientada en el siglo XVII, las cinco protagonistas pasan una semana en una casa de ensueño en medio del campo, donde no hay señal de celular. Aisladas, las chicas aprovechan la oportunidad para practicar sus actuaciones, pero también para conocerse mejor y abrirse emocionalmente.
La fotografía de Sara Gallego ("Contando ovejas") y la edición de Marta Velasco ("La piel que habito") contribuyen a crear un ambiente de ensueño que complementa visualmente la temática clásica de la obra.
La película juega con los "papeles" que las mujeres a menudo terminan interpretando, o se espera que interpreten, en su vida cotidiana: la madre, la exnovia, el interés romántico, la hija, entre otros. Sin embargo, mediante el aislamiento de las protagonistas, Arana plantea que el papel más crucial, el que sustenta a los demás, es el de amiga.
A lo largo de la película, se resalta constantemente el apoyo entre las compañeras, ayudándose mutuamente a "ensayar" diversos aspectos de sus vidas que habían evitado enfrentar antes del viaje, para que, al volver al mundo exterior, puedan hacerlo con más confianza.
"Las chicas están bien" presenta una película que no teme experimentar, aunque a veces esas decisiones no contribuyan a la totalidad de la obra, logra superar esos obstáculos gracias a la dinámica de las protagonistas, quienes logran llevar su amistad de la vida real a la pantalla, y a la dirección de fotografía, que en ocasiones evoca la composición de las pinturas características del rococó francés.
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La actriz y directora primeriza Itsaso Arana presenta en "Las chicas están bien" (2023), que llega este fin de semana a cines españoles, un análisis de los roles y situaciones sociales a los que se enfrentan las mujeres, desde la perspectiva de un ensayo teatral realizado por cuatro actrices y su escritora.
Con su ópera prima, Arana decide alejarse de las narrativas tradicionales, optando por una historia en la que el elenco, conformado por Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro y la propia Arana, interpreta versiones de sí mismas. Al colocar al espectador en esta realidad alterada, lo hace cómplice de los juegos y secretos que comparten las protagonistas, sumergiéndolo en la camaradería del grupo.
Con el pretexto de ensayar una obra teatral ambientada en el siglo XVII, las cinco protagonistas pasan una semana en una casa de ensueño en medio del campo, donde no hay señal de celular. Aisladas, las chicas aprovechan la oportunidad para practicar sus actuaciones, pero también para conocerse mejor y abrirse emocionalmente.
La fotografía de Sara Gallego ("Contando ovejas") y la edición de Marta Velasco ("La piel que habito") contribuyen a crear un ambiente de ensueño que complementa visualmente la temática clásica de la obra.
La película juega con los "papeles" que las mujeres a menudo terminan interpretando, o se espera que interpreten, en su vida cotidiana: la madre, la exnovia, el interés romántico, la hija, entre otros. Sin embargo, mediante el aislamiento de las protagonistas, Arana plantea que el papel más crucial, el que sustenta a los demás, es el de amiga.
A lo largo de la película, se resalta constantemente el apoyo entre las compañeras, ayudándose mutuamente a "ensayar" diversos aspectos de sus vidas que habían evitado enfrentar antes del viaje, para que, al volver al mundo exterior, puedan hacerlo con más confianza.
"Las chicas están bien" presenta una película que no teme experimentar, aunque a veces esas decisiones no contribuyan a la totalidad de la obra, logra superar esos obstáculos gracias a la dinámica de las protagonistas, quienes logran llevar su amistad de la vida real a la pantalla, y a la dirección de fotografía, que en ocasiones evoca la composición de las pinturas características del rococó francés.
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