Crítica: "Chau, Buenos Aires", ansias enormes de llegar
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Amparo Cabal
El director argentino residente en Alemania Germán Kral dirige "Chau, Buenos Aires" (2023), su primer largometraje de ficción realizado en coproducción entre Alemania y Argentina: un relato en clave de tango sobre el exilio en plena crisis del 2001.
Buenos Aires, fines del 2001. Julio Färber es un bandoneonista que integra un quinteto de tango del barrio de Pompeya. A medida que se acerca el momento de mayor ebullición social de la crisis en la que se encuentra sumido el país, las fuerzas que atan a Julio a su lugar de origen se vuelven más endebles debido al hastío, y él comienza a pensar en exiliarse en Alemania.
"Chau, Buenos Aires" es la primera incursión de Germán Kral en el largometraje de ficción. La película, coescrita por Kral, Stephan Puchner y Fernando Castets (frecuente colaborador de Juan José Campanella), aborda la temática del exilio desde la perspectiva del que "huye", y posa así su mirada sobre aquel que es miembro de una comunidad por la cual no toma partido, una comunidad de la cual, de una u otra manera, no se siente parte. Desde esta perspectiva se indaga en el impacto que un individuo puede tener en su grupo de pertenencia, y en las múltiples maneras en que lo colectivo (o lo comunitario) atraviesa al individuo.
Entre las realizaciones previas del director argentino residente en Alemania destacan "El último aplauso" (2009) y "Un tango más" (2015), documentales en los que el tango es protagonista. En "Chau, Buenos Aires", esta música cumple también un rol imprescindible. Los orígenes germanos del bandoneón, instrumento emblemático del sonido tanguero, lo vuelven un símbolo más de la tensión entre el país que se abandona y aquel por el cual se lo abandona. Alemania es en esta película una idea, una suerte de tierra prometida. Asimismo, a través de la decisión de otorgar un espacio de relevancia a un puñado de tangos canónicos, entre ellos "Vida mía", "Pasional", "Desencuentro", "Cambalache" y "El día que me quieras", se evoca una fuerte identidad nacional que nos convoca sin que necesitemos ser oyentes habituales del género.
La película está protagonizada por Diego Cremonesi, quien encontró los matices precisos para presentar a su conflictuado personaje, y cuenta con las actuaciones de Marina Bellatti, Carlos Portaluppi, Rafael Spregelburd, Manuel Vicente y Mario Alarcón. Cada rol está prolijamente escrito e interpretado, y no requerimos más que breves intervenciones de cada uno de ellos para trazar un firme contorno de sus imágenes.
"Chau, Buenos Aires" tiene algunos planos muy bellos, varios momentos de humor destacados y algunas escenas muy emotivas. Debido a su fuerte raigambre en un momento histórico de la Argentina, el uso de material de archivo a manera de apoyo al relato pareciera ser prescindible, al menos parcialmente, para el público local; por el contrario, el público extranjero podría precisarlo.
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El director argentino residente en Alemania Germán Kral dirige "Chau, Buenos Aires" (2023), su primer largometraje de ficción realizado en coproducción entre Alemania y Argentina: un relato en clave de tango sobre el exilio en plena crisis del 2001.
Buenos Aires, fines del 2001. Julio Färber es un bandoneonista que integra un quinteto de tango del barrio de Pompeya. A medida que se acerca el momento de mayor ebullición social de la crisis en la que se encuentra sumido el país, las fuerzas que atan a Julio a su lugar de origen se vuelven más endebles debido al hastío, y él comienza a pensar en exiliarse en Alemania.
"Chau, Buenos Aires" es la primera incursión de Germán Kral en el largometraje de ficción. La película, coescrita por Kral, Stephan Puchner y Fernando Castets (frecuente colaborador de Juan José Campanella), aborda la temática del exilio desde la perspectiva del que "huye", y posa así su mirada sobre aquel que es miembro de una comunidad por la cual no toma partido, una comunidad de la cual, de una u otra manera, no se siente parte. Desde esta perspectiva se indaga en el impacto que un individuo puede tener en su grupo de pertenencia, y en las múltiples maneras en que lo colectivo (o lo comunitario) atraviesa al individuo.
Entre las realizaciones previas del director argentino residente en Alemania destacan "El último aplauso" (2009) y "Un tango más" (2015), documentales en los que el tango es protagonista. En "Chau, Buenos Aires", esta música cumple también un rol imprescindible. Los orígenes germanos del bandoneón, instrumento emblemático del sonido tanguero, lo vuelven un símbolo más de la tensión entre el país que se abandona y aquel por el cual se lo abandona. Alemania es en esta película una idea, una suerte de tierra prometida. Asimismo, a través de la decisión de otorgar un espacio de relevancia a un puñado de tangos canónicos, entre ellos "Vida mía", "Pasional", "Desencuentro", "Cambalache" y "El día que me quieras", se evoca una fuerte identidad nacional que nos convoca sin que necesitemos ser oyentes habituales del género.
La película está protagonizada por Diego Cremonesi, quien encontró los matices precisos para presentar a su conflictuado personaje, y cuenta con las actuaciones de Marina Bellatti, Carlos Portaluppi, Rafael Spregelburd, Manuel Vicente y Mario Alarcón. Cada rol está prolijamente escrito e interpretado, y no requerimos más que breves intervenciones de cada uno de ellos para trazar un firme contorno de sus imágenes.
"Chau, Buenos Aires" tiene algunos planos muy bellos, varios momentos de humor destacados y algunas escenas muy emotivas. Debido a su fuerte raigambre en un momento histórico de la Argentina, el uso de material de archivo a manera de apoyo al relato pareciera ser prescindible, al menos parcialmente, para el público local; por el contrario, el público extranjero podría precisarlo.
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