Crítica: "Luna", Cortés-Cavanillas flota en el espacio
- por © Cineuropa-NOTICINE.com
Por Olivia Popp-Cineuropa
La película de Alfonso Cortés-Cavanillas "Luna" (2024), sobre una tripulación de astronautas perdida en el espacio, es un trabajo honesto que no brilla a nivel técnico pero cuenta con algún logro cinematográfico.
Con una trama que recuerda inevitablemente al thriller espacial de Alfonso Cuarón, "Gravity", el drama de ciencia ficción español "Luna" de Alfonso Cortés-Cavanillas se presentó en el Festival de Sitges, donde tuvo su estreno mundial en la Competencia Oficial Fantástica. Ante la demanda del público por ciencia ficción "creíble" y realista, "Luna" supone un reto considerable frente al presupuesto de 100 millones de dólares de "Gravity". Sin embargo, Cortés-Cavanillas afronta el desafío con valentía, aunque se ve limitado por un guion excesivamente enrevesado y unos efectos técnicos que no destacan, pero logra demostrar un estilo cinematográfico vívido y unas dotes de dirección prometedoras.
Un grupo de astronautas (un elenco sólido de favoritos españoles, entre ellos Marian Álvarez, Greta Fernández, Asier Etxeandia y Roberto Álamo) en una expedición privada para fotografiar un cometa queda varado en la Luna después de que un fragmento del cometa impacte contra la Tierra, cortando toda comunicación. Mientras enfrentan los primeros daños causados por los escombros entrantes y comienzan a quedarse sin oxígeno, deben trabajar juntos para encontrar una forma de sobrevivir, todo ello mientras enfrentan desacuerdos internos sobre qué hacer. La película se divide en capítulos según las fases de la Luna (primer cuarto, luna nueva, etc.), lo que indica que cada sección transcurre en un período de tres o cuatro días, abarcando un total de unas pocas semanas.
El guion, escrito por Jorge Navarro de Lemus, Elena Mayra y Cortés-Cavanillas, se basa en gran medida en secuencias complejas impulsadas por el diálogo, lo que ralentiza el sentido innato de angustia de la película, en lugar de dejar que la abrumadora naturaleza del vacío espacial se apodere de la narrativa. Algo que "Luna" podría tomar de "Gravity" es un mayor enfoque en sus dimensiones más humanas, ofreciendo a los actores talentosos más oportunidades para respirar en momentos de silencio y angustia, ya que la película funciona mejor cuando lo hace.
Con el presupuesto limitado de la película, el director lucha por manejar de manera convincente la física del movimiento de los astronautas con la gravedad de la Luna, lo que a veces hace que la película pierda verosimilitud. El punto fuerte de "Luna" es, en última instancia, el estilo visual del director, quien hace un excelente uso de imágenes en claroscuro, con los astronautas en trajes blancos brillantes contrastando con la oscuridad total del espacio. Los trajes espaciales, diseñados por Ana Locking, están equipados con lámparas tipo faro en los cascos, lo que permite que los rostros sean visibles y sólo ilumina lo necesario, dejando que el resto se desvanezca, y los personajes permanecen en los trajes durante toda la película.
Cortés-Cavanillas, quien también ejerce de operador de cámara junto al director de fotografía Eduardo Mangada, enmarca primeros planos de los rostros de los personajes —sin el casco del traje espacial— contra un fondo negro, lo que crea de manera convincente una sensación de aislamiento extremo en un efecto casi de retrato. El director también utiliza el diseño de sonido de David Doubtfire a su favor, con el crepitar de las comunicaciones de los astronautas y el suave amortiguamiento de sus voces sobre el ruido blanco de los radios de los trajes espaciales, generando una atmósfera sonora en la que siempre parece que algo está a punto de suceder.
"Luna" alcanza su mayor impacto emocional cuando Cortés-Cavanillas deja de lado el intento de replicar con precisión la Luna y se centra más en el existencialismo de la situación, enfatizando los aspectos que hacen que la película se asemeje más a una obra de teatro. Los dramáticos planos generales de los astronautas, que aparecen como pequeñas manchas luminosas contra la superficie lunar, son más que suficientes para resaltar la precariedad de su situación y la inmensidad abrumadora del espacio.
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La película de Alfonso Cortés-Cavanillas "Luna" (2024), sobre una tripulación de astronautas perdida en el espacio, es un trabajo honesto que no brilla a nivel técnico pero cuenta con algún logro cinematográfico.
Con una trama que recuerda inevitablemente al thriller espacial de Alfonso Cuarón, "Gravity", el drama de ciencia ficción español "Luna" de Alfonso Cortés-Cavanillas se presentó en el Festival de Sitges, donde tuvo su estreno mundial en la Competencia Oficial Fantástica. Ante la demanda del público por ciencia ficción "creíble" y realista, "Luna" supone un reto considerable frente al presupuesto de 100 millones de dólares de "Gravity". Sin embargo, Cortés-Cavanillas afronta el desafío con valentía, aunque se ve limitado por un guion excesivamente enrevesado y unos efectos técnicos que no destacan, pero logra demostrar un estilo cinematográfico vívido y unas dotes de dirección prometedoras.
Un grupo de astronautas (un elenco sólido de favoritos españoles, entre ellos Marian Álvarez, Greta Fernández, Asier Etxeandia y Roberto Álamo) en una expedición privada para fotografiar un cometa queda varado en la Luna después de que un fragmento del cometa impacte contra la Tierra, cortando toda comunicación. Mientras enfrentan los primeros daños causados por los escombros entrantes y comienzan a quedarse sin oxígeno, deben trabajar juntos para encontrar una forma de sobrevivir, todo ello mientras enfrentan desacuerdos internos sobre qué hacer. La película se divide en capítulos según las fases de la Luna (primer cuarto, luna nueva, etc.), lo que indica que cada sección transcurre en un período de tres o cuatro días, abarcando un total de unas pocas semanas.
El guion, escrito por Jorge Navarro de Lemus, Elena Mayra y Cortés-Cavanillas, se basa en gran medida en secuencias complejas impulsadas por el diálogo, lo que ralentiza el sentido innato de angustia de la película, en lugar de dejar que la abrumadora naturaleza del vacío espacial se apodere de la narrativa. Algo que "Luna" podría tomar de "Gravity" es un mayor enfoque en sus dimensiones más humanas, ofreciendo a los actores talentosos más oportunidades para respirar en momentos de silencio y angustia, ya que la película funciona mejor cuando lo hace.
Con el presupuesto limitado de la película, el director lucha por manejar de manera convincente la física del movimiento de los astronautas con la gravedad de la Luna, lo que a veces hace que la película pierda verosimilitud. El punto fuerte de "Luna" es, en última instancia, el estilo visual del director, quien hace un excelente uso de imágenes en claroscuro, con los astronautas en trajes blancos brillantes contrastando con la oscuridad total del espacio. Los trajes espaciales, diseñados por Ana Locking, están equipados con lámparas tipo faro en los cascos, lo que permite que los rostros sean visibles y sólo ilumina lo necesario, dejando que el resto se desvanezca, y los personajes permanecen en los trajes durante toda la película.
Cortés-Cavanillas, quien también ejerce de operador de cámara junto al director de fotografía Eduardo Mangada, enmarca primeros planos de los rostros de los personajes —sin el casco del traje espacial— contra un fondo negro, lo que crea de manera convincente una sensación de aislamiento extremo en un efecto casi de retrato. El director también utiliza el diseño de sonido de David Doubtfire a su favor, con el crepitar de las comunicaciones de los astronautas y el suave amortiguamiento de sus voces sobre el ruido blanco de los radios de los trajes espaciales, generando una atmósfera sonora en la que siempre parece que algo está a punto de suceder.
"Luna" alcanza su mayor impacto emocional cuando Cortés-Cavanillas deja de lado el intento de replicar con precisión la Luna y se centra más en el existencialismo de la situación, enfatizando los aspectos que hacen que la película se asemeje más a una obra de teatro. Los dramáticos planos generales de los astronautas, que aparecen como pequeñas manchas luminosas contra la superficie lunar, son más que suficientes para resaltar la precariedad de su situación y la inmensidad abrumadora del espacio.
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