Crítica Morelia: "La cocina", menú recalentado

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"La cocina"
"La cocina"
Por José Romero Carrillo      

La relación del director Alonso Ruizpalacios con el Festival Internacional de Morelia sigue fuerte y constante. Prueba de ello es que los cuatro largometrajes que ha realizado hasta el momento han formado parte de la Competencia de Largometraje Mexicano, ganándola en una ocasión por su ópera prima "Güeros".

La misma afinidad que Ruizpalacios tiene con el festival michoacano parece replicarse con el aún más prestigioso Festival Internacional de Cine de Berlín, que lo ha seleccionado siempre para su competencia principal. En febrero pasado arribó a la capital alemana con "La cocina", y al parecer ello bastó para competir en Morelia, tras pasar por otros certámenes, entre ellos el de Valladolid, la Seminci, hace pocos días, y antes los de Beijing, Tribeca, Zurich, Lóndres o Deauville, por solo citar unos pocos.

"La Cocina" es una coproducción entre Estados Unidos y México, y por lo visto, el primer intento de Ruizpalacios de ampliar sus fronteras como director, para ello convoca a la internacionalmente conocida Rooney Mara.



"La Cocina" carga el peso de varios factores que juegan en su contra. El propio director ha declarado que este proyecto estaba destinado a ser su opera prima pero hace una década su producción resultó inviable. Luego de ver en aquellos años la obra teatral "The Kitchen", de Arnold Wesker, quedó prendado de su carácter devastador y multicultural que se propuso adaptarla. Ante la imposibilidad, "Güeros" (2014) asumió su lugar; tras verla uno puede percibir que comparten sensaciones que van más allá del blanco y negro que las emparentan en primera instancia.

El tiempo transcurrido y carácter de pendiente han hecho de "La Cocina" una propuesta forzada. Una "Torre de Babel" que tiene lugar en un restaurante de Manhattan donde se entrecruzan nacionalidades y vidas, resulta demasiado "procesada" y lastrada por una (excesiva) ambición o la responsabilidad (auto impuesta) de ratificar las logros que había demostrado en sus films previos.

Las brutales consecuencias del capitalismo dominante a nivel global, las jerarquías laborales, la existencia precaria,  son ideas, sensaciones, que sobrevuelan toda la historia. El problema es que se encuentran subrayadas. Una receta "cocinada y recalentada" a lo largo de sus 139 minutos.

Esta noción que tenemos de "repetición", se extiende al formalismo de su puesta en escena. Alonso Ruizpalacios se regodea en retratar "las dinamicas de poder" en secuencias irreales, grotescas, ampulosas que no están en equilibrio con lo íntimo de los sueños y expectativas de sus protagonistas. Lo apabullante de su instancia final, de inmediato, le canjea el rechazo en muchos espectadores.

Como nunca antes habíamos observado tenemos a un Ruizpalacios en descontrol, al pecar de virtuosista deja de comprender a sus personajes o simplemente los pierde como la jovencita de las primeras secuencias. Que diferencia con "Museo" (2018) o "Una Película de Policias" (2021), en las cuales demostraba que su dominio era visible a distintos niveles. Ahora en "La Cocina" presenciamos algo insospechado para varios de nosotros: como se va frenando una carrera que hasta el momento parecía en ascenso.

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