Crítica: "Lo que quisimos ser", Alejandro Agresti y una fábula llena de identidad y cine

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"Lo que quisimos ser"
"Lo que quisimos ser"
Por Emiliano Basile      

Con "Lo que quisimos ser" (2024), premiada estos últimos días en el Festival de la UBA, El argentino Alejandro Agresti regresa con una propuesta sencilla pero profundamente emotiva.

Agresti vuelve a tocar temas profundos a partir de situaciones simples. La premisa central gira en torno al encuentro entre Irene (Eleonora Wexler) y Yuri (Luis Rubio), dos personajes que se conocen en un cine. A partir de esa reunión casual, comienza un juego donde ambos deciden no revelar quiénes son, sino quiénes alguna vez soñaron ser.

Este planteamiento, tan creativo como nostálgico, abre la puerta a un mundo donde la imaginación se convierte en el medio para explorar las vidas que pudieron haber tenido. Cada jueves, estos personajes se encuentran en un café porteño, cada vez más inmersos en sus versiones soñadas de astronauta y novelista. No obstante, como en toda fábula existencial, las ausencias y las realidades empiezan a interrumpir esta fantasía compartida.



La dirección de Agresti es, como siempre, un reflejo de su amor por el poder transformador del cine. El director de "El viento se llevó lo qué" (1998), "Valentín" (2002) y "Mecánica Popular" (2015), demuestra una vez más su capacidad para mezclar la fantasía con lo cotidiano, creando un espacio donde el cine y la literatura son herramientas clave para construir identidades. En este sentido, Agresti no solo cuenta una historia, sino que usa el cine como un medio para explorar el potencial transformador del arte en la vida de las personas.

Una de las características fundamentales de sus relatos es su fuerte conexión con la cultura argentina. Los diálogos, los espacios, y las interacciones entre los personajes están profundamente marcados por la "argentinidad". Cafés porteños, cines antiguos de la calle Lavalle y librerías viejas forman el escenario perfecto para esta historia de amor que, aunque se presenta como una simple fábula, esconde capas de significado sobre la vida en Buenos Aires.

Los personajes de Luis Rubio, construido como un alter ego del director, y sobre todo el de Eleonora Wexler, de enorme actuación, alternan realidad y la fantasía en forma de comentario sobre cómo todos, en algún momento, usamos la imaginación para escapar o sobrellevar nuestras rutinas. El cine y la literatura funcionan aquí como medios de escape, pero también como herramientas para definir quiénes somos.

Frases como "Siempre elegimos ser lo que nos piden, por miedo a quedarnos solos" sintetizan la profundidad conmovedora del relato. Alejandro Agresti regresa a su mejor forma con Lo que quisimos ser, una pequeña gran película que invita a la emoción y a la reflexión por igual.

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