Critica: "Terrifier 3", Damien Leone y la trilogía gore por excelencia
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Miguel Calabria
El cine gore surge a partir de la experimentación de los años 60, con películas como "Blood Feast" (1963), dirigida por Herschell Gordon Lewis. Hoy en día, además de servir como una excusa para mostrar la mayor cantidad de sangre y desmembramientos posibles, se fusiona perfectamente con ciertos estilos de horror, dando origen al subgénero de horror comedy, una combinación de comedia y terror clásico que se centra más en situaciones horripilantemente cómicas que en atmósferas sombrías y terroríficas. Este subgénero juega con los clichés del género de terror, subvirtiéndolos o exagerándolos para generar risa en lugar de susto. Entre los grandes exponentes se encuentran "Muertos de risa" ("Shaun of the Dead", 2004) de Edgar Wright, "Noche alucinante" ("Evil Dead 2", 1987) de Sam Raimi y "Un hombre lobo americano en Londres" ("An American Werewolf in London", 1981) de John Landis.
La saga "Terrifier" encaja en esta descripción, ya que, aunque pertenece más al cine gore que al cómico, ha difuminado la línea entre ambos géneros en su última entrega. La historia de su protagonista (y antagonista), Art el payaso, se remonta a años antes de la primera película, con apariciones en dos producciones previas del mismo director: el corto "El noveno círculo" ("The 9th Circle", 2008) y la película "La víspera de Halloween" ("All Hallows' Eve", 2013), junto con las tres entregas actuales del personaje, sumando un total de cinco apariciones en pantalla.
A medida que el personaje ganó popularidad, se volvió cada vez más sádico y sus acciones más viscerales. Art cobró verdadera relevancia en "Terrifier" (2016), la primera de la trilogía, donde la trama empieza a girar en torno a él y sus crímenes. Esta cinta de bajo presupuesto funcionó como una prueba para el director, evaluando si el personaje sería aceptado por el público. Su secuela, "Terrifier 2" (2022), es una película más completa que deja atrás las limitaciones de presupuesto y presenta una historia con mayor peso, basada en un conflicto clásico entre el bien y el mal, pero con una subversión propia del cine slasher. En ella, Sienna, una adolescente aparentemente común, se convierte en una figura heroica con tintes míticos, mientras que Art representa el mal absoluto y casi sobrenatural.
Art es la encarnación del caos y la violencia, un antagonista sin motivaciones claras más allá del placer de causar sufrimiento y destrucción. Por otro lado, Sienna, quien al principio parece vulnerable, descubre su fuerza interna y un propósito que va más allá de lo cotidiano. Su vínculo no es meramente circunstancial; hay una conexión más profunda y simbólica entre ellos. Sienna no solo lucha por sobrevivir, sino que parece predestinada a enfrentarse a Art, sugiriendo un legado familiar o un destino que la coloca como su antagonista natural.
A lo largo de la película, Sienna asume el rol de la final girl clásica del slasher, pero con un arco de desarrollo mucho más heroico y complejo, que la aleja del estereotipo. En su enfrentamiento final, Sienna no solo es la superviviente, sino una heroína que personifica la luz frente a la oscuridad impenetrable de Art, elevando su confrontación a un nivel casi mitológico dentro del universo del film.
"Terrifier 3: Payaso siniestro / Terrifier 3" (2024) retoma el concepto del enfrentamiento entre Sienna y Art, reviviendo su rivalidad unos años después de los sucesos de la segunda película y expandiendo el grotesco y perturbador universo de Leone, consolidando la saga como una de las más extremas del cine slasher moderno. La película destaca por su ejecución técnica en efectos prácticos, llevando el gore a nuevos niveles de brutalidad.
El diseño de producción sigue la línea oscura y claustrofóbica de sus predecesoras, creando una atmósfera opresiva y cargada de tensión, con escenarios que intensifican el horror visceral y la sensación de aislamiento. La edición, rápida y precisa en las escenas de violencia, juega un papel clave al amplificar la sensación de angustia y shock, mientras que la música, compuesta por Paul Wiley, refuerza el tono macabro y el suspense con una banda sonora que mezcla siniestros sintetizadores y ritmos inquietantes.
A nivel narrativo, la saga puede pecar de simplista y predecible. Sin embargo, lo que realmente define a estas películas es su capacidad para impactar visualmente y sumergir al espectador en una experiencia extrema, llena de violencia gráfica y horror psicológico, consolidándola como la trilogía gore contemporánea por excelencia.
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El cine gore surge a partir de la experimentación de los años 60, con películas como "Blood Feast" (1963), dirigida por Herschell Gordon Lewis. Hoy en día, además de servir como una excusa para mostrar la mayor cantidad de sangre y desmembramientos posibles, se fusiona perfectamente con ciertos estilos de horror, dando origen al subgénero de horror comedy, una combinación de comedia y terror clásico que se centra más en situaciones horripilantemente cómicas que en atmósferas sombrías y terroríficas. Este subgénero juega con los clichés del género de terror, subvirtiéndolos o exagerándolos para generar risa en lugar de susto. Entre los grandes exponentes se encuentran "Muertos de risa" ("Shaun of the Dead", 2004) de Edgar Wright, "Noche alucinante" ("Evil Dead 2", 1987) de Sam Raimi y "Un hombre lobo americano en Londres" ("An American Werewolf in London", 1981) de John Landis.
La saga "Terrifier" encaja en esta descripción, ya que, aunque pertenece más al cine gore que al cómico, ha difuminado la línea entre ambos géneros en su última entrega. La historia de su protagonista (y antagonista), Art el payaso, se remonta a años antes de la primera película, con apariciones en dos producciones previas del mismo director: el corto "El noveno círculo" ("The 9th Circle", 2008) y la película "La víspera de Halloween" ("All Hallows' Eve", 2013), junto con las tres entregas actuales del personaje, sumando un total de cinco apariciones en pantalla.
A medida que el personaje ganó popularidad, se volvió cada vez más sádico y sus acciones más viscerales. Art cobró verdadera relevancia en "Terrifier" (2016), la primera de la trilogía, donde la trama empieza a girar en torno a él y sus crímenes. Esta cinta de bajo presupuesto funcionó como una prueba para el director, evaluando si el personaje sería aceptado por el público. Su secuela, "Terrifier 2" (2022), es una película más completa que deja atrás las limitaciones de presupuesto y presenta una historia con mayor peso, basada en un conflicto clásico entre el bien y el mal, pero con una subversión propia del cine slasher. En ella, Sienna, una adolescente aparentemente común, se convierte en una figura heroica con tintes míticos, mientras que Art representa el mal absoluto y casi sobrenatural.
Art es la encarnación del caos y la violencia, un antagonista sin motivaciones claras más allá del placer de causar sufrimiento y destrucción. Por otro lado, Sienna, quien al principio parece vulnerable, descubre su fuerza interna y un propósito que va más allá de lo cotidiano. Su vínculo no es meramente circunstancial; hay una conexión más profunda y simbólica entre ellos. Sienna no solo lucha por sobrevivir, sino que parece predestinada a enfrentarse a Art, sugiriendo un legado familiar o un destino que la coloca como su antagonista natural.
A lo largo de la película, Sienna asume el rol de la final girl clásica del slasher, pero con un arco de desarrollo mucho más heroico y complejo, que la aleja del estereotipo. En su enfrentamiento final, Sienna no solo es la superviviente, sino una heroína que personifica la luz frente a la oscuridad impenetrable de Art, elevando su confrontación a un nivel casi mitológico dentro del universo del film.
"Terrifier 3: Payaso siniestro / Terrifier 3" (2024) retoma el concepto del enfrentamiento entre Sienna y Art, reviviendo su rivalidad unos años después de los sucesos de la segunda película y expandiendo el grotesco y perturbador universo de Leone, consolidando la saga como una de las más extremas del cine slasher moderno. La película destaca por su ejecución técnica en efectos prácticos, llevando el gore a nuevos niveles de brutalidad.
El diseño de producción sigue la línea oscura y claustrofóbica de sus predecesoras, creando una atmósfera opresiva y cargada de tensión, con escenarios que intensifican el horror visceral y la sensación de aislamiento. La edición, rápida y precisa en las escenas de violencia, juega un papel clave al amplificar la sensación de angustia y shock, mientras que la música, compuesta por Paul Wiley, refuerza el tono macabro y el suspense con una banda sonora que mezcla siniestros sintetizadores y ritmos inquietantes.
A nivel narrativo, la saga puede pecar de simplista y predecible. Sin embargo, lo que realmente define a estas películas es su capacidad para impactar visualmente y sumergir al espectador en una experiencia extrema, llena de violencia gráfica y horror psicológico, consolidándola como la trilogía gore contemporánea por excelencia.
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