Crítica BAFICI: "Tesis sobre una domesticación", quiero esto, lo contrario y lo quiero ahora...
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Por Santiago Echeverría
La coproducción argentino-mexicana "Tesis sobre una domesticación", dirigida por Javier Van de Couter y basada en la novela homónima de Camila Sosa Villada (quien también protagoniza y coescribe el guion), es una película que desafía las narrativas convencionales sobre identidad, éxito y libertad. A través de la historia de una actriz transgénero exitosa que decide adoptar un hijo y formar una familia con su pareja (Alfonso Herrera), la cinta plantea preguntas incómodas sobre el precio de la integración social y las contradicciones del deseo.
El título no es casual: la película explora cómo la búsqueda de aceptación y normalización puede convertirse en otra forma de sometimiento. La protagonista, interpretada con una intensidad cruda por Sosa Villada, ha logrado fama, dinero y reconocimiento, pero su decisión de encajar en estructuras tradicionales (matrimonio, paternidad) la enfrenta a una crisis existencial. ¿Hasta qué punto su elección es auténtica y no una respuesta a las expectativas de una sociedad que premia la asimilación?
Van de Couter evita el discurso fácil. No hay victimización ni romanticismo en esta historia. En cambio, opta por un retrato descarnado de una mujer trans atrapada entre el goce de su libertad sexual y el peso de las convenciones. Las escenas oscilan entre la aparente calma doméstica y encuentros sexuales clandestinos, mostrando una contradictoria dualidad que nunca se resuelve.
El director utiliza un estilo visual minimalista—planos largos, iluminación tenue—para reforzar la sensación de encierro. Los espacios, ya sea un lujoso departamento o un club de encuentros, parecen jaulas elegantes. La falta de un final cerrado refuerza la idea de que esta lucha no tiene solución fácil: la protagonista sigue ciclando entre el deseo y el deber, sin redención posible.
Camila Sosa Villada domina la pantalla con una interpretación que duele por su honestidad. No hay concesiones en su personaje: es egocéntrica, contradictoria y, en momentos, profundamente egoísta. Alfonso Herrera, como su pareja, funciona como contrapunto: sereno pero no pasivo, su silencio es tan elocuente como los arrebatos de ella.
"Tesis sobre una domesticación" no es fácil de digerir. No busca agradar ni ofrecer respuestas. Su mérito está en exponer, sin moralinas, las tensiones de una vida trans que, incluso en el éxito, choca contra los límites de lo permitido. La pregunta que deja flotando es incómoda pero necesaria: ¿Qué sacrificamos cuando dejamos de ser "salvajes" para volvernos "aceptables"?
No es una película sobre identidad de género, sino sobre el costo de domesticar nuestros deseos. Y en ese sentido, duele porque nos enfrenta a las contradicciones en las que todos caemos.
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La coproducción argentino-mexicana "Tesis sobre una domesticación", dirigida por Javier Van de Couter y basada en la novela homónima de Camila Sosa Villada (quien también protagoniza y coescribe el guion), es una película que desafía las narrativas convencionales sobre identidad, éxito y libertad. A través de la historia de una actriz transgénero exitosa que decide adoptar un hijo y formar una familia con su pareja (Alfonso Herrera), la cinta plantea preguntas incómodas sobre el precio de la integración social y las contradicciones del deseo.
El título no es casual: la película explora cómo la búsqueda de aceptación y normalización puede convertirse en otra forma de sometimiento. La protagonista, interpretada con una intensidad cruda por Sosa Villada, ha logrado fama, dinero y reconocimiento, pero su decisión de encajar en estructuras tradicionales (matrimonio, paternidad) la enfrenta a una crisis existencial. ¿Hasta qué punto su elección es auténtica y no una respuesta a las expectativas de una sociedad que premia la asimilación?
Van de Couter evita el discurso fácil. No hay victimización ni romanticismo en esta historia. En cambio, opta por un retrato descarnado de una mujer trans atrapada entre el goce de su libertad sexual y el peso de las convenciones. Las escenas oscilan entre la aparente calma doméstica y encuentros sexuales clandestinos, mostrando una contradictoria dualidad que nunca se resuelve.
El director utiliza un estilo visual minimalista—planos largos, iluminación tenue—para reforzar la sensación de encierro. Los espacios, ya sea un lujoso departamento o un club de encuentros, parecen jaulas elegantes. La falta de un final cerrado refuerza la idea de que esta lucha no tiene solución fácil: la protagonista sigue ciclando entre el deseo y el deber, sin redención posible.
Camila Sosa Villada domina la pantalla con una interpretación que duele por su honestidad. No hay concesiones en su personaje: es egocéntrica, contradictoria y, en momentos, profundamente egoísta. Alfonso Herrera, como su pareja, funciona como contrapunto: sereno pero no pasivo, su silencio es tan elocuente como los arrebatos de ella.
"Tesis sobre una domesticación" no es fácil de digerir. No busca agradar ni ofrecer respuestas. Su mérito está en exponer, sin moralinas, las tensiones de una vida trans que, incluso en el éxito, choca contra los límites de lo permitido. La pregunta que deja flotando es incómoda pero necesaria: ¿Qué sacrificamos cuando dejamos de ser "salvajes" para volvernos "aceptables"?
No es una película sobre identidad de género, sino sobre el costo de domesticar nuestros deseos. Y en ese sentido, duele porque nos enfrenta a las contradicciones en las que todos caemos.
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