Crítica: "Miss Carbón", cómo hacer una película con premisa peliaguda y salir airosa en el intento

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"Miss Carbón"
"Miss Carbón"
Por Angela Pérez Torres            

"Miss Carbón", coproducción argentino-española que llega a cines este viernes, es la historia de la primera mujer minera en un pueblo de la Patagonia: Carla Antonella Rodríguez, una mujer trans empeñada en trabajar en las entrañas de la tierra. Carla, Carlita para los amigos, hace honor a ese dicho que nos recuerda, una y otra vez, que la realidad supera a la ficción, porque Carla Antonella Rodríguez no es solo un personaje más de una película de hora y media que desaparece al salir del cine.

Carla fue (y es) esa mujer para quien la oficina se convirtió en un entorno más hostil que la mina, tan frío y cortante como la propia Patagonia que la vio crecer. Carla tenía claro su objetivo, un sueño que no rindió a las negativas de una sociedad que no terminaba de aceptarla. Carla Antonella Rodríguez es esa mujer que decidió no hacer caso a quienes dudaban de ella, que consiguió resistir ante quienes se le oponían. Una mujer que se atrevió a perseguir su sueño, a adentrarse en un agujero negro para coger pico y pala y cavar, cavar como hacían sus compañeros, y cavar contra esos mitos y supersticiones que impedían a una mujer acudir a la mina. Carla Antonella Rodríguez es, en definitiva, la reina del carbón. Y, aunque el mérito de esta historia es, por supuesto, todo suyo, también es cierto que la realizadora Agustina Macri (hija del expresidente argentino) se lleva otro tanto con esta traslación a la gran pantalla. El tándem que forma con su guionista, Erika Halvorsen, es una demostración de lo que ocurre cuando alguien se compromete con su trabajo.



Y es que "Miss Carbón" es muchas cosas. Entre una de tantas, marca el debut protagónico de una Lux Pascal que brilla con luz propia en la oscuridad de la mina. El público, como un personaje más de la trama, ríe, llora y se estremece con ella. En la piel de Carlita, Lux, hermana trans del también actor chileno Pedro Pascal, sabe ganarse la simpatía de quienes le rodean. Lux es, sin duda, el punto fuerte del film.

Pero "Miss Carbón" es muchas cosas. La sensibilidad con la que se aborda el tema de la película y la complejidad de las contradicciones que sufre la protagonista son solo algunas de ellas. El reparto de personajes es otro acierto más en la producción (a destacar las intervenciones de Romina Escobar y Paco León), pero "Miss Carbón" es mucho más que una buena elección del reparto. "Miss Carbón" es muchas cosas. Entre otras, un ejemplo de cómo, en esta ola del cine marginal de los últimos años, la identidad de género puede abordarse desde el acierto y el respeto. Es la demostración de que, en efecto, se pueden contar historias fuera de lo convencional sin caer en patinazos como ciertos musicales que dicen estar ambientados en América latina.

Así que sí, "Miss Carbón" es muchas cosas, pero trataré de resumirlas en una frase: "Miss Carbón" es, ante todo, un ejemplo del buen "saber hacer" del cine. "Miss Carbón" es, en suma, un paradigma de cómo hacer una película con premisa peliaguda y salir airosa en el intento.

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