Crítica Netflix: "División Palermo 2", con menos sorpresa, pero más incorrección política
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com

Por Emiliano Basile
La serie corta "División Palermo" regresa a Netflix con una segunda entrega que, aunque no logra igualar el factor sorpresa de su antecesora, se afianza como una continuación sólida, ingeniosa y más ambiciosa.
Santiago Korovsky, creador y protagonista, mantiene su tono de sátira filosa, ahora expandiendo tanto el universo narrativo como el elenco. A los personajes ya conocidos se suman figuras destacadas del cine y la televisión argentina como Juan Minujín, Alejandra Flechner, Esteban Bigliardi, Inés Efron y Martín Piroyansky. Este crecimiento no solo aporta una mayor diversidad de registros actorales, sino que también habilita nuevas subtramas que enriquecen el foco principal de la historia.
La expansión territorial de la Guardia Urbana, ahora con nuevas divisiones "diversas" en barrios como Villa Crespo, refuerza el absurdo institucional sobre el que se monta toda la serie. En un contexto de campaña electoral y creciente caos barrial, División Palermo vuelve a poner el dedo en la llaga del ridículo urbano y la política porteña. La sátira es más directa, más incorrecta, y a veces más incómoda.
La trama central gira en torno a Felipe Rozenfeld (Santiago Korovsky), reclutado por los Servicios de Inteligencia gracias a su "cara olvidable", en un juego de espionaje y vigilancia que, como todo en esta serie, bordea el delirio. Su misión es investigar a Milton (Minujín) que opera desde el café de especialidad Cuero Café. La reaparición de Pilar Gamboa como contrapunto romántico ayuda a mantener cierto equilibrio emocional, y la vuelta del elenco original (Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, entre otros) garantiza una continuidad que los fans agradecerán.
Sin embargo, el gran desafío de esta temporada es convivir con la sombra de una primera entrega que rozó la perfección. Hay buenos chistes (la secuencia del asalto al banco perpetrado por un grupo de discapacitados es genial), pero menos memorables. Hay momentos inspirados, pero menos frescos. La serie no pierde su filo, pero sí parte del efecto sorpresa que la hizo única.
La segunda entrega de "División Palermo"es, en definitiva, una continuación digna, con momentos muy disfrutables, como las intervenciones de la chica autista, y una producción más grande a cargo de K&S que apuesta a redoblar su visión de normalidad desde el humor y el absurdo. Puede que ya no cause el mismo impacto que su debut, pero sigue siendo una de las propuestas más originales e inteligentes del panorama actual de las series argentinas.
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La serie corta "División Palermo" regresa a Netflix con una segunda entrega que, aunque no logra igualar el factor sorpresa de su antecesora, se afianza como una continuación sólida, ingeniosa y más ambiciosa.
Santiago Korovsky, creador y protagonista, mantiene su tono de sátira filosa, ahora expandiendo tanto el universo narrativo como el elenco. A los personajes ya conocidos se suman figuras destacadas del cine y la televisión argentina como Juan Minujín, Alejandra Flechner, Esteban Bigliardi, Inés Efron y Martín Piroyansky. Este crecimiento no solo aporta una mayor diversidad de registros actorales, sino que también habilita nuevas subtramas que enriquecen el foco principal de la historia.
La expansión territorial de la Guardia Urbana, ahora con nuevas divisiones "diversas" en barrios como Villa Crespo, refuerza el absurdo institucional sobre el que se monta toda la serie. En un contexto de campaña electoral y creciente caos barrial, División Palermo vuelve a poner el dedo en la llaga del ridículo urbano y la política porteña. La sátira es más directa, más incorrecta, y a veces más incómoda.
La trama central gira en torno a Felipe Rozenfeld (Santiago Korovsky), reclutado por los Servicios de Inteligencia gracias a su "cara olvidable", en un juego de espionaje y vigilancia que, como todo en esta serie, bordea el delirio. Su misión es investigar a Milton (Minujín) que opera desde el café de especialidad Cuero Café. La reaparición de Pilar Gamboa como contrapunto romántico ayuda a mantener cierto equilibrio emocional, y la vuelta del elenco original (Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, entre otros) garantiza una continuidad que los fans agradecerán.
Sin embargo, el gran desafío de esta temporada es convivir con la sombra de una primera entrega que rozó la perfección. Hay buenos chistes (la secuencia del asalto al banco perpetrado por un grupo de discapacitados es genial), pero menos memorables. Hay momentos inspirados, pero menos frescos. La serie no pierde su filo, pero sí parte del efecto sorpresa que la hizo única.
La segunda entrega de "División Palermo"es, en definitiva, una continuación digna, con momentos muy disfrutables, como las intervenciones de la chica autista, y una producción más grande a cargo de K&S que apuesta a redoblar su visión de normalidad desde el humor y el absurdo. Puede que ya no cause el mismo impacto que su debut, pero sigue siendo una de las propuestas más originales e inteligentes del panorama actual de las series argentinas.
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