Crónicas
Amenábar cuenta con Javier Bardem para "Mar adentro", drama real sobre la eutanasia
3-VI-03
El realizador hispano-chileno Alejandro Amenábar, a pesar del éxito internacional -crítico y de taquilla- de su anterior trabajo, "Los otros", que protagonizó Nicole Kidman, ha escogido un tema real que sacudió a la opinión pública española hace pocos años, el del tetrapléjico Ramón Sampedro, quien luchó legalmente 25 años para que se aceptara su derecho a morir y finalmente optó por suicidarse. Javier Bardem será el encargado de incorporarle en "Mar adentro", que coproducirán Sogecine y el propio Amenábar, a través de su compañía Himenóptero. El guión del film lo han escrito a medias Alejandro y su habitual cómplice Mateo Gil, y el rodaje se iniciará el próximo septiembre en Galicia, Madrid y Barcelona.
En el comunicado de empresa del grupo PRISA Sogecine, hecho público este martes, Amenábar, cuya trayectoria se había movido hasta ahora en el terreno del "thriller", el suspense y el terror, afirma: "Puede sorprender el cambio de registro, pero siento que esta película no es un paréntesis, sino la continuación lógica de todo aquello que me interesa del cine y de la vida. La historia de Ramón Sampedro llevaba, de hecho, varios años rondándome la cabeza, y fue al indagar un poco más en su personalidad y sus vivencias cuando decidí que éste sería mi próximo proyecto. No tuve la suerte de conocer a Ramón personalmente, pero estoy seguro de que el inmenso talento de Javier logrará devolver a la vida a un personaje, sin duda, apasionante".
Por su parte, el aludido Bardem, quien tendrá que actuar la mayor parte del film postrado en una cama, dice en el mismo comunicado que considera este proyecto como "la historia de aquellos que consiguen superar el ansia de poseer todo aquello que aman. De aquellos que son profundamente libres. Y de un hombre cuyo único Dios es su conciencia". Nunca hasta ahora el protagonista de "Antes que anochezca" había trabajado a las órdenes del autor de "Tésis", "Abre los ojos" y "Los otros". Ahora mismo, Bardem trabaja en "The last face", de la directora Erin Dignam, que se filma en Suráfrica.
Ramón Sampedro pasó más de la mitad de su vida sin poder mover ninguno de sus miembros, sólo algo la cabeza, luego de padecer un accidente que le quebró la séptima vértebra. Tras una batalla de 25 años para que la justicia le permitiera hacer lo que más quería, abandonar una vida que para él era sólo impotencia y tortura, con el apoyo de once amigos que ejecutaron un plan preparado por el propio tetraplégico para que nadie pudiera cometer un delito, bebió con una pajita de un vaso con una solución de cianuro, mientras una cámara de vídeo grababa su última declaración, en la que afirmaba que voluntariamente se quitaba la vida. Era el 12 de enero de 1998. Antes, había dejado escrito: "El derecho de nacer parte de una verdad: el deseo de placer. El derecho de morir parte de otra verdad: el deseo de no sufrir. La razón ética pone el bien o el mal en cada uno de los actos. Un hijo concebido contra la voluntad de la mujer es un crimen. Una muerte contra la voluntad de la persona también. Pero un hijo deseado y concebido por amor es, obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor irremediable, también. Ninguna libertad puede estar construida sobre una tiranía. Ninguna justicia, sobre injusticia o dolor. Ningún bien positivo, sobre un sufrimiento injusto".
El realizador hispano-chileno Alejandro Amenábar, a pesar del éxito internacional -crítico y de taquilla- de su anterior trabajo, "Los otros", que protagonizó Nicole Kidman, ha escogido un tema real que sacudió a la opinión pública española hace pocos años, el del tetrapléjico Ramón Sampedro, quien luchó legalmente 25 años para que se aceptara su derecho a morir y finalmente optó por suicidarse. Javier Bardem será el encargado de incorporarle en "Mar adentro", que coproducirán Sogecine y el propio Amenábar, a través de su compañía Himenóptero. El guión del film lo han escrito a medias Alejandro y su habitual cómplice Mateo Gil, y el rodaje se iniciará el próximo septiembre en Galicia, Madrid y Barcelona.
En el comunicado de empresa del grupo PRISA Sogecine, hecho público este martes, Amenábar, cuya trayectoria se había movido hasta ahora en el terreno del "thriller", el suspense y el terror, afirma: "Puede sorprender el cambio de registro, pero siento que esta película no es un paréntesis, sino la continuación lógica de todo aquello que me interesa del cine y de la vida. La historia de Ramón Sampedro llevaba, de hecho, varios años rondándome la cabeza, y fue al indagar un poco más en su personalidad y sus vivencias cuando decidí que éste sería mi próximo proyecto. No tuve la suerte de conocer a Ramón personalmente, pero estoy seguro de que el inmenso talento de Javier logrará devolver a la vida a un personaje, sin duda, apasionante".
Por su parte, el aludido Bardem, quien tendrá que actuar la mayor parte del film postrado en una cama, dice en el mismo comunicado que considera este proyecto como "la historia de aquellos que consiguen superar el ansia de poseer todo aquello que aman. De aquellos que son profundamente libres. Y de un hombre cuyo único Dios es su conciencia". Nunca hasta ahora el protagonista de "Antes que anochezca" había trabajado a las órdenes del autor de "Tésis", "Abre los ojos" y "Los otros". Ahora mismo, Bardem trabaja en "The last face", de la directora Erin Dignam, que se filma en Suráfrica.
Ramón Sampedro pasó más de la mitad de su vida sin poder mover ninguno de sus miembros, sólo algo la cabeza, luego de padecer un accidente que le quebró la séptima vértebra. Tras una batalla de 25 años para que la justicia le permitiera hacer lo que más quería, abandonar una vida que para él era sólo impotencia y tortura, con el apoyo de once amigos que ejecutaron un plan preparado por el propio tetraplégico para que nadie pudiera cometer un delito, bebió con una pajita de un vaso con una solución de cianuro, mientras una cámara de vídeo grababa su última declaración, en la que afirmaba que voluntariamente se quitaba la vida. Era el 12 de enero de 1998. Antes, había dejado escrito: "El derecho de nacer parte de una verdad: el deseo de placer. El derecho de morir parte de otra verdad: el deseo de no sufrir. La razón ética pone el bien o el mal en cada uno de los actos. Un hijo concebido contra la voluntad de la mujer es un crimen. Una muerte contra la voluntad de la persona también. Pero un hijo deseado y concebido por amor es, obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor irremediable, también. Ninguna libertad puede estar construida sobre una tiranía. Ninguna justicia, sobre injusticia o dolor. Ningún bien positivo, sobre un sufrimiento injusto".
- © Redacción-NOTICINE.com
Atom Egoyan presentó "Ararat" en Buenos Aires
2-VI-03
El director armenio-canadiense, Atom Egoyan, realizador de "Exótica" y "El dulce porvenir", llegó a la Argentina para acompañar el estreno de "Ararat", un drama sobre el genocidio que sufriera el pueblo de Armenia en 1915; una historia poco difundida que Egoyan tuvo la necesidad de llevar acabo, ya que desde niño tenía el anhelo de que se reflejara en el cine aquel terrible episodio, y al comenzar a ser reconocido mundialmente sintió que existía la expectativa de que él plasmara su visión en la pantalla grande para que sea de conocimiento para las nuevas generaciones y para gran parte del público que nunca escuchó hablar del tema, según manifestó en la conferencia de prensa de presentación de la película estrenada este pasado fin de semana en las salas argentinas.
Para hablar sobre el genocidio armenio, Egoyan eligió situar la acción de la cinta en la actualidad utilizando el recurso del film dentro del film; por una parte cuenta la historia central de dos familias enemistadas que luchan por encontrar la verdad y lograr la reconciliación, y por el otro se desarrolla dentro de la misma una película que dirige un famoso director de cine armenio, Edward Saroyan, interpretado por Charles Aznavour, que evoca el Genocidio Armenio, reconstruyendo el hecho histórico basado en el libro de Clarence Ussher, “Un médico americano en Turquía”, donde se narra el largo tiempo de angustia de Van y los trágicos eventos de 1915.
"Ararat" es una película que puede resultar confusa por la gran cantidad de capas que la componen -"es la manera más simple que encontré de contarla", se sinceró Egoyan- que tiene como eje central la relación entre el personaje de un joven de 18 años, Raffi, interpretado por David Alpay, y un hombre en el ocaso de su vida, David, al que da vida Christopher Plummer. El encuentro de estos dos personajes tiene lugar en un aeropuerto canadiense, al cual Raffi arriba portando rollos de películas de 35mm y cintas digitales, en misteriosa situación, y David, que es el encargado de la aduana, se propone interrogarlo para averiguar que oculta. Ambos cargan con sus respectivos conflictos familiares y será la película de Saroyan la que una la historia de las dos familias.
Dentro de la trama se deja entrever que hay una historia no contada, cuya función precisamente es "el hecho de que haya algo que algunos conocen, pero que realmente no ha sido contado, que solamente lo conocen los que han participado", afirmó Egoyan, quien buscaba con este largometraje analizar por qué este tramo de la historia armenia no fue de conocimiento popular. "Creo que lo más característico del genocidio armenio es el hecho de que se le haya permitido poder negarlo por tanto tiempo a quienes lo perpetraron; por eso a mí lo que más me interesó no fue el genocidio en sí, sino el hecho de que se haya permitido una negación, que sigue desde 1915, que condujo a que tanta gente no se enterara. Por eso al crear la historia yo quería contemplar una estructura con las cuatro generaciones, con la sobreviviente, la de su hijo, su nieto y su bisnieto; y también mostrar como se transmite esa inseguridad, ese trauma, esa necesidad de que otros verifiquen la experiencia sufrida, y como esto nos pone en una situación muy vulnerable todo el tiempo".
Con "Ararat", Egoyan considera que se logró cumplir con el objetivo de dar a conocer al mundo este hecho por haber sido distribuida en muchísimos países y ser recibida con auténtico interés, "en la prensa estadounidense hubo una gran concentración de artículos sobre este tema, y lo más interesante es que el tema está siendo planteado en toda su complejidad y no solamente como una propaganda política o algo similar", explicó feliz el director, que se mostró igual de satisfecho por el éxito con que fue recibida en Armenia, pero sin ocultar lo exhaustivo que está resultando esta novedosa experiencia en su carrera, "al hacer esta película me sentí de manera muy similar a como me siento cuando hice las otras, pero el después, el hablar de la película, es una experiencia nueva; normalmente estoy acostumbrado a hablar de la parte artística de mis cintas y con ésta me pasa que la conversación se torna automáticamente política, esto es bastante inusual y agotador para mí", confesó Egoyan y agregó con humor: "No sé como logra hacerlo Costa-Gavras film tras film".
El director armenio-canadiense, Atom Egoyan, realizador de "Exótica" y "El dulce porvenir", llegó a la Argentina para acompañar el estreno de "Ararat", un drama sobre el genocidio que sufriera el pueblo de Armenia en 1915; una historia poco difundida que Egoyan tuvo la necesidad de llevar acabo, ya que desde niño tenía el anhelo de que se reflejara en el cine aquel terrible episodio, y al comenzar a ser reconocido mundialmente sintió que existía la expectativa de que él plasmara su visión en la pantalla grande para que sea de conocimiento para las nuevas generaciones y para gran parte del público que nunca escuchó hablar del tema, según manifestó en la conferencia de prensa de presentación de la película estrenada este pasado fin de semana en las salas argentinas.
Para hablar sobre el genocidio armenio, Egoyan eligió situar la acción de la cinta en la actualidad utilizando el recurso del film dentro del film; por una parte cuenta la historia central de dos familias enemistadas que luchan por encontrar la verdad y lograr la reconciliación, y por el otro se desarrolla dentro de la misma una película que dirige un famoso director de cine armenio, Edward Saroyan, interpretado por Charles Aznavour, que evoca el Genocidio Armenio, reconstruyendo el hecho histórico basado en el libro de Clarence Ussher, “Un médico americano en Turquía”, donde se narra el largo tiempo de angustia de Van y los trágicos eventos de 1915.
"Ararat" es una película que puede resultar confusa por la gran cantidad de capas que la componen -"es la manera más simple que encontré de contarla", se sinceró Egoyan- que tiene como eje central la relación entre el personaje de un joven de 18 años, Raffi, interpretado por David Alpay, y un hombre en el ocaso de su vida, David, al que da vida Christopher Plummer. El encuentro de estos dos personajes tiene lugar en un aeropuerto canadiense, al cual Raffi arriba portando rollos de películas de 35mm y cintas digitales, en misteriosa situación, y David, que es el encargado de la aduana, se propone interrogarlo para averiguar que oculta. Ambos cargan con sus respectivos conflictos familiares y será la película de Saroyan la que una la historia de las dos familias.
Dentro de la trama se deja entrever que hay una historia no contada, cuya función precisamente es "el hecho de que haya algo que algunos conocen, pero que realmente no ha sido contado, que solamente lo conocen los que han participado", afirmó Egoyan, quien buscaba con este largometraje analizar por qué este tramo de la historia armenia no fue de conocimiento popular. "Creo que lo más característico del genocidio armenio es el hecho de que se le haya permitido poder negarlo por tanto tiempo a quienes lo perpetraron; por eso a mí lo que más me interesó no fue el genocidio en sí, sino el hecho de que se haya permitido una negación, que sigue desde 1915, que condujo a que tanta gente no se enterara. Por eso al crear la historia yo quería contemplar una estructura con las cuatro generaciones, con la sobreviviente, la de su hijo, su nieto y su bisnieto; y también mostrar como se transmite esa inseguridad, ese trauma, esa necesidad de que otros verifiquen la experiencia sufrida, y como esto nos pone en una situación muy vulnerable todo el tiempo".
Con "Ararat", Egoyan considera que se logró cumplir con el objetivo de dar a conocer al mundo este hecho por haber sido distribuida en muchísimos países y ser recibida con auténtico interés, "en la prensa estadounidense hubo una gran concentración de artículos sobre este tema, y lo más interesante es que el tema está siendo planteado en toda su complejidad y no solamente como una propaganda política o algo similar", explicó feliz el director, que se mostró igual de satisfecho por el éxito con que fue recibida en Armenia, pero sin ocultar lo exhaustivo que está resultando esta novedosa experiencia en su carrera, "al hacer esta película me sentí de manera muy similar a como me siento cuando hice las otras, pero el después, el hablar de la película, es una experiencia nueva; normalmente estoy acostumbrado a hablar de la parte artística de mis cintas y con ésta me pasa que la conversación se torna automáticamente política, esto es bastante inusual y agotador para mí", confesó Egoyan y agregó con humor: "No sé como logra hacerlo Costa-Gavras film tras film".
- © Cynthia García (Argentina)-NOTICINE.com
Breves: Aitana Sánchez-Gijón rueda con Christian Bale, Salma y "Frida" triunfan en los Premios Imagen, "Los lunes al sol" ganó el EGEDA
2-VI-03
- Tras participar en la cinta italiana "No tengo miedo", Aitana Sánchez-Gijón prosigue su carrera de calado internacional, aunque esta vez ruede en Barcelona y con producción española (Filmax). Desde el pasado día 26, la actriz española nacida en Roma filma en la capital catalana "The machinist", de Brad Anderson ("Session 9", "Happy accidents" y "Próxima parada Wonderland"), al lado del británico Christian Bale ("American phsyco", "La mandolina del Capitán Corelly") y Jennifer Jason Leigh ("Camino a la perdición", "ExistenZ"). Esta cinta narra la inquietante historia de Trevor Reznik (Christian Bale), un empleado de una fábrica que padece desde hace tiempo un grave problema de insomnio, un mal que él esconde y que le provoca cada vez más serias y perturbadoras alucinaciones. Su trabajo, insostenible por el insomnio, se complicará cuando a Trevor se le involucra en un accidente laboral que cuesta el brazo de un compañero. Este lucha por demostrar su inocencia y su trabajo, y acusa como verdadero culpable del incidente a Iván, uno de los trabajadores de la fábrica. La historia da un giro perturbador cuando los compañeros de la fábrica aseguran que ese tal Iván no existe. El film se rueda en inglés en diferente lugares de Barcelona, incluido el puerto de la ciudad y el Parque de Atracciones de El Tibidabo.
- Aunque no llegó a acudir (mandó un vídeo de agradecimiento), Salma Hayek fue la gran triunfadora en el XVIII edición de los Premios Imagen, que recompensan las iniciativas que brindan imágenes positivas de los latinos en EEUU tanto en cine como en televisión. La estrella veracruzana logró personalmente los galardones al mejor éxito creativo del año, y el de la mejor actriz, por "Frida", título que obtuvo además los de mejor film y actor (Alfred Molina). El cineasta chicano Robert Rodríguez recibió el premio a la mejor realización por "Spy Kids 2", y como mejores actores de reparto se citó a Luis Guzmán ("Punch drunk love") y Lupe Ontiveros ("Real women have curves").
- Terminamos con otros galardones, esta vez los José María Forqué que concede la Entidad de Gestión de Derechos Audiovisuales de los productores españoles (EGEDA). "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa, fue designada mejor cinta del año y obtuvo en metálico los 30.050 euros; Los documentales "Balseros" y "El efecto Iguazú" compartieron el Premio Especial EGEDA al Mejor Largometraje Documental o de Animación y se repartirán 6.010 euros, y el productor, director y guionista Pedro Masó obtuvo por sus 60 años de trabajo en el cine la Medalla de Honor, que se entregaba por vez primera. El acto se produjo en la noche del pasado jueves en el Teatro Real de Madrid y fue presentado por los actores Verónica Forqué y Juan Luis Galiardo.
- Tras participar en la cinta italiana "No tengo miedo", Aitana Sánchez-Gijón prosigue su carrera de calado internacional, aunque esta vez ruede en Barcelona y con producción española (Filmax). Desde el pasado día 26, la actriz española nacida en Roma filma en la capital catalana "The machinist", de Brad Anderson ("Session 9", "Happy accidents" y "Próxima parada Wonderland"), al lado del británico Christian Bale ("American phsyco", "La mandolina del Capitán Corelly") y Jennifer Jason Leigh ("Camino a la perdición", "ExistenZ"). Esta cinta narra la inquietante historia de Trevor Reznik (Christian Bale), un empleado de una fábrica que padece desde hace tiempo un grave problema de insomnio, un mal que él esconde y que le provoca cada vez más serias y perturbadoras alucinaciones. Su trabajo, insostenible por el insomnio, se complicará cuando a Trevor se le involucra en un accidente laboral que cuesta el brazo de un compañero. Este lucha por demostrar su inocencia y su trabajo, y acusa como verdadero culpable del incidente a Iván, uno de los trabajadores de la fábrica. La historia da un giro perturbador cuando los compañeros de la fábrica aseguran que ese tal Iván no existe. El film se rueda en inglés en diferente lugares de Barcelona, incluido el puerto de la ciudad y el Parque de Atracciones de El Tibidabo.
- Aunque no llegó a acudir (mandó un vídeo de agradecimiento), Salma Hayek fue la gran triunfadora en el XVIII edición de los Premios Imagen, que recompensan las iniciativas que brindan imágenes positivas de los latinos en EEUU tanto en cine como en televisión. La estrella veracruzana logró personalmente los galardones al mejor éxito creativo del año, y el de la mejor actriz, por "Frida", título que obtuvo además los de mejor film y actor (Alfred Molina). El cineasta chicano Robert Rodríguez recibió el premio a la mejor realización por "Spy Kids 2", y como mejores actores de reparto se citó a Luis Guzmán ("Punch drunk love") y Lupe Ontiveros ("Real women have curves").
- Terminamos con otros galardones, esta vez los José María Forqué que concede la Entidad de Gestión de Derechos Audiovisuales de los productores españoles (EGEDA). "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa, fue designada mejor cinta del año y obtuvo en metálico los 30.050 euros; Los documentales "Balseros" y "El efecto Iguazú" compartieron el Premio Especial EGEDA al Mejor Largometraje Documental o de Animación y se repartirán 6.010 euros, y el productor, director y guionista Pedro Masó obtuvo por sus 60 años de trabajo en el cine la Medalla de Honor, que se entregaba por vez primera. El acto se produjo en la noche del pasado jueves en el Teatro Real de Madrid y fue presentado por los actores Verónica Forqué y Juan Luis Galiardo.
- © Redacción-NOTICINE.com
Manuel Lozano, protagonista con 13 años y director de cine on 15
28-V-03
Este viernes se estrena en toda España "Eres mi héroe", de Antonio Cuadri, una comedia sobre la adolescencia en una época crucial de la historia del país, la inmediatamente posterior a la muerte de Franco. Su protagonista, Manuel Lozano, que ahora tiene 13 años, cuenta ya con una amplia experiencia ante la cámara. Fue el protagonista de “La lengua de las mariposas”, de José Luis Cuerda, y “El Lazarillo de Tormes”, de Fernando Fernán Gómez y José L. García Sánchez. También ha trabajado para José Luis Garci en “You are the one” y en las recientemente estrenadas “Historia de un beso”, también de Garci, y ”Nos miran”, de Norberto López. Pero, durante la promoción que estos días ambos llevan a cabo por diversas ciudades españolas, Cuadri ha dejado caer que Lozano puede ser en dos años el director más joven del cine español.
"En los ensayos y en rodaje me di cuenta de que tenía unos puntos de vista sorprendentes sobre realización, un talento innato", aseguraba este miércoles el director de "Eres mi héroe". Por eso, ha pensado en escribir conjuntamente un guión sobre el mundo de la adolescencia, esta vez en el momento actual, y producirle la futura película.
Cuadri reconoce que su segundo largo (debutó con "La gran vida", que protagonizaron Salma Hayek y Carmelo Gómez) tiene bastante de autobiográfico, suyo y de los otros dos guionistas, Miguel A. Pérez y Carlos Asorey. "Yo pasé mi adolescencia en Sevilla y en ese momento, y determinados personajes de la película existieron, pero otros no. Quisiera más que nada que tuviera un punto autobiográfico pero de toda una generación", afirma. Sin embargo, el cineasta andaluz considera que su film no es "nostálgico", aún considerando que la década de los 70 fue para España "mucho más prodigiosa que la de los 60, porque empezamos a conocer la libertad de la que otros ya gozaron antes".
"Eres mi héroe" tiene entre sus atractivos complementarios a una historia que agrada y divierte al espectador, una banda sonora para nostálgicos, que incluye música de mitad de los 70, en un rango que va desde Los Diablos o Mocedades a Hilario Camacho o Solera (Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán), o lo que es lo mismo, de canciones de amor a otras más comprometidas, siguiendo la evolución del personaje central, un Ramón que pasa de la infancia a la adolescencia.
También llama la atención la minuciosidad con la que se ha recreado la Sevilla de la época, gracias a los efectos digitales de Alex G. Ortoll, amigo y colaborador de Cuadri. Afincado en Los Angeles desde hace 10 años, está considerado uno de los mejores especialistas del cine estadounidense en materia de tratamientos digitales de la imagen. Ortoll ha colaborado desde hace años en un gran número de producciones entre las que podemos destacar “Titanic”, de James Cameron; “Black Hawk Derribado”, de Ridley Scott, o “Minority Report”, de Steven Spielberg. Entre sus logros en "Eres mi héroe" se incluye "borrar" los edificios que existen actualmente en la Isla de la Cartuja (urbanizada cuando allí se situó la Expo 92) y volver a colocar el maizal que existió en aquella década.
Este viernes se estrena en toda España "Eres mi héroe", de Antonio Cuadri, una comedia sobre la adolescencia en una época crucial de la historia del país, la inmediatamente posterior a la muerte de Franco. Su protagonista, Manuel Lozano, que ahora tiene 13 años, cuenta ya con una amplia experiencia ante la cámara. Fue el protagonista de “La lengua de las mariposas”, de José Luis Cuerda, y “El Lazarillo de Tormes”, de Fernando Fernán Gómez y José L. García Sánchez. También ha trabajado para José Luis Garci en “You are the one” y en las recientemente estrenadas “Historia de un beso”, también de Garci, y ”Nos miran”, de Norberto López. Pero, durante la promoción que estos días ambos llevan a cabo por diversas ciudades españolas, Cuadri ha dejado caer que Lozano puede ser en dos años el director más joven del cine español.
"En los ensayos y en rodaje me di cuenta de que tenía unos puntos de vista sorprendentes sobre realización, un talento innato", aseguraba este miércoles el director de "Eres mi héroe". Por eso, ha pensado en escribir conjuntamente un guión sobre el mundo de la adolescencia, esta vez en el momento actual, y producirle la futura película.
Cuadri reconoce que su segundo largo (debutó con "La gran vida", que protagonizaron Salma Hayek y Carmelo Gómez) tiene bastante de autobiográfico, suyo y de los otros dos guionistas, Miguel A. Pérez y Carlos Asorey. "Yo pasé mi adolescencia en Sevilla y en ese momento, y determinados personajes de la película existieron, pero otros no. Quisiera más que nada que tuviera un punto autobiográfico pero de toda una generación", afirma. Sin embargo, el cineasta andaluz considera que su film no es "nostálgico", aún considerando que la década de los 70 fue para España "mucho más prodigiosa que la de los 60, porque empezamos a conocer la libertad de la que otros ya gozaron antes".
"Eres mi héroe" tiene entre sus atractivos complementarios a una historia que agrada y divierte al espectador, una banda sonora para nostálgicos, que incluye música de mitad de los 70, en un rango que va desde Los Diablos o Mocedades a Hilario Camacho o Solera (Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán), o lo que es lo mismo, de canciones de amor a otras más comprometidas, siguiendo la evolución del personaje central, un Ramón que pasa de la infancia a la adolescencia.
También llama la atención la minuciosidad con la que se ha recreado la Sevilla de la época, gracias a los efectos digitales de Alex G. Ortoll, amigo y colaborador de Cuadri. Afincado en Los Angeles desde hace 10 años, está considerado uno de los mejores especialistas del cine estadounidense en materia de tratamientos digitales de la imagen. Ortoll ha colaborado desde hace años en un gran número de producciones entre las que podemos destacar “Titanic”, de James Cameron; “Black Hawk Derribado”, de Ridley Scott, o “Minority Report”, de Steven Spielberg. Entre sus logros en "Eres mi héroe" se incluye "borrar" los edificios que existen actualmente en la Isla de la Cartuja (urbanizada cuando allí se situó la Expo 92) y volver a colocar el maizal que existió en aquella década.
- © Redacción-NOTICINE.com
Almodóvar escribe sobre las drogas en su cine
28-V-03
El realizador manchego Pedro Almodóvar se indignó al leer el pasado fin de semana un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universitat Ramon Llull de Barcelona, que asegura que en su cine "se alude continuamente a drogas y adicciones", tras analizar 13 largometrajes dirigidos por él, desde "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" (1980) hasta "Todo sobre mi madre" (1999). En ellos, el tiempo dedicado a las sustancias adictivas -legales como el alcohol e ilegales- es de 3 horas, 5 minutos y 39 segundos y oscila entre los 26 minutos de "Entre tinieblas" a los 3 de "Matador". Su reacción fue escribir el artículo que reproducimos a continuación:
Leo con estupor en elmundo.es del domingo pasado un "estudio de la Universidad Ramón Llull" cuya conclusión es que el consumo de drogas ocupa el 14 por ciento de mis películas. Esto me recuerda otra conclusión a la que llegaron en Berlín dos feministas rabiosas (soy feminista convencido, pero me aterra el nazismo cuando se disfraza de feminismo) después de la proyección de "Átame!". En la rueda de prensa me preguntaron "Por qué en la película dos de las actrices iban al baño y las oíamos hacer pipí y por qué no hacían pipí también los hombres". Y que el hecho de mostrar a los personajes femeninos haciendo pipí era degradarlos...
Esto ocurría en el año 91, una época en la que lo "políticamente correcto" pasó de ser una moda a convertirse en una auténtica dictadura. Los efectos de esta misma corriente los sufrí con más violencia en Estados Unidos cuando intentaron estigmatizar la película con la clasificación X, que en términos de mercado la reducía a circuitos pornográficos. Libré con éxito aquella batalla, y recuerdo la alegría y el orgullo que sentía porque este tipo de manifestaciones no fueran posibles en España, porque en nuestro país no hubiera censura (se había abolido oficialmente en el año 77) y sobre todo autocensura. Aquí no había que luchar por la libertad de expresión porque todo el mundo parecía entender en qué consistía.
El estudio y las conclusiones de la Universidad Ramón Llull con respecto a mi cine y las drogas, legales o ilegales, que después se ha publicado en la revista Adicciones, me ha provocado la misma sensación kafkiana mezcla de miedo, asco, estupor, furia e indignación que cuando en el 91 la censura americana calificara "Átame!" de pornográfica, o las feministas alemanas se molestaran por ver a Victoria Abril haciendo pis en el baño. El hecho de que esto ocurra en la España del año 2003 no hace sino agravar la situación.
El "estudio" en cuestión es en sí mismo caótico y delirante y oculta un fantasma, la censura, que me obliga a reaccionar de inmediato. Entre lo que pude entender de sus conclusiones, además de un recuento meramente aritmético de situaciones donde aparece alguien fumando, bebiendo o drogándose, dicho estudio considera que la presencia de las drogas en las películas, en las mías desde luego, incitan al consumo y sirven como elemento publicitario de las mismas.
Es como si nos acercáramos a la obra de Scorsese y contabilizáramos que más del 60 por ciento de sus personajes son gansters, o delincuentes, poseen armas, y las utilizan con frecuencia. Por lo cual habría que denunciar al Sr. Scorsese como miembro del Crimen Organizado, ya que muestra a sus personajes como seres humanos y no como los monstruos que son.
La publicación del susodicho estudio en El Periódico de Cataluña es más explícita que en elmundo.es, el diario catalán añade que dicho estudio "denuncia" el exceso de drogas en las películas de Almodóvar.
Se me ocurren muchas preguntas evidentes, el "estudio" promovido por la Universidad Ramón Llull ¿denuncia el exceso de drogas, en la ficción? ¿Es posible y legítima esta denuncia? Las denuncias, y los estudios de la realidad (en este caso la adicción a las drogas) no habría que hacerlos en el terreno de la realidad y dejar a la ficción en paz! ¿Qué pretenden, que yo juzgue a mis personajes, del modo en que los juzgan los que hayan hecho este maldito estudio? Está claro que no conocen la naturaleza de la creación. El autor no debe juzgar a sus personajes sino entenderlos, por monstruosos que estos sean, y mostrar su humanidad y explicar su complejidad, y debe hacerlo con absoluta libertad. Lo que viene a decir el citado estudio es que el autor debe ser maniqueo, debe establecer desde el momento de la creación quiénes son los malos y quiénes los buenos, y sólo a los malos se les permitirá fumar, beber y drogarse, mientras que sólo los buenos pueden ser generosos, amables, simpáticos y entrañables.
Me pregunto por qué la facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull se esfuerza en contabilizar a lo largo de mis trece primeras películas cuánto tiempo emplean mis personajes en fumar, beber o drogarse (evitando cualquier consideración de la trama, el estilo, el género, las circunstancias que viven los personajes, etc.) cómo es que este singular e idiota estudio interesa y se publica en la Revista Adicciones, y por qué camino llega a Europa Press que lo ofrece a los medios de comunicación, y que El Periódico de Cataluña y elmundo.es lo difunden con categoría de noticia.
La denuncia de que unos personajes fumen, o se droguen en una película es el paso previo a prohibir que en las películas los personajes incurran en cualquiera de estas conductas.
Después vendrá el sexo, y la violencia. Y a personas como las que han escrito este estudio, en nombre de una universidad, será muy difícil convencerles de la diferencia entre realidad y ficción. De que Sam Peckinpah y Scorsese no son culpables de que la gente mate en Estados Unidos, y que "Lucía y el sexo" no es responsable del aumento de la prostitución en Rusia o en Cuba. Y que lo políticamente correcto sólo está a favor de la mentira, la hipocresía y las apariencias. Cuando un creador se pone delante de un lienzo, una página en blanco, una cámara o un instrumento musical, siempre habrá alguien a quien le ofenda su obra. La libertad de creación, sin complejos y sin prejuicios, son tan necesarias para la sociedad y sus creadores como el aire y el agua.
Me deprime y me aterra tener que escribir esto en la primavera del 2003 para defenderme del maldito estudio propiciado por la facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull de Barcelona."
El realizador manchego Pedro Almodóvar se indignó al leer el pasado fin de semana un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universitat Ramon Llull de Barcelona, que asegura que en su cine "se alude continuamente a drogas y adicciones", tras analizar 13 largometrajes dirigidos por él, desde "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" (1980) hasta "Todo sobre mi madre" (1999). En ellos, el tiempo dedicado a las sustancias adictivas -legales como el alcohol e ilegales- es de 3 horas, 5 minutos y 39 segundos y oscila entre los 26 minutos de "Entre tinieblas" a los 3 de "Matador". Su reacción fue escribir el artículo que reproducimos a continuación:
Leo con estupor en elmundo.es del domingo pasado un "estudio de la Universidad Ramón Llull" cuya conclusión es que el consumo de drogas ocupa el 14 por ciento de mis películas. Esto me recuerda otra conclusión a la que llegaron en Berlín dos feministas rabiosas (soy feminista convencido, pero me aterra el nazismo cuando se disfraza de feminismo) después de la proyección de "Átame!". En la rueda de prensa me preguntaron "Por qué en la película dos de las actrices iban al baño y las oíamos hacer pipí y por qué no hacían pipí también los hombres". Y que el hecho de mostrar a los personajes femeninos haciendo pipí era degradarlos...
Esto ocurría en el año 91, una época en la que lo "políticamente correcto" pasó de ser una moda a convertirse en una auténtica dictadura. Los efectos de esta misma corriente los sufrí con más violencia en Estados Unidos cuando intentaron estigmatizar la película con la clasificación X, que en términos de mercado la reducía a circuitos pornográficos. Libré con éxito aquella batalla, y recuerdo la alegría y el orgullo que sentía porque este tipo de manifestaciones no fueran posibles en España, porque en nuestro país no hubiera censura (se había abolido oficialmente en el año 77) y sobre todo autocensura. Aquí no había que luchar por la libertad de expresión porque todo el mundo parecía entender en qué consistía.
El estudio y las conclusiones de la Universidad Ramón Llull con respecto a mi cine y las drogas, legales o ilegales, que después se ha publicado en la revista Adicciones, me ha provocado la misma sensación kafkiana mezcla de miedo, asco, estupor, furia e indignación que cuando en el 91 la censura americana calificara "Átame!" de pornográfica, o las feministas alemanas se molestaran por ver a Victoria Abril haciendo pis en el baño. El hecho de que esto ocurra en la España del año 2003 no hace sino agravar la situación.
El "estudio" en cuestión es en sí mismo caótico y delirante y oculta un fantasma, la censura, que me obliga a reaccionar de inmediato. Entre lo que pude entender de sus conclusiones, además de un recuento meramente aritmético de situaciones donde aparece alguien fumando, bebiendo o drogándose, dicho estudio considera que la presencia de las drogas en las películas, en las mías desde luego, incitan al consumo y sirven como elemento publicitario de las mismas.
Es como si nos acercáramos a la obra de Scorsese y contabilizáramos que más del 60 por ciento de sus personajes son gansters, o delincuentes, poseen armas, y las utilizan con frecuencia. Por lo cual habría que denunciar al Sr. Scorsese como miembro del Crimen Organizado, ya que muestra a sus personajes como seres humanos y no como los monstruos que son.
La publicación del susodicho estudio en El Periódico de Cataluña es más explícita que en elmundo.es, el diario catalán añade que dicho estudio "denuncia" el exceso de drogas en las películas de Almodóvar.
Se me ocurren muchas preguntas evidentes, el "estudio" promovido por la Universidad Ramón Llull ¿denuncia el exceso de drogas, en la ficción? ¿Es posible y legítima esta denuncia? Las denuncias, y los estudios de la realidad (en este caso la adicción a las drogas) no habría que hacerlos en el terreno de la realidad y dejar a la ficción en paz! ¿Qué pretenden, que yo juzgue a mis personajes, del modo en que los juzgan los que hayan hecho este maldito estudio? Está claro que no conocen la naturaleza de la creación. El autor no debe juzgar a sus personajes sino entenderlos, por monstruosos que estos sean, y mostrar su humanidad y explicar su complejidad, y debe hacerlo con absoluta libertad. Lo que viene a decir el citado estudio es que el autor debe ser maniqueo, debe establecer desde el momento de la creación quiénes son los malos y quiénes los buenos, y sólo a los malos se les permitirá fumar, beber y drogarse, mientras que sólo los buenos pueden ser generosos, amables, simpáticos y entrañables.
Me pregunto por qué la facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull se esfuerza en contabilizar a lo largo de mis trece primeras películas cuánto tiempo emplean mis personajes en fumar, beber o drogarse (evitando cualquier consideración de la trama, el estilo, el género, las circunstancias que viven los personajes, etc.) cómo es que este singular e idiota estudio interesa y se publica en la Revista Adicciones, y por qué camino llega a Europa Press que lo ofrece a los medios de comunicación, y que El Periódico de Cataluña y elmundo.es lo difunden con categoría de noticia.
La denuncia de que unos personajes fumen, o se droguen en una película es el paso previo a prohibir que en las películas los personajes incurran en cualquiera de estas conductas.
Después vendrá el sexo, y la violencia. Y a personas como las que han escrito este estudio, en nombre de una universidad, será muy difícil convencerles de la diferencia entre realidad y ficción. De que Sam Peckinpah y Scorsese no son culpables de que la gente mate en Estados Unidos, y que "Lucía y el sexo" no es responsable del aumento de la prostitución en Rusia o en Cuba. Y que lo políticamente correcto sólo está a favor de la mentira, la hipocresía y las apariencias. Cuando un creador se pone delante de un lienzo, una página en blanco, una cámara o un instrumento musical, siempre habrá alguien a quien le ofenda su obra. La libertad de creación, sin complejos y sin prejuicios, son tan necesarias para la sociedad y sus creadores como el aire y el agua.
Me deprime y me aterra tener que escribir esto en la primavera del 2003 para defenderme del maldito estudio propiciado por la facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull de Barcelona."
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