José Alonso

Blanca Guerra y José Alonso vuelven a coincidir en "Efecto Luna Azul"

5-II-07

León Serment ha reunido una vez más a los mexicanos Blanca Guerra y José Alonso para protagonizar la cinta "Efecto Luna Azul", una película sobre las relaciones de pareja, a la que su director define como "sencilla y entrañable".

En "Efecto Luna Azul", un accidente le da la oportunidad a Eva, una guapa cincuentona recientemente abandonada, de cobrar venganza de su ex marido, Joaquín, quién se ve obligado regresar a vivir a la casa conyugal con dos piernas y un brazo enyesados. La convivencia forzosa les devuelve a ambos el sentimiento de amor que dio origen a su pareja, y, después de perdonarse los agravios de 25 años, deciden volver a intentarlo; en una forma no convencional de matrimonio.

"No será una obra que pretenda moralizar, ni señalar con el dedo flamígero. Nuestra intención es hacer reír. Los personajes no son buenos ni malos, sino seres humanos normales que se enfrentarán a diversas situaciones. Esta historia resultó más rica comparada al momento en que me senté a escribirla", dice Serment sobre su opera prima, de la cual también es guionista, agregando que "el soporte esencial de la película será el trabajo actoral".

Guerra y Alonso coinciden en destacar la firmeza del guión escrito por Serment, que le da a los actores una nueva oportunidad de ser pareja en la pantalla, como anteriormente lo han sido en "Motel" (1984), de Luis Mandoki. "Cuando leí el guión me entró por las tripas. Hablé con León y comenzamos los ensayos. Existen similitudes entre mi personaje y yo, aunque afortunadamente yo ya superé esos problemas. La responsabilidad de este gran equipo de actores es darle lógica y coherencia a todas las situaciones planteadas por el director y guionista", indica Alonso.

Por su parte, Guerra dice: "La cinta partirá de un guión muy bien escrito. La comedia es un género que me atrae mucho, pero que he abordado poco porque me aterra. Eva es un personaje adorable, rico, lleno de matices bien desarrollado con gran conocimiento de las reacciones femeninas, y el cual representa al mismo tiempo un reto y un gozo para cualquier actriz. Habrá muchos puntos en los cuales las mujeres se identificarán".

El 6 de febrero se inicia el rodaje de "Efecto Luna Azul", primer film de los 18 planeados para este año que se beneficiarán del incentivo fiscal derivado del artículo 226 de la Ley del Impuesto sobre la Renta.
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Carne de tu carne

Colaboración: Hace 30 años - Carlos Mayolo, en el recuerdo

5-II-07

Por Alberto Navarro

Cuando el correo electrónico me trajo este primer sábado de febrero la noticia de la muerte de Carlos Mayolo no sentí ninguna sorpresa. A pesar de la vitalidad y consabida alegría que se le había visto el pasado octubre, en la entrega de los premios nacionales de cine, todos sabíamos de sus problemas de salud y, que de hecho, aún en aquel momento de celebración, estaba viviendo horas prestadas.

Me llegaron, en cambio, en el transcurso de la larga tarde de ese sábado en la que también estuve lidiando con mis propios miedos, dos recuerdos de hace más de treinta años; uno personal, de cuando lo acompañe a Rio de Janeiro llevando "La mansión de Araucaima", que había sido producida por FOCINE, una entidad estatal, al festival de cine. Y otro, anterior, ya no personal sino que tiene que ver con su obra, y fueron los primeros veinte minutos de "Carne de tu carne", un film que no he vuelto a ver en más de dos décadas pero cuyo recuerdo, por lo menos el de esos minutos iniciales, permanece conmigo.

Una tarde en Rio poco después de la hora de almuerzo, Mayolo pasó por la oficina donde yo estaba trabajando y, con voz temblorosa en la que, como pasaba con muchas de sus exposiciones que mezclaban en partes iguales la claridad y la confusión, empezó a describir con emoción, ternura y voluptuosidad los vestidos de baño de las jóvenes y adolescentes que se tendían al sol en la Barra de Tijuca. Eso era en los primeros años de popularidad del “hilo dental” y Mayolo y yo, contemporáneos y formados en la noche oscura de los cincuentas, no podíamos sino sentir emoción ante el generoso derroche de vida y carne que se extendía a lo largo de la cinta de arena de Tijuca. Ese ha sido siempre mi recuerdo más vivo de ese Festival, incluso más inmediato y sentido que el Premio Especial del Jurado que un par de días más tarde recibiría la película.

El otro recuerdo es un poco más complicado y difícil de poner en palabras, pues es, además, contradictorio. La primera parte de "Carne de tu carne" nos lleva dentro de una familia caleña de la clase alta en los días de la Violencia, o quizás, para ser más claros, de la primera Violencia, o de la misma que seguimos viviendo. Vemos la reunión de la familia ante la inminente muerte de la abuela y como llegan los tíos y nietos a la casa en la ciudad. El encuentro de la familia retrata con una precisión antes no vista en el cine nacional el entorno de la burguesía de provincia. De ahí la acción se desplaza hacia la finca cercana, donde sentados en un jardín los tíos hablan de si mismos y del lugar que ocupan, o creen ocupar, en ese orden social que cuida sus propiedades y propiedades. Hacia el final de la escena, la cámara, del mexicano Gabriel Beristain, se mueve lentamente hacia una de las tías (Vicky Hernandez) que habla de la familia mientras al fondo se ve como va cayendo el sol sobre una cercana alambrada detrás de la cual está el inmenso y solitario paisaje del valle del Cauca. La imagen y el sonido cuasi monótono de la voz conllevan una premonición; una sensación de temor y callado agobio que reflejan, como ninguna otra imagen que yo haya visto en el cine nacional, la condición en que hemos vivido por tanto tiempo.

Después de esa parte, de esos 15 o 20 minutos que puedo describir como excelentes y de lo mejor narrado en el cine nacional hasta ese momento, la película, en mi opinión, se va a pique en medio de un guión enrevesado que se esfuerza por decir demasiado. Es una lastima que innumerables y contradictorias circunstancias no hayan hecho posible que Carlos Mayolo hubiera vuelto a trabajar en cine, el medio que él consideraba como propio. Y es también una lastima entonces que esta nota, hecha para recordar no solo al amigo sino al artista, se vea obligada a mencionar su maravillosa pero errática herencia.


El guionista, actor y director de cine y TV Carlos Mayolo nació en Cali (Colombia) en 1945. En 1968 inició su carrera como director de cine documental y argumental, y como actor. Junto con sus amigos caleños Luis Ospina, Andrés Caicedo y Ramiro Arbeláez fue protagonista del movimiento llamado "Caliwood" con una prolífica producción cinematográfica de corte contestatario e irreverente. Su cortometraje "Agarrando pueblo", codirigido, logró en 1976 el premio de Novaix Taixeira de Francia y la mención de honor de Oberhausen en Alemania. Su película "La mansión de Araucaima" recibió el premio especial en el Festival de Río de Janeiro. Este film junto a "Carne de tu carne" fue su obra más reconocida. Con su seriado de televisión "Azúcar", Mayolo recibió 17 premios Simón Bolívar en 1991 y 6 nominaciones en el Festival de Cartagena del mismo año. Delicado de salud desde hacía tiempo, falleció este sábado de un infarto en su apartamento de Bogotá.
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Días de cine

ESTRENO ESPAÑOL: "Días de cine", sueños de fama en la España de la Transición

5-II-07

Por David Serrano (*)

La capacidad del ser humano para agarrarse a un clavo ardiendo es casi infinita, pero en el caso de los personajes de "Días de cine" yo directamente quitaría el casi.

Una folclórica, ayer niña prodigio, hoy alcohólica y caída en el olvido; un censor que sueña con ser como Raphael; un director de teatro que no sabe ni lo que es una cámara pero que está seguro de que él puede ser como Orson Welles; un productor que sería capaz de vender a su madre por dos duros si no fuera porque ya la vendió hace tiempo por uno; un figurante tartamudo, admirador de Máximo Valverde, que quiere ser el protagonista de una película de ciencia ficción y un cámara que, debido a los efectos del alcohol, no consigue recordar el nombre del director.

No parece que vayan a tener una lluvia de ofertas para trabajar en esto del cine, así que cuando tienen la oportunidad de rodar "Encerrados en la mina" se aferrarán a ella como si fuera lo último bueno que les puede pasar en su vida. Juntos se convierten en una especie de pandilla basura que da pie a las secuencias más estrambóticas y, espero, también hilarantes. Pero una vez en su casa, solos, veremos que no todo, o mejor dicho, casi nada, es divertido en sus vidas.

En una España que pasaba un momento especialmente extraño y complejo, ellos parecen estar igual de perdidos. Si vivieran hoy supongo que su sueño sería aparecer en programas del corazón y someterse a las pruebas de un detector de mentiras, pero en esa época gris se tienen que contentar con ser protagonistas de la que será la peor película de la historia.

En "Días de cine" he querido contar un pedazo de las vidas de estos seres grotescos y casi surrealistas. Con el paso del tiempo les he cogido tanto cariño que no me importaría nada que fueran ellos los que me acompañaran en mi próximo rodaje. Espero que al espectador le pase lo mismo.

(*) Luego de "Días de fútbol" (2003), David Serrano regresa con "Días de cine", una cinta donde repite su inclinación por la coralidad, con una historia de gente que asumen un emprendimiento conjunto para salir de una realidad poco feliz. Cambiando el deporte más popular del mundo por el séptimo arte, Serrano ubica su cinta en la España de la Transición, donde se mueve un grupo de personajes particulares, que creen ver en una mediocre película esa oportunidad de conseguir la fama que anhelaban y que les fue esquiva. Alberto San Juan, Nathalie Poza, Miguel Rellán, Fernando Tejero, Javier Gutiérrez y Malena Alterio son parte del reparto de esta cinta, que llegará a las pantallas españolas el próximo viernes 9 de febrero.
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Escenas del film

Inés París escribe sobre su comedia "Miguel y William"

2-II-07

Por Inés París (*)

Desde el primer instante en que empecé a inventar la historia una pregunta se convirtió en central: ¿cómo debía imaginar a Cervantes y Shakespeare, esos dos "genios" de la literatura? ¿Rodeados de una especie de halo, un carisma, un no-sé-qué, que se percibía inmediatamente? ¿Inteligentísimos? ¿Extremadamente ocurrentes? ¿Una especie de superhombres, ángeles o demonios…? ¿dos monstruos? Me sentía en una trampa mortal. Todo guionista sabe que es imposible crear personajes que sean más inteligentes que el propio autor. Puedes imaginar y construir a alguien más guapo, más valiente, o más imbécil. Pero ¿cómo creas los diálogos de dos "genios"? ¿cómo imaginas qué les pasa en la cabeza? El problema estaba en la misma idea de genio, concepto al que di vueltas durante varios días. ¿Qué es realmente un genio aparte del de la lámpara, que es instantáneamente reconocible porque aparece flotando en el aire? Los genios de carne y hueso son una construcción social. Personas a los que por su obra y porque han tenido suerte (sus obras no se han perdido, no las ha destruido el inquisidor de turno, ni se las han comido los ratones antes de que alguien con poder, dinero, prestigio y buen gusto, las conozca y le fascinen) los siglos (normalmente cuando ellos ya han muerto) los han colocado en un pedestal. Ahora son figuras, mitos, gigantes, a los que se estudia en las universidades pero ¿y mientras estaban vivos? ¿No eran hombres o mujeres como nosotros, empeñados en crear algo, inseguros sobre lo que estaban haciendo, en la mayoría de los casos no reconocidos y muchas veces despreciados?

Esta reflexión es la que me decidió. En vez de escribir sobre Shakespeare y Cervantes yo iba a hacerlo sobre Miguel y William, dos seres humanos con sus debilidades, temores, manías, inseguridades y eso sí, con el empeño de escribir y hacerlo lo mejor posible.

Humanizarlos no significaba olvidar que eran dos creadores. Y que se iban a "encontrar". He trabajado durante muchos años en equipo y sé perfectamente lo que significa el encuentro de dos personalidades creativas. Los momentos más interesantes son aquellos de choque de sensibilidades, por eso necesitaba que Cervantes y Shakespeare (ahora Miguel y William) encarnasen dos extremos de la creación. No era difícil. Sabía que se llevaban unos veinte años, que Shakespeare (según algunos especialistas) había empezado escribiendo comedias, que Cervantes fue un autor al que costó años triunfar. Era fácil imaginar a uno vital, extrovertido, lleno de sentido del humor y al otro (el español) muy unamuniano, impregnado de un sentimiento trágico de la vida. William podría ser joven, aventurero, alocado y un hombre que odia el sufrimiento. Miguel un ser sensible y torturado, profundo, triste, inteligente. Cervantes podría aprender de Shakespeare a confiar en sí mismo, a disfrutar con la escritura, y usar la creación para burlarse del mundo. Shakespeare descubriría con Cervantes el dolor, la mirada crítica hacia lo real, el valor para hablar de la naturaleza trágica del hombre. El "contagio" de los dos autores debía plasmarse en sus obras. El encuentro con Shakespeare podría ser el germen de El Quijote (William tendría mucho de "loco" perdido en unas tierras que estaba descubriendo) Cervantes el inspirador de… ¿Hamlet? (un hombre lleno de dudas, incapacitado para la acción) ¿Otelo? ¿El rey Lear?

Sabía además que esta película DEBÍA SER UNA COMEDIA. Me parecía imprescindible por un motivo muy simple: una comedia te puede salvar de la pedantería y pretenciosidad, trampas en la que es fácil caer al hacer una película sobre dos figuras con una dimensión histórica y artística trascendente.

Lo cómico es además un género en el que siempre me he sentido cómoda. La visión irónica de la realidad, la transgresión, la desdramatización de los problemas y el optimismo vital son mi naturaleza emocional e intelectual.

Me encanta hacer reír a los espectadores, ofrecerles un momento de relax y disfrute en las salas de cine, permitirles ver la vida de una manera positiva y esperanzada.

Además el tono cómico me parecía muy adecuado para hablar de dos autores que se caracterizan por su sentido del humor en gran parte de su obra literaria. Los dos supieron utilizar la emoción y la risa para trasmitir sus ideas, para hacer pensar y ver el mundo de forma crítica. Los dos fueron irrespetuosos con los poderes establecidos y los tabúes sociales. Los dos se burlaron del mundo y lo pusieron en cuestión para permitirnos imaginar otros mundos posibles.

Todo esto lo andaba meditando cuando me puse a investigar y descubrí un dato que me ayudó a poner en marcha el argumento: la "desaparición" de Shakespeare.

William Shakespeare es uno de los autores más misteriosos que han existido (si es que existió, premisa que muchos estudiosos ponen en cuestión ya que tiene un corpus teatral tan maravilloso y variado que parece imposible que fuera obra de un solo hombre). Entre los muchos puntos oscuros de su biografía hay uno especialmente sugerente. Entre 1587 y 1592 desapareció. Lo último que se sabe de él es que, estando ya instalado en Londres y habiendo empezado a ser conocido como autor de comedias, asistió al bautizo en Stratford-upon-avon de sus hijos gemelos, después... nada. Se volatilizó. Años después volvemos a oír hablar de un tal Shakespeare de nuevo viviendo y trabajando en Londres. En esta nueva etapa parece escribir sus grandes obras.

Me lancé a buscar que pasaba con Cervantes en estos años. Hacia 1590, el español no estaba en el mejor momento de su vida. Había peleado en Lepanto, perdido la movilidad de una mano por una arcabuzazo, sufrido años de prisión, regresado a España y fracasado en sus primeros intentos de ser escritor. Trabajaba de recaudador de impuestos. Lo siento por el pobre Cervantes, pero este desolador panorama me hizo saltar de alegría. Un hombre desaparecido y otro fracasado. Había historia.

¿Dónde demonios pudo ir Shakespeare durante los "años oscuros"? (Es el nombre que dan los eruditos a estos años perdidos) Lo que de él había leído -que su mujer, con la que se casó estando embarazada, era algo mayor que él; que cuando ya era padre de varias criaturas se largó a Londres donde tuvo varias amantes, que escribió sonetos de amor que pudieron estar dedicados a un hombre o a una mujer… - me condujo a pensar en una fuga por amor. Recordaba los sonetos de Shakespeare dedicados a una dama de ojos oscuros que le hace sufrir y a la que tacha casi de demonio. Era fácil imaginar al joven William, impulsivo y apasionado, corriendo detrás de una faldas. ¿Hasta dónde? Bueno, por motivos obvios de producción, hacía falta que tal carrera le trajese a España.

Ahora bien, para cruzar un mar, acercarse a tierras enemigas y soportar el sol de la llanura castellana por amor a una mujer, ella debía valer un potosí. Para mí la protagonista era una mujer estupenda, merecedora del amor de dos genios (rivales en las letra y en el deseo) pero... atrapada en una sociedad donde las mujeres tenían pocas posibilidades de ser libres, decidir su destino y, sobre todo, de crear. Sin embargo yo la imaginaba con alma de artista, con una pasión que despertase el amor de los dos hombres más allá de la atracción por sus encantos físicos. Sin duda ella amaba el teatro. ¿Autora? Ya había dos y muy famosos. Actriz entonces. Una mujer que quería representar nunca podría hacerlo en Londres, donde los escenarios estaban vetados a las mujeres. Pero sí en España. Vivía en Londres, conoció a Shakesperare y le enamoró. Pero ella se marcha, regresa a España, su país de origen ¿por voluntad propia? ¿en el siglo XVI? Imposible. Un matrimonio concertado era una propuesta más creíble. Y así empezó a nacer Leonor y a convertirse en la protagonista de la película. Habría dos genios pero la mujer era el centro de la historia. Ella más lista que los dos, sería el catalizador que los uniese. Su aventura vital el hilo conductor.

Siempre imaginé la película muy "teatral", al modo de las comedias de capa y espada, pero protagonizada por dos escritores. Esto nos permitiría jugar con los arquetipos: unos malos poderosos y oscuros, mujeres disfrazadas de hombre, correrías por los pasillos de un castillo, duelos a espada. Pero, siendo una película sobre la creación artística, sobre la relación que entre lo vivido y lo inventado, lo importante no eran tanto las espadas como las plumas. El duelo de los autores, un duelo de talentos y la resolución de los conflictos tener lugar sobre un escenario. Los protagonistas no eran guerreros sino artistas y se trataba de mostrar como al final el arte, la capacidad de conmover y convencer, es más poderosa que cualquier arma.

Esta idea de teatralidad me hizo concebir la película desde sus orígenes como una "invención". El regreso al siglo XVI debía tener algo de "viaje de ciencia ficción" hacía atrás. Lo que hoy sabemos de la época, a través de la pintura y la literatura, tienen mucho de convención. Los retratos de la época muestran el poder, la simbología, los atributos sociales de los retratados. No son "realistas" ni "verídicos". ¿Por qué íbamos a estar obligados a serlo nosotros? Además la película jugaba con una fantasía absoluta desde el principio ¿y si Shakespeare hubiera venido a España? ¿Y si hubiera conocido a Cervantes? ¿Y si hubieran rivalizado por el amor de una mujer?

La idea de recreación desde hoy en día del siglo XVI la discutí y elaboré con aquellas personas del equipo que han sido claves en la realización de esta película (Néstor Calvo en la fotografía, Sonia Grande en el diseño de vestuario, Jon Bunker en la dirección artística, Carlos Saura Medrano como line producer). Trabajamos siempre en la idea de que la película debía ser muy contemporánea en su tratamiento visual y estético. Queríamos huir del retrato sombrío y trascendente de la "España negra". Durante meses estudiamos la pintura de le época y nos detuvimos en los pintores flamencos cuyo tratamiento del color nos inspiró los tonos de la película. Estudiamos las películas que nos parecían buenas referencias como "La Kermesse heróica" de Jacques Feyder por su capacidad de dar un tono cómico y de enredo a una película de época; "Shakespeare in love" de John Madden como modelo de comedia romántica; "Los duelistas" de Ridley Scott con su utilización emocional de los paisajes y sus sencillos y efectivos combates y "Sleepy Hollow" de Tim Burton, por su tratamiento estético y fotográfico fantástico, no realista.

La concepción no realista, "de cuento", que la película debía tener hacía evidente la necesidad de rodar todo lo posible en decorado. En el guión había un "patio" central de castillo donde se desarrollaba gran parte de la acción. Lo construimos en un enorme estudio donde nos resultaba posible controlar la luz, la climatología y los tiempos de rodaje.

Para hacer más creíble el decorado lo mezclamos con espacios "reales" filmados en varios castillos. El de Loarre, en Huesca, es el "exterior" de nuestro castillo. Lo elegí por estar aislado en lo alto de una montaña y ser un castillos sobrio, guerrero, medieval. Era el espacio simbólico que correspondía a un duque como Obando que de renacentista y cortesano no tenía nada. Las habitaciones de los protagonistas se rodaron cerca de Toledo, en Guadamur, un castillo que nos dio más de una sorpresa agradable (existía una habitación morisca como la descrita en el guión, las paredes tenía pintados unos lobos que se convirtieron en símbolo de Obando...)

Los paisajes que aparecen fueron cuidadosamente elegidos para que no rompiesen el tono simbólico y fantástico del resto de la película. Son zonas de Castilla-La Mancha y todos muchos de ellos parajes cervantinos: Almagro, las Lagunas de Riudera, los molinos del Campo de Criptana.

Rodar una película de época significa desplazar un equipo amplio y complejo. Además de los actores y los técnicos habituales, viajábamos con las carrozas, los caballos y burros, la gente que cuidaba de los animales, los especialistas para las escenas de acción, los de efectos especiales... recuerdo con emoción lo que era llegar al amanecer al castillo de Loarre y ver la falda de la montaña sembrada de vehículos y personas que se ocupaban de que la fantasía se hiciese realidad. En momentos así es cuando uno se da cuenta de lo privilegiada y maravillosa que es esta profesión.

Aunque también sufrimos. El frío que hace en los castillos (a veces más en el interior que fuera) el polvo que levantaban los suelos sobre los que tenían que moverse los actores y desplazar la cámara, el humo de las innumerables velas que nos obligaba a usar mascarillas y que teñía de negro los maravillosos maquillajes cerúleos de los actores, la incomodidad de los trajes de época, con corsés que cortaban el aliento a las actrices, los tiempos de espera para que todo estuviera listo y sobre todo, la dificultad de trabajar con animales: caballos que relinchan, que se encabritan y se "niegan" a pararse en las marcas, burros que se empeñan en tirar de un decorado hasta romperlo, cerdos que se lo comen o con los que sólo se puede hacer una toma porque mueren de un infarto si les haces correr varias veces...

Pero todo esto se supera con facilidad cuando tienes un equipo como el ha hecho esta película. Un equipo que mezclaba técnicos y artistas ingleses y españoles, enormemente profesional y unido por un proyecto en que creían y al que todos han sabido aportar lo mejor. Empezando por su entusiasmo y esfuerzo. Sobre todo, los actores.

(*): Inés París, guionista y directora junto a Daniela Fejerman de títulos como “Vamos a dejarlo” (1999), “A mi madre le gustan las mujeres” (2001) o “Semen, una historia de amor” debuta en solitario con esta comedia, cuyo guión, escrito por ella, está basado en una idea original de Tirso Calero y Miguel Ángel Gómez.
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Zoe Saldaña

En primer plano: Penélope Cruz protagonizará el film español de Woody Allen, Zoe Saldaña estrena "Constellation" mientras se prepara para James Cameron

2-II-07

- El deseo de Penélope Cruz de que tras "Volver" el cine estadounidense comenzara a verla de manera diferente se ha empezado a cumplir, ya que la actriz madrileña acaba de ser confirmada como protagonista de la próxima cinta de uno de los directores que representa el sueño de cualquier actor: Woody Allen. El realizador neoyorquino adelantó a Fox411 que Cruz será la estrella de la comedia dramática que rodará en Barcelona durante todo el verano, que tendrá diálogos en inglés y español.

Como es usual, Allen no dejó trascender la trama de este largometraje, que se inscribe dentro de la tendencia de los últimos años de narrar historias que se desarrollan fuera del escenario habitual que representa Nueva York en su obra. Sus tres películas más recientes, "Match Point", "Scoop" y la pendiente de estreno "Cassandra´s Dream", fueron rodadas en Inglaterra. Se espera que otros actores españoles se sumen a Cruz en este proyecto, el cual lleva adelante el grupo de comunicación catalán Mediapro.

- La actriz de raíces dominicanas Zoe Saldaña se encuentra a punto de dar el salto al estrellato, luego de haber sido elegida por James Cameron para protagonizar su esperado retorno cinematográfico, "Avatar". Pero, hasta entonces, la joven de 28 años podrá ser vista en una serie de películas de bajo presupuesto, que se alejan bastante de la ambiciosa propuesta del director de "Titanic", como lo es "Constellation", un drama familiar que debuta este viernes en la cartelera estadounidense, que representó un reto emocional. "Por más que luches, todos los personajes que haces siempre se llevan una esencia tuya. Uno tiene baúles en el corazón y en el espíritu de las cosas que te han pasado y cuando un personaje tiene similitud con tu ser, ese baúl se abre en contra de tu voluntad", declaró a EDLP acerca de esta historia sobre una familia que vuelve a unirse tras muchos años, que le sensibilizó especialmente por haber perdido a su padre teniendo sólo 9 años.

Saldaña lanzará además a lo largo de este año películas pequeñas como "Blackout", "After Sex" y "The Skeptic", y "Vantage Point" -protagonizada por Forest Whitaker y Eduardo Noriega, ente otros-, en lo que representa un abanico de géneros que van desde el thriller hasta la comedia, que evidencian la dificultad de encasillarla, por no responder al modelo típico de latina. "Soy yo y unas cuantas otras las que estamos en esta categoría, como Rosario Dawson, Dania Ramírez y Michelle Rodríguez, que traemos esa otra cara de lo que es ser latinas", indicó la actriz, quien se siente a gusto con lo inusual y por estos días aprende artes marciales para su rol en "Avatar".
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