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En una mirada regresiva de cuatro décadas, Gustavo Postiglione ("El asadito", "El cumple", "La peli") recupera las primeras protestas contra la dictadura militar, a finales de los años 60, en "Días de mayo", film que protagonizan Antonio Birabent, Agustina Guirado y Darío Grandinetti, y se estrena en Argentina este jueves. Durante las revueltas populares de esos días, situa el guionista y director una historia de amor.

Aquella época del "Rosariazo", en 1969, opina Postiglione "fue el comienzo y el final de un montón de cosas. Si ves esos tiempos y lo que pasó después, ves que estaba todo por hacerse y después no se hizo nada. Es como el comienzo del final de las utopías. También en lo estético: fue el comienzo de la cultura pop; en lo sexual hay un cambio en el rol de la mujer. La juventud era protagonista y era muy diferente a la de hoy; y lo colectivo estaba por encima de lo personal, había un compromiso casi religioso con la revolución, una esperanza. Los 70 fueron muy distintos, porque la militarización obligó a que todo fuera más cuadrado, más blanco y negro. El cine mundial ha revisitado mucho los sesenta, pero el argentino no", afirma en declaraciones a Críticadigital.

El cineasta, nacido en Rosario seis años antes de que ocurrieron los hechos narrados en "Días de mayo" ha querido también hacer el retrato de una generación de jóvenes que considera muy diferente de la actual: "Una de las cosas que me interesan de la película es el romanticismo que la invade y que hoy no encuentro. Es que esos jóvenes a los 20 años se habían leído todo, parecían gente de cuarenta. Por eso la caída fue más grande, porque a esa gente le estalla el cerebro, se quiebra. Ahora hay algo de nostalgia y de mito respecto de esos tiempos, pero ya no se lee: un tipo de 35 años no leyó ni la décima parte de lo que había leído un pibe de 20 en los sesenta".

Especialmente satisfecho quedó Postiglione por la reconstrucción de época y el "look" (blanco y negro, pantalla panorámica) de su nuevo film: "La verdad es que hice una película muy estética y además en cinemascope, donde nunca tenés un primer plano en el sentido tradicional. Siempre quise hacer una película en pantalla ancha, me gusta que cuando voy al cine se corra el telón y se vea todo. Y que la experiencia fuera diferente en el cine que en la televisión. Además, los 50 y los 60 son la época del cinemascope y ciertas cuestiones de la película me permitían trabajar eso. Hicimos una gran reconstrucción de época y nos jugamos a mostrar todo y queríamos usar grúa, carro, todas esas cosas que sólo parecen pertenecer a las producciones más industriales. Además, la pantalla ancha tiene que ver con una época: es un formato épico y una época más épica".