Fernando Spiner terminó su "western gauchesco", "Aballay"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
¿Quién dijo que el western no es un género iberoamericano? No hace falta remontarnos a los años 60 en que Sergio Leone y Clint Eastwood inspiraron a varios cineastas españoles para hacer sus propios "espagueti westerns". Ahora mismo en México el veterano Felipe Cazals acaba de rodar "Chicogrande" y en Argentina Fernando Spiner hizo lo propio con "Aballay", al que se ha bautizado como "western gauchesco". En tierras de Tucumán se ha filmado esta adaptación de un relato de Antonio Di Benedetto escrito en la cárcel a la que lo enviaron los militares golpistas.
Pablo Cedrón, Claudio Rissi, Moro Anghileri y Nazareno Casero protagonizan "Aballay", que toma su nombre del protagonista de la historia, un gaucho (Cedrón) ladrón y asesino, que se dedica, junto a una banda de ladrones rurales, a saquear las diligencias que transitan el salvaje interior de la Argentina allá por el 1900. En uno de esos atracos, el gaucho bravo queda prisionero de los ojos de un niño que ve cómo degüella a su padre sin escrúpulos.
Esa mirada aterrorizada lo hace replantearse toda su vida y se infringe a si mismo una condena eterna: pasar el resto de sus días sentado en su caballo. Este extraño castigo surge a partir del sermón de un sacerdote que cuenta la historia de los estilitas, personajes bíblicos que para alejarse de la tierra en la que habían pecado pasaban su vida arriba de columnas, sólo que en su caso se plantea no bajarse de su caballo.
"Lo que subyace es la idea de una cita bíblica de un ser del siglo VII antes de Cristo, que ilumina a un ser del 1900 que nosotros vemos en una especie de juegos temporales. Y cómo una cita bíblica puede impactar en una mente pampeana", ha dicho a Clarín Spiner, que asegura que no se trata de un film introspectivo sino bien dotado de acción, tiros y persecuciones.
El realizador de "La sonámbula" dice que le atrajo en primer lugar el cuento en sí de Di Benedetto, aunque la adaptación ha sido libre, por tener muchos elementos característicos del género del Oeste: "El protagonista es un hombre de a caballo, las extensiones, la venganza, el territorio sin ley, nos hicieron pensar que era bueno marcarlo en este género tan rico e interesante en el cual han incursionado grandes directores. Tenemos una rica tradición en este tipo de películas que tiene que ver con "Pampa bárbara" (1945), de Lucas Demare y Hugo Fregonese; "Juan Moreira" (1973), de Leonardo Favio. Todo esto empujó para el lado del western y fue un buen camino.
Spiner comenta que la moraleja de su película tiene que ver con la violencia y la venganza que engendra, y cómo ésta no suele generar la satisfacción buscada. Para el cineasta porteño, probarse en un nuevo género es una satisfacción: "Yo hice cosas distintas y eso es algo que me gusta. "Bajamar" era un policial psicológico, "La sonámbula" era una película de ciencia ficción ambientada en el futuro, "Adiós querida Luna" es una película más bizarra, más surrealista. Y esto es otra cosa, espero poder seguir haciendo cosas distintas. La verdad es que es un aprendizaje hacerlas".
Pablo Cedrón, Claudio Rissi, Moro Anghileri y Nazareno Casero protagonizan "Aballay", que toma su nombre del protagonista de la historia, un gaucho (Cedrón) ladrón y asesino, que se dedica, junto a una banda de ladrones rurales, a saquear las diligencias que transitan el salvaje interior de la Argentina allá por el 1900. En uno de esos atracos, el gaucho bravo queda prisionero de los ojos de un niño que ve cómo degüella a su padre sin escrúpulos.
Esa mirada aterrorizada lo hace replantearse toda su vida y se infringe a si mismo una condena eterna: pasar el resto de sus días sentado en su caballo. Este extraño castigo surge a partir del sermón de un sacerdote que cuenta la historia de los estilitas, personajes bíblicos que para alejarse de la tierra en la que habían pecado pasaban su vida arriba de columnas, sólo que en su caso se plantea no bajarse de su caballo.
"Lo que subyace es la idea de una cita bíblica de un ser del siglo VII antes de Cristo, que ilumina a un ser del 1900 que nosotros vemos en una especie de juegos temporales. Y cómo una cita bíblica puede impactar en una mente pampeana", ha dicho a Clarín Spiner, que asegura que no se trata de un film introspectivo sino bien dotado de acción, tiros y persecuciones.
El realizador de "La sonámbula" dice que le atrajo en primer lugar el cuento en sí de Di Benedetto, aunque la adaptación ha sido libre, por tener muchos elementos característicos del género del Oeste: "El protagonista es un hombre de a caballo, las extensiones, la venganza, el territorio sin ley, nos hicieron pensar que era bueno marcarlo en este género tan rico e interesante en el cual han incursionado grandes directores. Tenemos una rica tradición en este tipo de películas que tiene que ver con "Pampa bárbara" (1945), de Lucas Demare y Hugo Fregonese; "Juan Moreira" (1973), de Leonardo Favio. Todo esto empujó para el lado del western y fue un buen camino.
Spiner comenta que la moraleja de su película tiene que ver con la violencia y la venganza que engendra, y cómo ésta no suele generar la satisfacción buscada. Para el cineasta porteño, probarse en un nuevo género es una satisfacción: "Yo hice cosas distintas y eso es algo que me gusta. "Bajamar" era un policial psicológico, "La sonámbula" era una película de ciencia ficción ambientada en el futuro, "Adiós querida Luna" es una película más bizarra, más surrealista. Y esto es otra cosa, espero poder seguir haciendo cosas distintas. La verdad es que es un aprendizaje hacerlas".