Muere Juan Antonio Bardem, cineasta del compromiso y la ideología
- por © J.A.-NOTICINE.com
30-X-02
Si Celaya dijo que la poesía era un arma cargada de futuro, probablemente Juan Antonio Bardem siempre pensó que podía sustituir el sujeto de la frase de este correligionario por su personal arte, el cine. En la noche de este miércoles, se ha dado a conocer la muerte -tras ser internado de urgencia por la tarde con una insuficiencia cardio-respiratoria- de uno de los cineastas claves en la historia del cine español en la segunda mitad del siglo XX, y un militante comunista desde la primera hora al último minuto. Primero famoso por su colaboración con el más ácrata y mediterraneo Berlanga y luego por pelear en lucha desigual contra la censura camuflando en melodramas e intrigas policiales ataques al sistema franquista, el tío del luego famoso actor Javier Bardem dirigió algunos de los títulos más prestigiosos del cine en los ominosos tiempos de la dictadura: "Esa pareja feliz", "Nunca pasa nada", Calle Mayor", Muerte de un ciclista"...
Bastante inferior, en opinión de la crítica, fueron sus realizaciones en los primeros 70, y las posteriores al restablecimiento de la Democracia -ya abiertamente cargadas de ideología- dejaban bastante que desear en el terreno estético y dramático, hasta llegar a la que ha sido su última película, la acortonada y definitivamente antigua "Resultado final", frustrado vehículo para el lucimiento de la dudosa actriz Mar Flores.
Bardem, que falleció de una afección cardíaca a los 80 años, había nacido en Madrid en una familia de famosos actores, la compuesta por Matilde Muñoz Sampedro y Rafael Bardem. Ingresó en la Escuela de Ingenieros Agrónomos para acabar entrando, durante la postguerra, en el recién creado Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, donde no llegó a titularse al no aprobar la práctica de fin de carrera. Eso no le impidió ejercer como crítico, meterse en la producción y ya en 1953 escribir y codirigir al lado de Luis García Berlanga dos comedias "con mensaje" que marcaron la mejor cota del cine español en los primeros años 50: "Bienvenido Mr.Marshall" y "Esa pareja feliz".
Separado del director valenciano por el paso del tiempo y las diferencias creativas e ideológicas, Bardem emprendió la senda del drama, con "Cómicos", "Muerte de un ciclista", "Calle Mayor", "La venganza"... De la mano de ambiciosos repartos que no esquivaban la presencia de actores foraneos y pretensiones de transmitir aires de libertad o crítica "leyendo entre fotogramas" (versión en imágenes del leer entre líneas), Bardem mantuvo un intenso enfrentamiento con la censura franquista, teniendo como en el caso del film "Los inocentes", que rodar en Argentina. En los 60 rueda también "Nunca pasa nada", que pese a ser considerada su mejor película no obtuvo en su momento el aprecio comercial ni crítico. Sin embargo, y animado por los buenos resultados de "Los pianos mecánicos", proyecto más o menos internacional (Melina Mercouri, James Mason, Hardy Krüger...), inicia una etapa de producciones más ligeras y couynturales, que culmina en los primeros 70 con films atrevidos más en lo sexual que en lo político como "La corrupción de Chris Miller" o "El poder del deseo".
Su primer film tras la muerte de Franco, "El puente", con Alfredo Landa, es un intento de hacer comedia dramática más o menos social pero de escasos valores cinematográficos. "Siete días de enero" (1978), sobre las jornadas que precedieron a la "Matanza de Atocha" se convierte en su personal certificado de jubilación, en una época en la que primaba el "destape", la comedia facilona o el pretencioso cine de autor. Para volver a dirigir debe recurrir a los "camaradas". Así, se marcha a la Bulgaria socialista a hacer "La advertencia", y tras un leve momento de gloria pasajera con la ambiciosa serie de TV "Lorca, muerte de un poeta", termina su carrera de la peor manera posible, con "Resultado final", en la que pretende -de nuevo usando del melodrama- criticar el neoliberalismo consumista de los socialistas aupados al poder en los 80.
Este mismo año 2002, la Filmoteca Española y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le dedicaron sendos homenajes, la segunda en forma de Goya honorario, y publicó su autobiografía: "Y todavía sigue. Memorias de un hombre de cine". "Mi oficio es contar historias de hombres y mujeres en términos de luz. Y esa luz existirá, de la manera que sea, hasta el final de los tiempos" dijo como resumen de su trayectoria.
Si Celaya dijo que la poesía era un arma cargada de futuro, probablemente Juan Antonio Bardem siempre pensó que podía sustituir el sujeto de la frase de este correligionario por su personal arte, el cine. En la noche de este miércoles, se ha dado a conocer la muerte -tras ser internado de urgencia por la tarde con una insuficiencia cardio-respiratoria- de uno de los cineastas claves en la historia del cine español en la segunda mitad del siglo XX, y un militante comunista desde la primera hora al último minuto. Primero famoso por su colaboración con el más ácrata y mediterraneo Berlanga y luego por pelear en lucha desigual contra la censura camuflando en melodramas e intrigas policiales ataques al sistema franquista, el tío del luego famoso actor Javier Bardem dirigió algunos de los títulos más prestigiosos del cine en los ominosos tiempos de la dictadura: "Esa pareja feliz", "Nunca pasa nada", Calle Mayor", Muerte de un ciclista"...
Bastante inferior, en opinión de la crítica, fueron sus realizaciones en los primeros 70, y las posteriores al restablecimiento de la Democracia -ya abiertamente cargadas de ideología- dejaban bastante que desear en el terreno estético y dramático, hasta llegar a la que ha sido su última película, la acortonada y definitivamente antigua "Resultado final", frustrado vehículo para el lucimiento de la dudosa actriz Mar Flores.
Bardem, que falleció de una afección cardíaca a los 80 años, había nacido en Madrid en una familia de famosos actores, la compuesta por Matilde Muñoz Sampedro y Rafael Bardem. Ingresó en la Escuela de Ingenieros Agrónomos para acabar entrando, durante la postguerra, en el recién creado Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, donde no llegó a titularse al no aprobar la práctica de fin de carrera. Eso no le impidió ejercer como crítico, meterse en la producción y ya en 1953 escribir y codirigir al lado de Luis García Berlanga dos comedias "con mensaje" que marcaron la mejor cota del cine español en los primeros años 50: "Bienvenido Mr.Marshall" y "Esa pareja feliz".
Separado del director valenciano por el paso del tiempo y las diferencias creativas e ideológicas, Bardem emprendió la senda del drama, con "Cómicos", "Muerte de un ciclista", "Calle Mayor", "La venganza"... De la mano de ambiciosos repartos que no esquivaban la presencia de actores foraneos y pretensiones de transmitir aires de libertad o crítica "leyendo entre fotogramas" (versión en imágenes del leer entre líneas), Bardem mantuvo un intenso enfrentamiento con la censura franquista, teniendo como en el caso del film "Los inocentes", que rodar en Argentina. En los 60 rueda también "Nunca pasa nada", que pese a ser considerada su mejor película no obtuvo en su momento el aprecio comercial ni crítico. Sin embargo, y animado por los buenos resultados de "Los pianos mecánicos", proyecto más o menos internacional (Melina Mercouri, James Mason, Hardy Krüger...), inicia una etapa de producciones más ligeras y couynturales, que culmina en los primeros 70 con films atrevidos más en lo sexual que en lo político como "La corrupción de Chris Miller" o "El poder del deseo".
Su primer film tras la muerte de Franco, "El puente", con Alfredo Landa, es un intento de hacer comedia dramática más o menos social pero de escasos valores cinematográficos. "Siete días de enero" (1978), sobre las jornadas que precedieron a la "Matanza de Atocha" se convierte en su personal certificado de jubilación, en una época en la que primaba el "destape", la comedia facilona o el pretencioso cine de autor. Para volver a dirigir debe recurrir a los "camaradas". Así, se marcha a la Bulgaria socialista a hacer "La advertencia", y tras un leve momento de gloria pasajera con la ambiciosa serie de TV "Lorca, muerte de un poeta", termina su carrera de la peor manera posible, con "Resultado final", en la que pretende -de nuevo usando del melodrama- criticar el neoliberalismo consumista de los socialistas aupados al poder en los 80.
Este mismo año 2002, la Filmoteca Española y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le dedicaron sendos homenajes, la segunda en forma de Goya honorario, y publicó su autobiografía: "Y todavía sigue. Memorias de un hombre de cine". "Mi oficio es contar historias de hombres y mujeres en términos de luz. Y esa luz existirá, de la manera que sea, hasta el final de los tiempos" dijo como resumen de su trayectoria.