Tornatore presenta en La Habana un ciclo con sus películas
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE. com
Como si fuera una estrella de cine (bueno, de las que salen en la pantalla en vez de situarse tras la cámara) fue recibido en la abarrotada sala capitalina “Riviera” el célebre realizador italiano Giuseppe Tornatore, invitado especialmente a Cuba para presentar una retrospectiva de su obra. Visiblemente emocionado agradeció tales muestras de afecto, y se refirió brevemente a su film en premiére: “Baaría”(2009), justamente el más reciente de su no muy extensa pero sin dudas intensa producción.
Como se sabe, este film fue el elegido para abrir la última Mostra de Venecia y es el candidato de Italia al Oscar no hablado en inglés; su director y guionista lo califica como “no precisamente autobiográfico pero sí muy personal”.
Mediante los miembros de una familia siciliana (los Torrenuova) a lo largo de tres generaciones y 5 décadas --desde fines de los años 20 hasta los 80 del pasado siglo—teniendo como hilo conductor al comunista Peppino, la cinta arroja un vasto panorama sociopolítico y económico de Sicilia.
El título es la manera en que se escribe en el idioma allí hablado la provincia natal de Tornatore (Bagheria, en Palermo) y si bien se circunscriben al pueblo los hechos acaecidos, realmente este se erige en todo un microcosmos de la historia italiana toda; por la pantalla veremos desfilar fascistas, comunistas, democristianos, socialistas y libre pensadores, entretejiendo las vidas de estos sicilianos desde una perspectiva, sin embargo, más humana que política.
El film muestra, desde los primeros instantes, una puesta en pantalla deslumbrante: grandes movimientos de masa atrapados por la cámara en grúa o en soberbios travellings que alternan con planos medios y generales; la música siempre espectacular (literalmente) de Ennio Morricone, verdadera comentarista de sucesos y personajes; una fotografía que, como toda la narración, oscila entre detalles íntimos y pequeños hasta grandes y muy épicos acontecimientos –y por tanto se regodea lo mismo entre gamas discretas y sensuales que abre completamente el lente a la luz y el brillo—y una edición que logra sumarse al ritmo trepidante y arrollador de la cinta.
Sin embargo, hacia la segunda mitad de sus nada menos que 150 minutos (bien es sabido que en Tornatore raro es el film que dura menos de dos horas) se siente una evidente caída del flujo narrativo, hasta entonces perfectamente proyectado y sostenido, y es aquí donde el montaje (Mássimo Quaglia) debió accionar mejor sus herramientas, y el director, “máximo” responsable, como sabemos, aligerar un poco de carga informativa el trayecto, que por momentos roza el fárrago y el retoricismo.
A pesar de este defecto, “Baaría” es obra mayor; deben resaltarse, entre otras virtudes que avalarían tal juicio, las excelentes actuaciones, sobre todo del protagónico Francesco Scianna (Peppino adulto) o la delicada, apenas perceptible ironía que atraviesa el relato, junto con la admirable consecución de un tono intermedio entre comicidad y drama, a veces trágico, a veces grotesco o patético según ese carácter tan mediterráneo, tan “sur de Italia” que permea toda su obra.
Obra que, como decíamos, va prácticamente completa en esta semana organizada por ARCI-UCCA, el ICAIC y la Embajada de Italia en Cuba. Podremos de este modo repasar, revisitar y en algunos casos apreciar por primera vez desde el primigenio “Il camorrista / El profesor” (1986) hasta a “La sconosciuta / La desconocida" (2006) pasando por grandes sucesos del cineasta, tales su “lanzamiento internacional” (“Cinema Paradiso”, 1988) o la también muy premiada “La leyenda del pianista del océano” (1998), y otros títulos no menos interesantes (“Malena”, “Una pura formalidad”…), algunos, como decíamos, no vistos aquí (“Están todos bien”, 1990, o el documental sobre Sicilia “La pantalla de tres picos”, de 1995).
Ya iremos comentando este renovado encuentro con uno de los grandes cineastas italianos.