Tornatore en Cuba: revisitación de una obra extraordinaria

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Cartel de 'Malena'
Cartel de 'Malena'
Por Frank Padrón

"Baaría", la más reciente película de Giuseppe Tornatore, quien estuvo hasta ayer en Cuba participando de la retrospectiva que ARCI-UCCA, el ICAIC y otras instituciones italianas y cubanas han auspiciado en la Habana, demostró la salud y energía de una obra que con mucho trasciende la media del cine italiano  realizado ahora mismo. Confirma a su vez que lo de este país europeo, en materia fílmica, sigue siendo una movida de autores: Pupi Avati, Benigni, Nanni Moretti, Paolo Virzí y otros pocos sacan la cara por una cinematografía que en décadas pasadas conoció un auge mundial, y una cantidad de grandes directores que hoy, sinceramente escasean.   

Mas, como decía, Tornatore aparece en primera línea entre esos pocos soberanos que restan, y esta ojeada a su cine( lo viejo y lo nuevo) lo patentiza sin duda alguna.

"La desconocida" (2006) por ejemplo, que fue la película inmediatamente anterior a "Baaría" ( 2009) es  uno de esos thrillers que lo fijan a uno como con cola al asiento a pesar de que, como es habitual en este cineasta, no es una obra nada breve .

Irena, ex prostituta ucraniana que llega a una localidad ficticia del noreste italiano en busca de trabajo como empleada, dejó atrás un horrible pasado de maltratos, violaciones y sadismos; ella se enfrenta a dos grandes desafíos: su empleo en una casa donde cree encontrar a su hija y la reaparición de un antiguo proxeneta y verdugo, que la obligaba entre otros horrores a dar a luz para vender las criaturas.

La cinta logra admirablemente el clima de suspense e intriga de todo thriller que se respete, siembra con inteligencia las claves  de la duda y el misterio del relato y ofrece un sólido diseño de personajes, tanto de la protagonista como del resto; sólo habría que reprocharle el exceso de picotillo en la narración que desconcierta un poco: tantas son las referencias al pasado de Irena, los flashazos evocadores de su antigua "profesión" que ello lastra algo el feliz discurrir de la trama; pero muy poco, a la verdad,  porque la cinta se recibe como un puñetazo, y donde la actuación protagónica  de Ksenia Rappoport, o las secundarias de Michel Plácido (el proxeneta Muffa) o la debutante Clara Docena (la niña Tea)  significan importantes logros.

De lo ya conocido, admira lo bien conservada de esa rara avis llamada "La leyenda del pianista sobre el océano" (1998) en torno a un niño abandonado en el trasatlántico Virginian justo cuando arriba el siglo XX (por lo cual le apodan Novecientos); la criatura crece dentro del barco y allí se vuelve todo un virtuoso del piano, que complace lo mismo a los ricos de primera clase que a los pobres emigrantes de tercera que viajan a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida; allí conoce a un colega, el trompetista Max Tooney con quien entabla una gran amistad; pero hay algo aún más peculiar: el pianista nunca ha pisado tierra firme y no parece hacerlo aún bajo amenaza de demolición de la vieja nave.

Una exquisita dirección de arte (que le valiera, junto a la dirección general, el David de Donatello y una caravana de premios en Italia), la habitual música superlativa de Morricone (como sabemos, colaborador fetiche del director en ese tan importante rubro dentro de su obra), la fotografía de otro virtuoso (Lajos Koltai) y la soberbia interpretación de Tim Roth, encantaron a críticos y públicos en el momento de su estreno, y al menos en la Habana, ha ocurrido otro tanto tras 12 años de su estreno.

Con "Malena" (2000) ocurre algo parecido: otro pueblo imaginario de Sicilia (Caltescutó) vive pendiente de una bella y misteriosa mujer a la que los hombres desean y las mujeres envidian, y que constituye la imposible pasión adolescente de Renato; todo esto con Mussolini anunciando la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial durante 1940.  Admirable la reconstrucción epocal, el clima de guerra que capta el lente del director, y algo aún mejor y más sutil: "Malena", más que la historia de una mujer es la radiografía de un pequeño pueblo meridional de Italia (especialidad como sabemos, de Tornatore): chismografía, prejuicios, crueldad, personajes típicos y cambios de humor y percepciones según "soplen los vientos" han sido plasmados con pincel fino por la cámara. Descuellan la hermosa Mónica Belluci (modelo que demostró devenir notabilísima actriz cuando una férrea mano directriz la guiaba) y Giuseppe Sulfaro como su encendido e indeclinable enamorado.

"Una pura formalidad" (1994) es otro thriller devenido duelo actoral entre otro peso pesado, el francés Gérard Depardieu y nada menos que el realizador polaco Román Polanski: escritor y comisario que se enfrentan durante una lluviosa noche en el local de la policía; el primero se presenta diciendo que es un célebre escritor, precisamente el preferido de la autoridad, mas deberá demostrarlo.

Las cuestiones relativas a la identidad, la creación literaria y artística y las relaciones entre vida y literatura se entrecruzan magistralmente con una investigación policial, erigida en un profundo estudio de caracteres que a la vez deviene oportunidad para admirar dos inmensurables actuaciones, incluyendo la del colega de Tornatore, que no queda en lo absoluto detrás ante el virtuoso francés.

Quedan algunos títulos por ver o revisar que prometemos comentar en otro nuevo artículo.