Entrevista con Sergi López: "Me gustan las películas que dejan espacio a la imaginación"
- por © Wanda–NOTICINE.com
Tiempos pródigos para el universal actor catalán Sergi López, con una presencia casi continuada en las salas: "Mapa de los sonidos de Tokio", "Petit Indi", "Partir", "Les derniers jours du monde"... y ahora "Ricky", del francés François Ozon, que llega a las salas casi un año después de haber participado en la Berlinale 2009. Indistintamente en los cines francés y español se mueve como pez en el agua el protagonista de "El laberinto del fauno", que por increible que parezca, aún tiene otros dos estrenos pendientes en los próximos meses.
Dentro del drama fantástico "Ricky", Sergi es Paco, un hombre corriente, que entabla una relación con otra mujer absolutamente normal, pero cuyo amor da como fruto un ser extraordinario: un precioso bebé de anuncio: mofletudo, ojos azules, sonrisa contagiosa... y un magnífico par de alas.
- ¿Conocía el cine de François Ozon antes de trabajar con él?
No. Tengo poca cultura cinematográfica y no vivo en Francia. Pero le conocía un poco, le había conocido haciendo promoción. Y también conocía a gente que había trabajado con él. No me sentí incómodo por no haber visto sus películas, la ignorancia es consustancial a mí. No escojo los proyectos en función de lo que un cineasta ha hecho hasta ese momento sino en función del guión que me propone. Eso es lo que cuenta: vivir el instante de la lectura, lo que te dice el instinto cuando lees el guión. No tener prejuicios sino dejarse llevar por la historia que se está relatando.
- ¿Cómo reaccionó al leer el guión de "Ricky"?
Me sedujo enseguida por su sencillez casi mágica. El relato va a lo esencial, como un cuento. El encuentro entre Paco y Katie está contado de forma muy directa, las etapas de su relación van muy deprisa.
- ¿Y el hecho de que "Ricky" tenga alas?
A pesar de ese elemento fantasioso, "Ricky" no pertenece al género de la ciencia ficción. Muy al contrario es una película realista que habla de algo que no lo es. La forma en la que ese niño volador se enmarca en una situación muy cotidiana es muy inquietante. En "Ricky", los personajes viven de forma natural algo que es absolutamente extraordinario.
- ¿Qué le sugiere que la diferencia de "Ricky" se represente con unas alas?
A todo el mundo se le ha pasado por la cabeza la idea de volar; es un sueño universal que podría convertir a "Ricky" en un ángel. Pero François no aborda en absoluto ese lado simbólico. Nos muestra otra realidad mucho más inquietante. La diferencia de "Ricky" resulta divertida durante dos segundos, pero la realidad se impone inmediatamente. "Ricky" está entre el ángel y el monstruo. Es un bebé precioso, rubio y de ojos azules, pero tiene algo de monstruoso con esas plumas que le crecen. Esas alas nacen de un milagro, pero de un milagro que no sabemos si es positivo o negativo, depende de lo que la familia vaya a hacer.
- En este aspecto, Paco se muestra muy pragmático. De hecho, es posible que algunos espectadores crean que sólo vuelve porque ve en "Ricky" la forma de ganar dinero...
Sí, Paco ve una ventaja, una forma de ganar dinero para que la familia vuelva a ser una verdadera familia, para que sea feliz. Paco no es malo ni bueno, es el espectador quien debe decidir. Me gustan las películas que dejan espacio a la imaginación. "Ricky" no es un cuento simpático ni bonito. No es una película amable. Y esa ambigüedad es lo que me hizo aceptar el papel. Las cosas no están decididas, no sabemos si la familia va a soportar la situación. No es una familia negativa o positiva, es una familia más. Una familia bastante desequilibrada pero no sé si una familia equilibrada es lo ideal... Cada vez me gustan menos las historias completamente blancas, inofensivas, que transmiten una esperanza trivial. Esas historias bonitas que cuentan una felicidad gratuita, una felicidad que no está ligada con una iniciación, con la experiencia del sufrimiento, me parecen vacías. Me reconozco en una filosofía de la alegría de vivir, pero una alegría de vivir que no existe sin dolor.
- "Ricky" también es el retrato de una madre.
Sí, entiendo que François tuviera ganas de abordar ese tema. Ser madre es algo tan enorme, tanto en el plano físico como moral, que en comparación, la paternidad es algo casi anecdótico. Pero al mismo tiempo, la película toca un punto muy complicado de la paternidad. La experiencia de la paternidad empieza con una frase muy sencilla: "Vas a ser padre". Y esa idea abstracta se materializa tomando la forma de un ser que respira, que tiene necesidades, algo físico que no te esperabas del todo... Ese lado "pequeño monstruo" que desembarca en tu vida y que te convierte en padre se ve reforzado en esta película por las alas de "Ricky".
- ¿Y qué tal fue rodar con niños tan pequeños?
No es fácil, pero yo tengo hijos y me gustan mucho los niños, me relaciono muy bien con ellos. Consigo instaurar enseguida un lazo entre ellos y yo, encuentro gestos. Los bebés no tienen capacidad para trabajar, hay que someterse a su ritmo biológico y no siempre es fácil. Pero son un motor formidable porque no actúan: ellos son. Esa realidad compensaba la falta de solidez de los efectos especiales en el rodaje.
-¿Cómo fue la experiencia de rodar con François Ozon?
François tiene una personalidad muy estructurada. Sabe exactamente lo que quiere, tiene la película en la cabeza y trabaja muy deprisa. Le gusta que las cosas avancen y que no se pierda el tiempo. Es muy impaciente. Se muestra impaciente para pasar de una escena a otra, de un día de rodaje a otro, del rodaje al montaje, y me imagino que de una película a otra... Ama a sus actores. Escogerles ya es una puesta en escena. Ha visto algo en ti que le convenía para el papel y luego, deja que te expreses como tu quieras. Sólo interviene si la dirección que escoges no le gusta. ¡Pero no se come la cabeza hablándote de la "esencia" de la escena antes de rodar! Enseguida te das cuenta que está enamorado de su trabajo, que ha hecho muchas películas. Es una persona con una gran fuerza interior así que no necesita hacer alarde de ella.
- ¿Qué le parece el final de la película, sobre todo que Katie vuelva a quedarse embarazada?
En una película convencional, diríamos: "Genial, la vida sigue". Pero François juega con esta imagen tradicional. Cuando vemos embarazada a Katie nos asalta la duda de saber si es una noticia trágica o positiva. ¡Nos da por pensar si ese niño tendrá alas, aletas o pezuñas de oso!
Dentro del drama fantástico "Ricky", Sergi es Paco, un hombre corriente, que entabla una relación con otra mujer absolutamente normal, pero cuyo amor da como fruto un ser extraordinario: un precioso bebé de anuncio: mofletudo, ojos azules, sonrisa contagiosa... y un magnífico par de alas.
- ¿Conocía el cine de François Ozon antes de trabajar con él?
No. Tengo poca cultura cinematográfica y no vivo en Francia. Pero le conocía un poco, le había conocido haciendo promoción. Y también conocía a gente que había trabajado con él. No me sentí incómodo por no haber visto sus películas, la ignorancia es consustancial a mí. No escojo los proyectos en función de lo que un cineasta ha hecho hasta ese momento sino en función del guión que me propone. Eso es lo que cuenta: vivir el instante de la lectura, lo que te dice el instinto cuando lees el guión. No tener prejuicios sino dejarse llevar por la historia que se está relatando.
- ¿Cómo reaccionó al leer el guión de "Ricky"?
Me sedujo enseguida por su sencillez casi mágica. El relato va a lo esencial, como un cuento. El encuentro entre Paco y Katie está contado de forma muy directa, las etapas de su relación van muy deprisa.
- ¿Y el hecho de que "Ricky" tenga alas?
A pesar de ese elemento fantasioso, "Ricky" no pertenece al género de la ciencia ficción. Muy al contrario es una película realista que habla de algo que no lo es. La forma en la que ese niño volador se enmarca en una situación muy cotidiana es muy inquietante. En "Ricky", los personajes viven de forma natural algo que es absolutamente extraordinario.
- ¿Qué le sugiere que la diferencia de "Ricky" se represente con unas alas?
A todo el mundo se le ha pasado por la cabeza la idea de volar; es un sueño universal que podría convertir a "Ricky" en un ángel. Pero François no aborda en absoluto ese lado simbólico. Nos muestra otra realidad mucho más inquietante. La diferencia de "Ricky" resulta divertida durante dos segundos, pero la realidad se impone inmediatamente. "Ricky" está entre el ángel y el monstruo. Es un bebé precioso, rubio y de ojos azules, pero tiene algo de monstruoso con esas plumas que le crecen. Esas alas nacen de un milagro, pero de un milagro que no sabemos si es positivo o negativo, depende de lo que la familia vaya a hacer.
- En este aspecto, Paco se muestra muy pragmático. De hecho, es posible que algunos espectadores crean que sólo vuelve porque ve en "Ricky" la forma de ganar dinero...
Sí, Paco ve una ventaja, una forma de ganar dinero para que la familia vuelva a ser una verdadera familia, para que sea feliz. Paco no es malo ni bueno, es el espectador quien debe decidir. Me gustan las películas que dejan espacio a la imaginación. "Ricky" no es un cuento simpático ni bonito. No es una película amable. Y esa ambigüedad es lo que me hizo aceptar el papel. Las cosas no están decididas, no sabemos si la familia va a soportar la situación. No es una familia negativa o positiva, es una familia más. Una familia bastante desequilibrada pero no sé si una familia equilibrada es lo ideal... Cada vez me gustan menos las historias completamente blancas, inofensivas, que transmiten una esperanza trivial. Esas historias bonitas que cuentan una felicidad gratuita, una felicidad que no está ligada con una iniciación, con la experiencia del sufrimiento, me parecen vacías. Me reconozco en una filosofía de la alegría de vivir, pero una alegría de vivir que no existe sin dolor.
- "Ricky" también es el retrato de una madre.
Sí, entiendo que François tuviera ganas de abordar ese tema. Ser madre es algo tan enorme, tanto en el plano físico como moral, que en comparación, la paternidad es algo casi anecdótico. Pero al mismo tiempo, la película toca un punto muy complicado de la paternidad. La experiencia de la paternidad empieza con una frase muy sencilla: "Vas a ser padre". Y esa idea abstracta se materializa tomando la forma de un ser que respira, que tiene necesidades, algo físico que no te esperabas del todo... Ese lado "pequeño monstruo" que desembarca en tu vida y que te convierte en padre se ve reforzado en esta película por las alas de "Ricky".
- ¿Y qué tal fue rodar con niños tan pequeños?
No es fácil, pero yo tengo hijos y me gustan mucho los niños, me relaciono muy bien con ellos. Consigo instaurar enseguida un lazo entre ellos y yo, encuentro gestos. Los bebés no tienen capacidad para trabajar, hay que someterse a su ritmo biológico y no siempre es fácil. Pero son un motor formidable porque no actúan: ellos son. Esa realidad compensaba la falta de solidez de los efectos especiales en el rodaje.
-¿Cómo fue la experiencia de rodar con François Ozon?
François tiene una personalidad muy estructurada. Sabe exactamente lo que quiere, tiene la película en la cabeza y trabaja muy deprisa. Le gusta que las cosas avancen y que no se pierda el tiempo. Es muy impaciente. Se muestra impaciente para pasar de una escena a otra, de un día de rodaje a otro, del rodaje al montaje, y me imagino que de una película a otra... Ama a sus actores. Escogerles ya es una puesta en escena. Ha visto algo en ti que le convenía para el papel y luego, deja que te expreses como tu quieras. Sólo interviene si la dirección que escoges no le gusta. ¡Pero no se come la cabeza hablándote de la "esencia" de la escena antes de rodar! Enseguida te das cuenta que está enamorado de su trabajo, que ha hecho muchas películas. Es una persona con una gran fuerza interior así que no necesita hacer alarde de ella.
- ¿Qué le parece el final de la película, sobre todo que Katie vuelva a quedarse embarazada?
En una película convencional, diríamos: "Genial, la vida sigue". Pero François juega con esta imagen tradicional. Cuando vemos embarazada a Katie nos asalta la duda de saber si es una noticia trágica o positiva. ¡Nos da por pensar si ese niño tendrá alas, aletas o pezuñas de oso!