Colaboración: Nuevos motivos de sano orgullo
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Por Jon Apaolaza
En medio de tanta crisis hay que aprovechar el menor resquicio para la esperanza. Muchas cosas van mal, pero en lo que al cine iberoamericano se refiere, estamos en un gran momento. Me puedo referir a esa nueva edición de los Oscars en la que una actriz española, Penélope Cruz, dos películas coproducidas por países de nuestra área cultural y un corto animado en 3D optan a estatuilla, pero también al palmarés de Sundance, en el que por segundo año consecutivo títulos latinoamericanos han acaparado premios, en liza con cintas de todo el mundo.
Dos alegrías en menos de un mes, y una prueba más que nuestro cine nunca ha sido tan bueno y que la marginación que hemos sufrido en algunos otros festivales y mercados es tan injusta como estupida.
De estos éxitos recientes, me quedó con dos detalles importantes. El primero es que al Oscar extranjero se presentaban producciones de 65 países, entre ellas 12 iberoamericanas, y que en una selección final de cinco títulos han quedado dos hablados en español: "La teta asustada" y "El secreto de sus ojos", cintas que -anoten de paso- no sólo han acaparado buenas críticas y premios, sino que han sido grandes éxitos comerciales en sus respectivos países de origen.
La Academia española se equivocó democraticamente al elegir a Trueba y su "Baile de la Victoria" en lugar de respaldar a "Los abrazos rotos", de Pedro Almodóvar, quien con independencia de la comparación cualitativa (a cada cual sus gustos...) era evidentemente una mucho mejor candidata, con mayores posibilidades de nominación y premio. Imagino que bastantes académicos votaron no con este objetivo que acabo de citar, sino para saciar sus fobias personales. Allá ellos. El film de Trueba ni siquiera pasó la primera criba. Si "Los abrazos rotos", que recordemos ha sido elegido entre los mejores films en lengua no inglesa en los Globos de Oro y los BAFTA, hubiera representado a España quizás ahora hablaríamos de tres candidatos latinos...
También me parece destacable que por segundo año consecutivo el cine iberoamericano haya brillado en Sundance, dentro de su competición internacional. Nada menos que tres títulos en el palmarés final, con una diversidad además de recompensas artísticas y técnicas. Primero un premio del público para la coproducción peruano-colombiana "Contracorriente" que demuestra que podemos ser comerciales, otros dos de realización y guión para Juan Carlos Valdivia por su boliviana "Zona sur", que avala nuestros valores creativos, y finalmente el de fotografía para la argentina "El hombre de al lado", que habla de un virtuosismo también técnico. En definitiva, que frente a otras cinematografías del mundo, se compite y se gana. Que tomen nota en Cannes u otros foros donde tienen una percepción del cine latino que no ha cambiado en tres décadas.
Ojalá todo esto sirva para convencer a los reticentes de la necesidad de estrechar lazos entre los diferentes países y apoyar la circulación de nuestras películas en todo su amplio mercado natural, que es el de la lengua española, si es necesario creando circuitos paralelos a los comerciales, que todos sabemos a qué intereses responden.
En medio de tanta crisis hay que aprovechar el menor resquicio para la esperanza. Muchas cosas van mal, pero en lo que al cine iberoamericano se refiere, estamos en un gran momento. Me puedo referir a esa nueva edición de los Oscars en la que una actriz española, Penélope Cruz, dos películas coproducidas por países de nuestra área cultural y un corto animado en 3D optan a estatuilla, pero también al palmarés de Sundance, en el que por segundo año consecutivo títulos latinoamericanos han acaparado premios, en liza con cintas de todo el mundo.
Dos alegrías en menos de un mes, y una prueba más que nuestro cine nunca ha sido tan bueno y que la marginación que hemos sufrido en algunos otros festivales y mercados es tan injusta como estupida.
De estos éxitos recientes, me quedó con dos detalles importantes. El primero es que al Oscar extranjero se presentaban producciones de 65 países, entre ellas 12 iberoamericanas, y que en una selección final de cinco títulos han quedado dos hablados en español: "La teta asustada" y "El secreto de sus ojos", cintas que -anoten de paso- no sólo han acaparado buenas críticas y premios, sino que han sido grandes éxitos comerciales en sus respectivos países de origen.
La Academia española se equivocó democraticamente al elegir a Trueba y su "Baile de la Victoria" en lugar de respaldar a "Los abrazos rotos", de Pedro Almodóvar, quien con independencia de la comparación cualitativa (a cada cual sus gustos...) era evidentemente una mucho mejor candidata, con mayores posibilidades de nominación y premio. Imagino que bastantes académicos votaron no con este objetivo que acabo de citar, sino para saciar sus fobias personales. Allá ellos. El film de Trueba ni siquiera pasó la primera criba. Si "Los abrazos rotos", que recordemos ha sido elegido entre los mejores films en lengua no inglesa en los Globos de Oro y los BAFTA, hubiera representado a España quizás ahora hablaríamos de tres candidatos latinos...
También me parece destacable que por segundo año consecutivo el cine iberoamericano haya brillado en Sundance, dentro de su competición internacional. Nada menos que tres títulos en el palmarés final, con una diversidad además de recompensas artísticas y técnicas. Primero un premio del público para la coproducción peruano-colombiana "Contracorriente" que demuestra que podemos ser comerciales, otros dos de realización y guión para Juan Carlos Valdivia por su boliviana "Zona sur", que avala nuestros valores creativos, y finalmente el de fotografía para la argentina "El hombre de al lado", que habla de un virtuosismo también técnico. En definitiva, que frente a otras cinematografías del mundo, se compite y se gana. Que tomen nota en Cannes u otros foros donde tienen una percepción del cine latino que no ha cambiado en tres décadas.
Ojalá todo esto sirva para convencer a los reticentes de la necesidad de estrechar lazos entre los diferentes países y apoyar la circulación de nuestras películas en todo su amplio mercado natural, que es el de la lengua española, si es necesario creando circuitos paralelos a los comerciales, que todos sabemos a qué intereses responden.