Hablamos con Santiago Loza, codirector de "Los labios", premiada en el BAFICI argentino
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Santiago Loza comenzó asesorando un proyecto de su joven pupilo Iván Fund y acabó coescribiéndolo y dirigiéndolo. En su estreno mundial, dentro del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), la nueva cinta del autor de "La invención de la carne", "Artico" o "Extraño", acaba de acaparar el pasado fin de semana varios premios: Mejor Dirección en el palmarés oficial argentino, y los galardones de la FEISAL y la Asociación de Cronistas de Cine. En pocas semanas participará en Cannes (Un Certain Regard). Hablamos con él en exclusiva.
- Resúmame que es "Los labios"
Fue una codirección con un director muy joven, de 23 años, Iván Fund. Es su segunda pelicula y la quinta o sexta más. Se trata de una cinta bastante clásica en términos narrativos, nada que ver con la anterior, "La invención de la carne"."Los labios" representa un cruce entre un documental y la ficción. La filmamos en el interior de la Argentina, en el límite con El Chaco. Es la historia de tres trabajadoras sociales que van a una comunidad muy marginal del país. El estado no les da un lugar decente para vivir y ejercer su trabajo y terminan como si dijeramos "salvadas" por esa comunidad, que las aloja en un hospital abandonado, y prácticamente acaban formando parte de ella. A medida que avanza la película se van desintegrando o integrando en esa comunidad a la que han ido a atender. Tiene algo algo real pero está totalmente corrido. Además se trabajó con la gente del lugar para numerosos papeles de reparto. A pesar de que las protagonistas eran actrices que hacían de trabajadoras sociales, al cabo de una hora la gente hablaba y actuaba de una forma muy natural. No tenían ese registro de la cámara como en otros sitios. Y las actrices acabaron convirtiendose también casi en trabajadoras sociales con ese contacto con la gente de allá.
- ¿Cómo surgió esta coautoría con Fund?
Iván Fund tiene una versión muy particular, muy diferente de otros. Empecé a asesorar un proyecto suyo y fue apareciendo la oportunidad de dirigir juntos. Yo creo en la gente que viene... La que va a venir es más interesante que la está ahora. Para empezar vienen las generaciones que no conocieron las dictaduras militares. Va a haber más riesgo, nuevos formatos y estéticas. El hecho de trabajar con alguien de otra generación me interesa porque yo empiezo a alimentar ciertos vicios y esta gente nueva te cuestiona todo, te haces preguntas que ya no te hacías. El cine es tan egocéntrico que el hecho de compartir es como correrse de ese sello tan personal que se supone tiene este tipo de cine, es como borronearlo...
- ¿Hay una brecha entre ese cine de autor argentino que funciona bien en festivales pero luego es ignorado en la taquilla de su propio país?
Es una situación compleja. Particularmente yo puedo hablar de mis películas. Por ejemplo "La invención de la carne" tuvo un estreno mínimo, sólo en dos salas. Fue en esa proporción... Son películas que cuestan muy poco. Tampoco se por ahí qué se pretende.... Hay muy poco cine industrial en la Argentina, No más de 10 títulos al año, de los cuales les va bien a dos. Ultimamente le fue bien a Campanella, a Burman.... Hay dos o tres directores que hacen un cine comercial. Luego hay otro cine que no es comercial pero tampoco autoral. El cine de autor son 15 o 20 películas que van por festivales. Y finalmente hay un margen de películas "raras" que tratan de ser comerciales pero no funcionan o autorales y tampoco lo hacen. Pero no creo que haya en esto mucha diferencia con otros países. Tampoco en Estados Unidos funcionan bien todas las películas. La verdad es que a mí me deja un poco afuera esta discusión, la demanda del público... En Argentina la gente ya no va al cine para ver nada. Entonces, ¿Por qué iría a ver cine argentino? Hay tal oferta por internet u otros medios. Ahora la gente cuando acude a ver una película es como si fuese a un parque de diversiones, a ver películas en 3D... En Buenos Aires se ha recuperado un público de teatro. Quizás en algún momento podamos recuperar un público para el cine de autor, pero para todo, no sólo el argentino.
- Hay quien se pregunta por qué se hacen esas películas, con frecuencia con dinero público, y luego nadie las ve...
Lo que pasa es que estas películas tienen un costo muy bajo, están subsidiadas y lo que cuestan se suele recuperar con la televisión, con la poca gente que va a verlas y alguna venta internacional. Eso es así. Y muchas de esas películas, esas 8-10 películas autorales, tenían fondos europeos, de manera que ni siquiera era dinero argentino. ¿Para qué se hacen las películas? Desde mi punto de vista el cine es un modo, una necesidad expresiva. A mi no me interesa o no sabría hacer un cine industrial. Creo que otros lo hacen bien. Para mí el cine no puede ser un negocio. ¿Por qué las artes plásticas nadie pregunta si deben ser un negocio? Si se vende, se vende... Eso me pasa a mí. Yo no vivo del cine. No puedo vivir del cine... Doy clases, hago teatro... Está en cada uno para qué quiere el cine. Para mí que mis películas no sean un negocio no es mi problema. Tampoco creo que sean una pérdida.
- Pero no deja de ser triste que algunas cintas ni siquiera se estrenen...
Para mí es importante que la gente vea mis películas, que se estrenen, pero están surgiendo circuitos alternativos en la Argentina. Está cambiando todo eso. Aparecerán redes en Internet para lanzar este tipo de películas. En mi país, si no trabajas con los multimedios no tienes visibilidad. Nadie se entera de que ponen tu película. Lo que no está hecho por los grandes medios se convierte en alternativo, pero creo que es algo mundial. El milagro de argentina es que a pesar de todo se hace mucho cine, pero también responde a que hay un subsidio grande y muchísimos estudiantes de cine. Se decía que en la Argentina había el doble de estudiantes que en toda la Unión Europea. Y luego la gente las hace trabajando sin cobrar...
- ¿No podría darse algún tipo de saturación? Parece que el cine argentino no tiene ese mismo predicamente internacional que hace unos años...
Después de un boom.,, van quedando autores. Lo que los críticos llamaron "Nuevo cine argentino" no era un movimiento, no hubo manifiestos, no se parecía al neorrealismo o al cine alemán de los 70... En el mundo de los festivales siempre hay modas y ahora me parece que el foco está en México, en Chile o en el cine Rumano. Eso va y viene... La gente nueva que hace cine en la Argentina sabe muchas más cosas, de toda la maquinaria alternativa, los circuitos, los festivales. Hay menos ingenuidad. Eso es bueno y es malo.
- Resúmame que es "Los labios"
Fue una codirección con un director muy joven, de 23 años, Iván Fund. Es su segunda pelicula y la quinta o sexta más. Se trata de una cinta bastante clásica en términos narrativos, nada que ver con la anterior, "La invención de la carne"."Los labios" representa un cruce entre un documental y la ficción. La filmamos en el interior de la Argentina, en el límite con El Chaco. Es la historia de tres trabajadoras sociales que van a una comunidad muy marginal del país. El estado no les da un lugar decente para vivir y ejercer su trabajo y terminan como si dijeramos "salvadas" por esa comunidad, que las aloja en un hospital abandonado, y prácticamente acaban formando parte de ella. A medida que avanza la película se van desintegrando o integrando en esa comunidad a la que han ido a atender. Tiene algo algo real pero está totalmente corrido. Además se trabajó con la gente del lugar para numerosos papeles de reparto. A pesar de que las protagonistas eran actrices que hacían de trabajadoras sociales, al cabo de una hora la gente hablaba y actuaba de una forma muy natural. No tenían ese registro de la cámara como en otros sitios. Y las actrices acabaron convirtiendose también casi en trabajadoras sociales con ese contacto con la gente de allá.
- ¿Cómo surgió esta coautoría con Fund?
Iván Fund tiene una versión muy particular, muy diferente de otros. Empecé a asesorar un proyecto suyo y fue apareciendo la oportunidad de dirigir juntos. Yo creo en la gente que viene... La que va a venir es más interesante que la está ahora. Para empezar vienen las generaciones que no conocieron las dictaduras militares. Va a haber más riesgo, nuevos formatos y estéticas. El hecho de trabajar con alguien de otra generación me interesa porque yo empiezo a alimentar ciertos vicios y esta gente nueva te cuestiona todo, te haces preguntas que ya no te hacías. El cine es tan egocéntrico que el hecho de compartir es como correrse de ese sello tan personal que se supone tiene este tipo de cine, es como borronearlo...
- ¿Hay una brecha entre ese cine de autor argentino que funciona bien en festivales pero luego es ignorado en la taquilla de su propio país?
Es una situación compleja. Particularmente yo puedo hablar de mis películas. Por ejemplo "La invención de la carne" tuvo un estreno mínimo, sólo en dos salas. Fue en esa proporción... Son películas que cuestan muy poco. Tampoco se por ahí qué se pretende.... Hay muy poco cine industrial en la Argentina, No más de 10 títulos al año, de los cuales les va bien a dos. Ultimamente le fue bien a Campanella, a Burman.... Hay dos o tres directores que hacen un cine comercial. Luego hay otro cine que no es comercial pero tampoco autoral. El cine de autor son 15 o 20 películas que van por festivales. Y finalmente hay un margen de películas "raras" que tratan de ser comerciales pero no funcionan o autorales y tampoco lo hacen. Pero no creo que haya en esto mucha diferencia con otros países. Tampoco en Estados Unidos funcionan bien todas las películas. La verdad es que a mí me deja un poco afuera esta discusión, la demanda del público... En Argentina la gente ya no va al cine para ver nada. Entonces, ¿Por qué iría a ver cine argentino? Hay tal oferta por internet u otros medios. Ahora la gente cuando acude a ver una película es como si fuese a un parque de diversiones, a ver películas en 3D... En Buenos Aires se ha recuperado un público de teatro. Quizás en algún momento podamos recuperar un público para el cine de autor, pero para todo, no sólo el argentino.
- Hay quien se pregunta por qué se hacen esas películas, con frecuencia con dinero público, y luego nadie las ve...
Lo que pasa es que estas películas tienen un costo muy bajo, están subsidiadas y lo que cuestan se suele recuperar con la televisión, con la poca gente que va a verlas y alguna venta internacional. Eso es así. Y muchas de esas películas, esas 8-10 películas autorales, tenían fondos europeos, de manera que ni siquiera era dinero argentino. ¿Para qué se hacen las películas? Desde mi punto de vista el cine es un modo, una necesidad expresiva. A mi no me interesa o no sabría hacer un cine industrial. Creo que otros lo hacen bien. Para mí el cine no puede ser un negocio. ¿Por qué las artes plásticas nadie pregunta si deben ser un negocio? Si se vende, se vende... Eso me pasa a mí. Yo no vivo del cine. No puedo vivir del cine... Doy clases, hago teatro... Está en cada uno para qué quiere el cine. Para mí que mis películas no sean un negocio no es mi problema. Tampoco creo que sean una pérdida.
- Pero no deja de ser triste que algunas cintas ni siquiera se estrenen...
Para mí es importante que la gente vea mis películas, que se estrenen, pero están surgiendo circuitos alternativos en la Argentina. Está cambiando todo eso. Aparecerán redes en Internet para lanzar este tipo de películas. En mi país, si no trabajas con los multimedios no tienes visibilidad. Nadie se entera de que ponen tu película. Lo que no está hecho por los grandes medios se convierte en alternativo, pero creo que es algo mundial. El milagro de argentina es que a pesar de todo se hace mucho cine, pero también responde a que hay un subsidio grande y muchísimos estudiantes de cine. Se decía que en la Argentina había el doble de estudiantes que en toda la Unión Europea. Y luego la gente las hace trabajando sin cobrar...
- ¿No podría darse algún tipo de saturación? Parece que el cine argentino no tiene ese mismo predicamente internacional que hace unos años...
Después de un boom.,, van quedando autores. Lo que los críticos llamaron "Nuevo cine argentino" no era un movimiento, no hubo manifiestos, no se parecía al neorrealismo o al cine alemán de los 70... En el mundo de los festivales siempre hay modas y ahora me parece que el foco está en México, en Chile o en el cine Rumano. Eso va y viene... La gente nueva que hace cine en la Argentina sabe muchas más cosas, de toda la maquinaria alternativa, los circuitos, los festivales. Hay menos ingenuidad. Eso es bueno y es malo.