Alejandro Ramírez escribe sobre "Todos hemos pecado"
- por © IndiFilms-NOTICINE.com
Por Alejandro Ramírez (*)
Cuando comencé a escribir este guión me di cuenta que cada palabra que anotaba tenía una historia, una especie de motivo que la justificaba. Seguí escribiendo y descubrí que lo que estaba haciendo era transformar la realidad en una fantasía llena de verdad, porque eso es para mí el cine. Siempre he reconocido que escribo de prestado, pero ahora más que nunca tomé un poco de aquí y otro poco de allá para crear los tres capítulos que conforman "Todos hemos pecado".
Por ejemplo, a Gabriel García Márquez le debo la influencia del realismo mágico en esta historia y por eso en algún diálogo incluí aquel título de uno de sus cuentos: "En este pueblo no hay ladrones" (que en los años 60 se convirtiera en película también).
A Juan Rulfo le debo los paisajes secos y los pueblos vacíos que me inspiró su "Pedro Páramo" y "El llano en llamas", aquellos pueblos que tal vez fueron la casa de mis abuelos Pedro Ramírez y Agapita Castellón, de quienes solo recuerdo el nombre y el dato de haber nacido en Jalisco, en un pueblo llamado Ameca, al que por cierto no conozco pero a veces me imagino; su recuerdo es como en esta historia un continuo deambular de los vivos con los muertos, en donde de pronto ya no se distingue el cielo de la tierra. También quiero declarar que a Rulfo le robé con tremendo respeto el título de uno de sus cuentos y lo convertí en el diálogo suplicante de un personaje de esta historia: "Diles que no me maten".
En uno de esos tantos viajes en autobús escuché, más nunca pude mirar su rostro, a un par de mujeres que sospeche aspirantes a monjas, pronunciar lo que ahora es la frase inicial de una de las historias "por el polvo y la ceniza, que digo la verdad y no más que la verdad", un juramento que jamás había escuchado, pero lo dijeron con tanta convicción que hasta yo mismo lo creí. Del mismo modo están escritos los diálogos de este guión, con las frases muchas veces escuchadas de aquí y de allá, con el tono dramático con el que todos los mexicanos hablamos, con nuestro desparpajo para llorar y reír, morir y nacer, chingarnos la vida enterita y si se deja la muerte, también.
Los nombres de los personajes también tienen sus por qués. La actriz Regina Kuri, suele decir que soy un "chingado escuincle" y entonces decidí transformar aquel apodo para nombrar a la protagonista de esta historia, a la que bautice como "La chingada vieja" y dedique a mi madre, que pese a todo y contra todo, ha sido la mujer que más he querido. A los cuatro hombres los bauticé con los nombres de los apóstoles, porque eso son, cuatro crédulos que avanzan sin saber a donde, fieles creyentes de un cielo prometido, también somos los cuatro hombres de mi casa (Carlos padre, Carlos hijo, Sergio y yo), porque por ellos comencé a escribir un cuento que se convirtió en este guión. A los demás no les puse nombre, les puse apodos, porque también son formas de llamar a alguien y los recuerdas más, lastima que en pantalla no se vayan a notar tanto, ya veré la forma de que el espectador también los conozca.
Y la más grande de las inspiraciones: la religión católica. A ella le robé la concepción del cielo, más lo transforme a mi modo, le omití las nubes, los ángeles y San Pedro. Lo inventé tierroso, desértico, soleado, silencioso, pero sobre todo mexicano, como un paisaje de los que se miran cuando uno va en la carretera callado esperando llegar a otro lugar. El título de las tres historias se lo debo a los tantos rezos que me aprendí para hacer la primera comunión y que a veces cuando tengo ganas repito deseoso de que funcionen. Esos mismos rezos me ayudaron a crear los nombres de las escenas del Capítulo II (ruega por ellos), nombres que pronuncie en cada posada a la que fui y en cada rosario dedicado a algún difunto. Adaptar la pasión de Cristo me sirvió para linchar a un personaje, pero también los noticiarios y la realidad de este México justiciero fueron una gran inspiración, por eso no quiero robarle su merito a los días de enfrentamiento en el municipio de Atenco (Tlahuac, Oaxaca, Canoa, etc). Y para terminar con lo católico, quiero reconocer lo que más le he agradecido, la fe que me enseñó a tenerle no a un Dios, ni a un santo, sino a la propia vida que a cada rato me pide una prueba, por eso intento hacer películas, porque tengo fe en lo hago, en mis compañeros y en ese público que me mantiene en suspenso cada vez que ve una de mis historias. Definitivamente, el cine no es para lo incrédulos.
Quiero aclarar que esta historia se escribió en los meses de mayo y junio del 2006, con la voz de Susana Harp de fondo cantando la música de Oaxaca. Y el bolero "Nuestro juramento" interpretado por Julio Jaramillo, con quien tuve un reencuentro después de mucho tiempo, cuando lo volví a escuchar regrese veintitantos años atrás a mi casa, rodeado de mis 5 hermanos y de mi madre, una devota a la voz de este ecuatoriano que nos sirvió de canción de cuna y de música de fondo para los años en los que fuimos una enorme familia. Por Susana Harp y Julio Jaramillo es posible que estos personajes sientan lo que ya sienten.Por último, quiero decir que el tema de la muerte me interesó porque los humanos solemos despreciarla, pero solo basta con saberla cerca un día para que aprendamos a quererla también.
A ella pocas veces le hemos dado la oportunidad de contarnos lo que siente y yo he pensado que algo tiene que sentir, tal vez unas ganas inmensas de querer, porque el amor de tanto verlo se contagia.
Espero que la historia de esta muerte les guste tanto como me ha gustado a mi inventarla, para mi ha sido la reconciliación con ella, la que un día vino y me dejo sin padre, ni hermano, la que a veces me saluda cuando pasa por aquí y me recuerda que cualquier día me invita a conocer su camión de redilas rojo infierno que en su defensa trasera dice “ojos que te vieron ir…”
(*) Alejandro Ramírez, que fuera colaborador de CLAQUETA.com, antecedente de esta NOTICINE.com, tras varios cortos ha logrado realizar su opera prima en el largometraje, y lo ha hecho rodeado de algunos de los talentos actorales más importantes de México: Aleyda Gallardo, Alberto Estrella, María Rojo, Patricia Reyes Spíndola, Angélica Aragón, Vanessa Bauche, Josefina Echánove, Delia Casanova, Manuel Ojeda, Jorge Adrián Spíndola, Julio Bracho, Mario Almada, Luis Felipe Tovar, David Aarón Estrada, Alonso Echánove, Ignacio Guadalupe y Mario Zaragoza. "Todos hemos pecado" se estrena a partir del próximo 1 de noviembre.
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Cuando comencé a escribir este guión me di cuenta que cada palabra que anotaba tenía una historia, una especie de motivo que la justificaba. Seguí escribiendo y descubrí que lo que estaba haciendo era transformar la realidad en una fantasía llena de verdad, porque eso es para mí el cine. Siempre he reconocido que escribo de prestado, pero ahora más que nunca tomé un poco de aquí y otro poco de allá para crear los tres capítulos que conforman "Todos hemos pecado".
Por ejemplo, a Gabriel García Márquez le debo la influencia del realismo mágico en esta historia y por eso en algún diálogo incluí aquel título de uno de sus cuentos: "En este pueblo no hay ladrones" (que en los años 60 se convirtiera en película también).
A Juan Rulfo le debo los paisajes secos y los pueblos vacíos que me inspiró su "Pedro Páramo" y "El llano en llamas", aquellos pueblos que tal vez fueron la casa de mis abuelos Pedro Ramírez y Agapita Castellón, de quienes solo recuerdo el nombre y el dato de haber nacido en Jalisco, en un pueblo llamado Ameca, al que por cierto no conozco pero a veces me imagino; su recuerdo es como en esta historia un continuo deambular de los vivos con los muertos, en donde de pronto ya no se distingue el cielo de la tierra. También quiero declarar que a Rulfo le robé con tremendo respeto el título de uno de sus cuentos y lo convertí en el diálogo suplicante de un personaje de esta historia: "Diles que no me maten".
En uno de esos tantos viajes en autobús escuché, más nunca pude mirar su rostro, a un par de mujeres que sospeche aspirantes a monjas, pronunciar lo que ahora es la frase inicial de una de las historias "por el polvo y la ceniza, que digo la verdad y no más que la verdad", un juramento que jamás había escuchado, pero lo dijeron con tanta convicción que hasta yo mismo lo creí. Del mismo modo están escritos los diálogos de este guión, con las frases muchas veces escuchadas de aquí y de allá, con el tono dramático con el que todos los mexicanos hablamos, con nuestro desparpajo para llorar y reír, morir y nacer, chingarnos la vida enterita y si se deja la muerte, también.
Los nombres de los personajes también tienen sus por qués. La actriz Regina Kuri, suele decir que soy un "chingado escuincle" y entonces decidí transformar aquel apodo para nombrar a la protagonista de esta historia, a la que bautice como "La chingada vieja" y dedique a mi madre, que pese a todo y contra todo, ha sido la mujer que más he querido. A los cuatro hombres los bauticé con los nombres de los apóstoles, porque eso son, cuatro crédulos que avanzan sin saber a donde, fieles creyentes de un cielo prometido, también somos los cuatro hombres de mi casa (Carlos padre, Carlos hijo, Sergio y yo), porque por ellos comencé a escribir un cuento que se convirtió en este guión. A los demás no les puse nombre, les puse apodos, porque también son formas de llamar a alguien y los recuerdas más, lastima que en pantalla no se vayan a notar tanto, ya veré la forma de que el espectador también los conozca.
Y la más grande de las inspiraciones: la religión católica. A ella le robé la concepción del cielo, más lo transforme a mi modo, le omití las nubes, los ángeles y San Pedro. Lo inventé tierroso, desértico, soleado, silencioso, pero sobre todo mexicano, como un paisaje de los que se miran cuando uno va en la carretera callado esperando llegar a otro lugar. El título de las tres historias se lo debo a los tantos rezos que me aprendí para hacer la primera comunión y que a veces cuando tengo ganas repito deseoso de que funcionen. Esos mismos rezos me ayudaron a crear los nombres de las escenas del Capítulo II (ruega por ellos), nombres que pronuncie en cada posada a la que fui y en cada rosario dedicado a algún difunto. Adaptar la pasión de Cristo me sirvió para linchar a un personaje, pero también los noticiarios y la realidad de este México justiciero fueron una gran inspiración, por eso no quiero robarle su merito a los días de enfrentamiento en el municipio de Atenco (Tlahuac, Oaxaca, Canoa, etc). Y para terminar con lo católico, quiero reconocer lo que más le he agradecido, la fe que me enseñó a tenerle no a un Dios, ni a un santo, sino a la propia vida que a cada rato me pide una prueba, por eso intento hacer películas, porque tengo fe en lo hago, en mis compañeros y en ese público que me mantiene en suspenso cada vez que ve una de mis historias. Definitivamente, el cine no es para lo incrédulos.
Quiero aclarar que esta historia se escribió en los meses de mayo y junio del 2006, con la voz de Susana Harp de fondo cantando la música de Oaxaca. Y el bolero "Nuestro juramento" interpretado por Julio Jaramillo, con quien tuve un reencuentro después de mucho tiempo, cuando lo volví a escuchar regrese veintitantos años atrás a mi casa, rodeado de mis 5 hermanos y de mi madre, una devota a la voz de este ecuatoriano que nos sirvió de canción de cuna y de música de fondo para los años en los que fuimos una enorme familia. Por Susana Harp y Julio Jaramillo es posible que estos personajes sientan lo que ya sienten.Por último, quiero decir que el tema de la muerte me interesó porque los humanos solemos despreciarla, pero solo basta con saberla cerca un día para que aprendamos a quererla también.
A ella pocas veces le hemos dado la oportunidad de contarnos lo que siente y yo he pensado que algo tiene que sentir, tal vez unas ganas inmensas de querer, porque el amor de tanto verlo se contagia.
Espero que la historia de esta muerte les guste tanto como me ha gustado a mi inventarla, para mi ha sido la reconciliación con ella, la que un día vino y me dejo sin padre, ni hermano, la que a veces me saluda cuando pasa por aquí y me recuerda que cualquier día me invita a conocer su camión de redilas rojo infierno que en su defensa trasera dice “ojos que te vieron ir…”
(*) Alejandro Ramírez, que fuera colaborador de CLAQUETA.com, antecedente de esta NOTICINE.com, tras varios cortos ha logrado realizar su opera prima en el largometraje, y lo ha hecho rodeado de algunos de los talentos actorales más importantes de México: Aleyda Gallardo, Alberto Estrella, María Rojo, Patricia Reyes Spíndola, Angélica Aragón, Vanessa Bauche, Josefina Echánove, Delia Casanova, Manuel Ojeda, Jorge Adrián Spíndola, Julio Bracho, Mario Almada, Luis Felipe Tovar, David Aarón Estrada, Alonso Echánove, Ignacio Guadalupe y Mario Zaragoza. "Todos hemos pecado" se estrena a partir del próximo 1 de noviembre.
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