Crítica: "La revolución de Juan Escopeta", simpático viaje por un México convulso

por © Correcámara-NOTICINE.com
'La revolución de Juan Escopeta'
'La revolución de Juan Escopeta'
Por Déborah Farjí Núñez

La opera prima del realizador Jorge A. Estrada, recién llegada a las pantallas de México es un simpático largometraje de animación. Escrita por Alfredo Castañeda y el mismo Estrada, "La revolución de Juan Escopeta" presenta la historia de "Gapo", un niño de 11 años que al morir su madre en plena revolución (Guanajuato, 1914) decide ir en busca de su hermano, quien se encuentra en el norte del país luchando con las fuerzas de Pancho Villa. En su camino, se topará con el legendario Juan Escopeta, un matón de élite de las épocas de Don Porfirio, al que logra doblegarle la malicia y conmoverle el corazón, convirtiéndolo en su guardián hasta las últimas consecuencias.   

Producida por Ricardo Arnaiz ("La leyenda de la Nahuala", 2007), Foprocine, los gobiernos de Puebla y Guanajuato, la cinta está realizada en 2D y 3D, lo que alcanzó un costo de 28 millones de pesos. Una historia sencilla que muestra la perspectiva de un niño huérfano frente a los problemas de violencia, traición, venganza, amistad y sacrificio.   

La música original de Jorge Calleja y un par de corridos propios de la época animan la acción, un viaje por las tierras de un México convulso, con impresionantes batallas y un sin fin de balas. El encuentro con personajes tan típicos y vigentes de nuestra cultura arranca también una que otra risa. Y es que la empatía no tarda en surgir pues se camina de la mano de Gapo, quien cuestiona sus motivaciones y evoluciona sin darse cuenta hasta obtener sus logros.   

Las voces de Joaquín Cosío ("El infierno", 2010), Ulises Nieto ("Gritos de muerte y libertad", 2010), Dolores Heredia ("Días de gracia", 2011), Julieta Egurrola ("En el país de no pasa nada", 2000), Carlos Cobos ("Conejo en la luna", 2004) y Bruno Bichir ("Crónica de un desayuno", 2000) dan vida a algunos de los ocurrentes personajes de esta "road movie" animada.   

Sin llegar a ser determinantes, se asoman algunos problemas de calidad de imagen, continuidad, edición y ritmo lento que dispersan la atención, sobre todo este último, si se considera que la cinta va dirigida al público adolescente principalmente. En contraste, hay diálogos orgánicos y campechanos que aunque de principios del siglo XX, se sienten delineados para el México actual.   

Independientemente de su mérito técnico-visual, es de alabar el interés de Estrada por desarrollar un proyecto con contenidos nacionales, sobre todo en épocas en las que niños y adolescentes viven bombardeados de producciones internacionales y temáticas que aunque universales, poco corresponden a la riqueza histórica/cultural de su propio país.

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