Estreno en Chile del nuevo film de Sebastián Silva, "Gatos viejos"
- por © D.O./TodoCine-NOTICINE.com
Aunque hace más de un año que se terminó y se pasea por festivales, "Gatos viejos", la nueva película del chileno afincado en los Estados Unidos Sebastián Silva, que tantos reconocimientos mereció por su anterior "La nana", no se ha lanzado en Chile hasta esta semana, coincidiendo con el Día del Cine Chileno. Codirigida con Pedro Peirano, "Gatos viejos", es un drama familiar sobre una madre de edad avanzada (Bélgica Castro), con principios de senilidad, y su hija (Claudia Celedón), quien es lesbiana y recibe la visita de su pareja (Catalina Saavedra, la estrella de "La nana"). Daniel Olave habló con la primera de esas actrices.
Hace 40 años que el matrimonio de Bélgica Castro y Alejandro Sieveking viven en el mismo departamento de calle Santa Lucía, frente al cerro, en pleno centro de Santiago. Un espacio muy íntimo, con sus paredes llenas de cuadros, y los estantes repletos de libros y adornos, muchos de los cuales han traído de sus numerosos viajes. Por allí también se pasea su enorme gata Tamar, que junto a sus dueños, es una de las protagonistas de "Gatos viejos", de Sebastián Silva y Pedro Peirano.
Salvo la década que por el exilio vivieron en Costa Rica, ese departamento ha sido su hogar, y hace dos años, también fue la locación principal de la nueva la cinta, que se estrena el 15 de diciembre, y donde también actúan Claudia Celedón y Catalina Saavedra. "Nosotros hicimos antes la película "la vida me mata", y a raíz de eso, Sebastián (Silva) vino a hablar del proyecto y a conocernos", cuenta Bélgica Castro. "Y cuando vio el departamento y que estaba el cerro al frente, se empezó a entusiasmar con la idea que hiciéramos una película aquí dentro".
Bélgica Castro (90) y Alejandro Sieveking (77) son figuras claves del teatro chileno. Ganadora del Premio Nacional, ella ha actuado en cientos de obras, perteneció al Teatro Experimental de la Universidad de Chile, y al Teatro del Angel. El es dramaturgo, director y actor teatral. Autor de clásicos como "Animas de Día Claro" y "La Mantis Religiosa", también ha trabajado en televisión y ha sido profesor universitario.
Bélgica recuerda que tuvo su primer papel en el cine en 1944, en "Hollywood es así", de Jorge Délano "Coke", "donde hacía de una mujer de campo y apenas decía una frase". Luego estuvo en "El final del Juego" (1970), de Luis Cornejo. Con Raúl Ruiz hizo "Palomita Blanca", "Días de Campo" y "La Recta Provincia"; y con Andrés Wood, "El Desquite" y "La Buena Vida". También recuerda con nostalgia su participación en "Viva Crucis" (1994) de Patricio Kaulen, donde ella hacía de la madre del diablo: "con un vestido rojo de terciopelo. Era espectacular todo, es una lástima que no se pudiera terminar". ¿Su papel más querido? El de de científico ruso en la comedia "Chile Puede", de Ricardo Larraín: "porque nunca había hecho algo tan divertido y diferente. Nadie me reconocía".
Alejandro Sieveking tuvo su primer papel en el cine en la cinta "Estado de sitio", que Constantin Costa- Gavras (el mismo de "Missing / Desaparecido") rodó en Chile en 1972. "Fue un trabajo pequeño, pero el director nos trataba como si estuviéramos en una cuna", recuerda. Ha trabajado además en films como "La vida me mata" y "La recta provincia"; y es parte del elenco de "La pasión de Michelangelo", de Esteban Larraín, a estrenarse el 2012. Además, dos de sus obras han sido llevadas al cine: "Tres tristes tigres", por Raúl Ruiz; y "La remolienda", por Joaquín Eyzaguirre.
"En el cine, lo que impulsa que uno haga lo que sea, es que el guión sea bueno", dice Bélgica. "Cuando lo es, uno se compromete con cualquier cosa, sin importar sueldo, duración, el trabajo, que sea aquí mismo, o que uno tenga que dormir en el set y todo ese tipo de cosas. Nada importa si el guión es bueno, y además es el director quien lo escribe".
"Una filmación es un poco una fiesta", complementa su marido. "Porque toda la gente se está realizando, está cumpliendo un objetivo, un sueño y uno lo pasa bien. Se pasa mal cuando es uno el que esté inseguro, o cuando está atrasado en memorizar sus diálogos, por ejemplo".
Sobre"Gatos viejos", Sieveking dice que la motivación principal fue cómo se tocaba el tema de la vejez: "A esta edad uno tiene ciertos… no temores, no es la palabra exacta. Pero uno ve la declinación que produce la edad, en el sentido de falta de vitalidad. En perder la memoria, en imaginarse cosas o transformarse un poco en otro, que el carácter cambie. Y eso es lo que estaba en el guión y fue lo que nos pareció atractivo. Y que especialmente el personaje de la Bélgica, se va desmoronando…"
"Que ya no es la misma", agrega Bélgica. "Porque tiene un Alzheimer que está progresando… Hay una escena en el cerro donde tuve que entrar al agua, y fue terrible. Pero había que hacerlo, en eso, yo soy lo más disciplinada que hay. Yo no sé nadar, le tengo pánico al agua, y tenía que entrar por esos chorros, que tienen mucha fuerza. Y lo tuve que hacer varias veces. Me secaban la ropa, me peinaban y tenía que entrar de nuevo. Alejandro estaba angustiado."
"Yo lloraba", dice su marido. "Sebastián me preguntaba ¿estás llorando? Y yo le decía: "es que la Bélgica le tiene fobia al agua", recuerda sonriendo.
"Es que el libreto era muy bueno", insiste Bélgica. "Y eso es lo que importa. A uno siempre le ofrecen películas oye, y lees el libreto y entonces tienen que inventar que no puedes, porque tienes que hacer un viaje a Buenos Aires o algo así".
"O a veces tú dices que lo tienes que trabajar más", remata él. "Pero uno lo hace por cariño a la gente de la profesión. Obviamente uno quiere lo mejor para todo el mundo. Uno quiere la época de oro del cine chileno. Y uno no lo hace porque se sienta superior. Nosotros venimos del teatro, y en esto de la actuación de cine, me considero completamente un aprendiz".
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Hace 40 años que el matrimonio de Bélgica Castro y Alejandro Sieveking viven en el mismo departamento de calle Santa Lucía, frente al cerro, en pleno centro de Santiago. Un espacio muy íntimo, con sus paredes llenas de cuadros, y los estantes repletos de libros y adornos, muchos de los cuales han traído de sus numerosos viajes. Por allí también se pasea su enorme gata Tamar, que junto a sus dueños, es una de las protagonistas de "Gatos viejos", de Sebastián Silva y Pedro Peirano.
Salvo la década que por el exilio vivieron en Costa Rica, ese departamento ha sido su hogar, y hace dos años, también fue la locación principal de la nueva la cinta, que se estrena el 15 de diciembre, y donde también actúan Claudia Celedón y Catalina Saavedra. "Nosotros hicimos antes la película "la vida me mata", y a raíz de eso, Sebastián (Silva) vino a hablar del proyecto y a conocernos", cuenta Bélgica Castro. "Y cuando vio el departamento y que estaba el cerro al frente, se empezó a entusiasmar con la idea que hiciéramos una película aquí dentro".
Bélgica Castro (90) y Alejandro Sieveking (77) son figuras claves del teatro chileno. Ganadora del Premio Nacional, ella ha actuado en cientos de obras, perteneció al Teatro Experimental de la Universidad de Chile, y al Teatro del Angel. El es dramaturgo, director y actor teatral. Autor de clásicos como "Animas de Día Claro" y "La Mantis Religiosa", también ha trabajado en televisión y ha sido profesor universitario.
Bélgica recuerda que tuvo su primer papel en el cine en 1944, en "Hollywood es así", de Jorge Délano "Coke", "donde hacía de una mujer de campo y apenas decía una frase". Luego estuvo en "El final del Juego" (1970), de Luis Cornejo. Con Raúl Ruiz hizo "Palomita Blanca", "Días de Campo" y "La Recta Provincia"; y con Andrés Wood, "El Desquite" y "La Buena Vida". También recuerda con nostalgia su participación en "Viva Crucis" (1994) de Patricio Kaulen, donde ella hacía de la madre del diablo: "con un vestido rojo de terciopelo. Era espectacular todo, es una lástima que no se pudiera terminar". ¿Su papel más querido? El de de científico ruso en la comedia "Chile Puede", de Ricardo Larraín: "porque nunca había hecho algo tan divertido y diferente. Nadie me reconocía".
Alejandro Sieveking tuvo su primer papel en el cine en la cinta "Estado de sitio", que Constantin Costa- Gavras (el mismo de "Missing / Desaparecido") rodó en Chile en 1972. "Fue un trabajo pequeño, pero el director nos trataba como si estuviéramos en una cuna", recuerda. Ha trabajado además en films como "La vida me mata" y "La recta provincia"; y es parte del elenco de "La pasión de Michelangelo", de Esteban Larraín, a estrenarse el 2012. Además, dos de sus obras han sido llevadas al cine: "Tres tristes tigres", por Raúl Ruiz; y "La remolienda", por Joaquín Eyzaguirre.
"En el cine, lo que impulsa que uno haga lo que sea, es que el guión sea bueno", dice Bélgica. "Cuando lo es, uno se compromete con cualquier cosa, sin importar sueldo, duración, el trabajo, que sea aquí mismo, o que uno tenga que dormir en el set y todo ese tipo de cosas. Nada importa si el guión es bueno, y además es el director quien lo escribe".
"Una filmación es un poco una fiesta", complementa su marido. "Porque toda la gente se está realizando, está cumpliendo un objetivo, un sueño y uno lo pasa bien. Se pasa mal cuando es uno el que esté inseguro, o cuando está atrasado en memorizar sus diálogos, por ejemplo".
Sobre"Gatos viejos", Sieveking dice que la motivación principal fue cómo se tocaba el tema de la vejez: "A esta edad uno tiene ciertos… no temores, no es la palabra exacta. Pero uno ve la declinación que produce la edad, en el sentido de falta de vitalidad. En perder la memoria, en imaginarse cosas o transformarse un poco en otro, que el carácter cambie. Y eso es lo que estaba en el guión y fue lo que nos pareció atractivo. Y que especialmente el personaje de la Bélgica, se va desmoronando…"
"Que ya no es la misma", agrega Bélgica. "Porque tiene un Alzheimer que está progresando… Hay una escena en el cerro donde tuve que entrar al agua, y fue terrible. Pero había que hacerlo, en eso, yo soy lo más disciplinada que hay. Yo no sé nadar, le tengo pánico al agua, y tenía que entrar por esos chorros, que tienen mucha fuerza. Y lo tuve que hacer varias veces. Me secaban la ropa, me peinaban y tenía que entrar de nuevo. Alejandro estaba angustiado."
"Yo lloraba", dice su marido. "Sebastián me preguntaba ¿estás llorando? Y yo le decía: "es que la Bélgica le tiene fobia al agua", recuerda sonriendo.
"Es que el libreto era muy bueno", insiste Bélgica. "Y eso es lo que importa. A uno siempre le ofrecen películas oye, y lees el libreto y entonces tienen que inventar que no puedes, porque tienes que hacer un viaje a Buenos Aires o algo así".
"O a veces tú dices que lo tienes que trabajar más", remata él. "Pero uno lo hace por cariño a la gente de la profesión. Obviamente uno quiere lo mejor para todo el mundo. Uno quiere la época de oro del cine chileno. Y uno no lo hace porque se sienta superior. Nosotros venimos del teatro, y en esto de la actuación de cine, me considero completamente un aprendiz".
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