Antonio Banderas, candidato al Tony, considera instalarse en Nueva York
- por © Corresponsal-NOTICINE.com
3-VI-03
Más que por su nominación al Oscar teatral, el Tony, que se entrega este próximo domingo, Antonio Banderas está satisfecho y orgulloso de haber vuelto al terreno en el que hace más de un cuarto de siglo empezó sus pasos como actor y de haberlo logrado, cantando, pese a tener muy poco a su favor. Sabe que en Estados Unidos para la mayoría él es un astro de la pantalla con cierto toque exótico latino, algo no muy próximo a la imagen tradicional del intérprete de Broadway. "A mí me podían haber crucificado en Times Square y por 25 centavos me daba una patadita en el culo todo el que hubiera querido. Pero no, las cosas han ido muy bien", afirma satisfecho Antonio en declaraciones publicadas este martes por el diario La Nación.
Desde el pasado abril, el actor malagueño se planta ocho veces a la semana para representar el musical "Nine", inspirado en la película "8 y medio", de Federico Fellini, con libreto de Arthur Kopit, y música y letra de Maury Yeston. La obra no es un estreno absoluto, ya que tuvo una primera versión hace 20 años, protagonizada entonces por el llorado Raúl Julia. Ahora, la actuación de Antonio, su voz y forma de moverse en el escenario del Teatro Eugene O'Neill han sido elogiadas por la crítica neoyorquina y a nadie sorprendió que el pasado mayo fuese citado como candidato a mejor actor en musical, teniendo enfrente a otros cuatro intérpretes de peso y experiencia, Harvey Fierstein ("Hairspray"), Malcolm Gets ("Amour"), Brian Stokes Mitchell ("Man of La Mancha") y John Selya ("Movin' out").
Este primer contacto con el teatro norteamericano, que se prolongará hasta septiembre, no va a ser una experiencia aislada, ya que Banderas considera mudarse a la "Gran Manzana" y compatibilizar esta actividad con el cine: "No quiero ser uno de esos actores que vienen de Hollywood a Broadway, ponen una bandera aquí, hacen una gran entrada y se largan. A mí me gustaría mantener una relación con Broadway y con el teatro en general, puede ser off Broadway, off off Broadway o incluso España otra vez. Me gustaría mantener una relación más directa y no esperar otros quince años a hacer un espectáculo porque es muy satisfactorio".
Y es que su relación con los escenarios, tal vez algo olvidada, después de década y media, estuvo en el origen de la vocación del protagonista de "La máscara del Zorro", cuando vió en 1976 la versión española de la ópera rock "Hair". "El teatro musical me encanta. Yo soy un actor por el teatro musical. Mi primera ambición fue el teatro y por medio de él entré en contacto con la actuación. Actué cinco años en Málaga y luego en Madrid, pero después el cine vino y me sacó del asunto. Es curioso porque al llegar aquí, de alguna manera, aunque sea teatro en inglés y sea un musical, me siento como en mi casa. El teatro tiene un lenguaje muy internacional; no depende tanto de la lengua en que lo estás haciendo; hay algo que supera al lenguaje que tiene que ver con ritmo, distancias, otros elementos, que me siento en mi territorio".
Sin duda, y a pesar de la proximidad de su mujer, Melanie Griffith, quien está ensayando para pronto sumarse a la obra "Chicago", a escasa distancia del teatro de Antonio, éste asume su gran suerte con "Nine", la historia de un hombre rodeado de mujeres desde la infancia -16 con él como único hombre en el escenario- y recuerda al actor que dió vida al mismo personaje en el cine, Marcello Mastroianni, con quien se siente muy identificado: "Me acuerdo de que Marcello iba a rodar en Barcelona una película y le preguntaron en una entrevista si tenía en esa ciudad todos los elementos que necesitaba para hacerla. Y él dijo, en contra de todos los actores americanos del método: ¿hay mujeres en Barcelona? Sí. ¿Hay vino en Barcelona? Sí. ¿Hay comida en Barcelona? Sí. Ya está, cojonudo, es todo lo que necesito".
A pocos días de la gala de los Tony, el actor malagueño sólo piensa en superar esa fecha y poder descansar junto a su esposa. En caso de ser afortunado con la estatuilla, asegura que no padecería un ataque de vanidad: "No, la verdad, después de veintisiete años de trabajo, habiendo chupado todo lo que yo he chupado en la vida es muy difícil que las cosas se suban a la cabeza. La verdad es que ni esperaba esta candidatura; esperaba cumplir las funciones determinadas, poder hacer una presentación decente, salir más o menos airoso del trámite, y cumplir un sueño".
Más que por su nominación al Oscar teatral, el Tony, que se entrega este próximo domingo, Antonio Banderas está satisfecho y orgulloso de haber vuelto al terreno en el que hace más de un cuarto de siglo empezó sus pasos como actor y de haberlo logrado, cantando, pese a tener muy poco a su favor. Sabe que en Estados Unidos para la mayoría él es un astro de la pantalla con cierto toque exótico latino, algo no muy próximo a la imagen tradicional del intérprete de Broadway. "A mí me podían haber crucificado en Times Square y por 25 centavos me daba una patadita en el culo todo el que hubiera querido. Pero no, las cosas han ido muy bien", afirma satisfecho Antonio en declaraciones publicadas este martes por el diario La Nación.
Desde el pasado abril, el actor malagueño se planta ocho veces a la semana para representar el musical "Nine", inspirado en la película "8 y medio", de Federico Fellini, con libreto de Arthur Kopit, y música y letra de Maury Yeston. La obra no es un estreno absoluto, ya que tuvo una primera versión hace 20 años, protagonizada entonces por el llorado Raúl Julia. Ahora, la actuación de Antonio, su voz y forma de moverse en el escenario del Teatro Eugene O'Neill han sido elogiadas por la crítica neoyorquina y a nadie sorprendió que el pasado mayo fuese citado como candidato a mejor actor en musical, teniendo enfrente a otros cuatro intérpretes de peso y experiencia, Harvey Fierstein ("Hairspray"), Malcolm Gets ("Amour"), Brian Stokes Mitchell ("Man of La Mancha") y John Selya ("Movin' out").
Este primer contacto con el teatro norteamericano, que se prolongará hasta septiembre, no va a ser una experiencia aislada, ya que Banderas considera mudarse a la "Gran Manzana" y compatibilizar esta actividad con el cine: "No quiero ser uno de esos actores que vienen de Hollywood a Broadway, ponen una bandera aquí, hacen una gran entrada y se largan. A mí me gustaría mantener una relación con Broadway y con el teatro en general, puede ser off Broadway, off off Broadway o incluso España otra vez. Me gustaría mantener una relación más directa y no esperar otros quince años a hacer un espectáculo porque es muy satisfactorio".
Y es que su relación con los escenarios, tal vez algo olvidada, después de década y media, estuvo en el origen de la vocación del protagonista de "La máscara del Zorro", cuando vió en 1976 la versión española de la ópera rock "Hair". "El teatro musical me encanta. Yo soy un actor por el teatro musical. Mi primera ambición fue el teatro y por medio de él entré en contacto con la actuación. Actué cinco años en Málaga y luego en Madrid, pero después el cine vino y me sacó del asunto. Es curioso porque al llegar aquí, de alguna manera, aunque sea teatro en inglés y sea un musical, me siento como en mi casa. El teatro tiene un lenguaje muy internacional; no depende tanto de la lengua en que lo estás haciendo; hay algo que supera al lenguaje que tiene que ver con ritmo, distancias, otros elementos, que me siento en mi territorio".
Sin duda, y a pesar de la proximidad de su mujer, Melanie Griffith, quien está ensayando para pronto sumarse a la obra "Chicago", a escasa distancia del teatro de Antonio, éste asume su gran suerte con "Nine", la historia de un hombre rodeado de mujeres desde la infancia -16 con él como único hombre en el escenario- y recuerda al actor que dió vida al mismo personaje en el cine, Marcello Mastroianni, con quien se siente muy identificado: "Me acuerdo de que Marcello iba a rodar en Barcelona una película y le preguntaron en una entrevista si tenía en esa ciudad todos los elementos que necesitaba para hacerla. Y él dijo, en contra de todos los actores americanos del método: ¿hay mujeres en Barcelona? Sí. ¿Hay vino en Barcelona? Sí. ¿Hay comida en Barcelona? Sí. Ya está, cojonudo, es todo lo que necesito".
A pocos días de la gala de los Tony, el actor malagueño sólo piensa en superar esa fecha y poder descansar junto a su esposa. En caso de ser afortunado con la estatuilla, asegura que no padecería un ataque de vanidad: "No, la verdad, después de veintisiete años de trabajo, habiendo chupado todo lo que yo he chupado en la vida es muy difícil que las cosas se suban a la cabeza. La verdad es que ni esperaba esta candidatura; esperaba cumplir las funciones determinadas, poder hacer una presentación decente, salir más o menos airoso del trámite, y cumplir un sueño".