Gerardo Herrero escribe sobre "Silencio en la nieve"

por © Alta Films-NOTICINE.com
Herrero
Por Gerardo Herrero *

"Silencio en la nieve" es un thriller; lo que la hace diferente de otras películas del género es que la historia se centra en la División Azul (voluntarios que se alistaron después de la Guerra Civil Española, con el único objetivo de combatir contra el Ejército Rojo) durante la Segunda Guerra Mundial y en el frente ruso.

La División Azul, desplegada por el régimen del general Franco, estaba constituida por 18.000 soldados, todos ellos supuestamente “voluntarios”, enviados a morir por sus ideales falangistas. Los hombres al mando eran militares de carrera, los recientes vencedores de la Guerra Civil Española. Las tropas estaban integradas por falangistas voluntarios, fascistas radicales que no pertenecían a Falange, así como republicanos que fueron “invitados” a limpiar sus pecados o los de sus familias. Se alistaron para luchar contra el comunismo, y muchos de ellos se dejaron la vida allí. Mucha gente ignora que buena parte de esos hombres eran voluntarios forzosos. Por ejemplo, el célebre director de cine español José Luis García Berlanga tuvo que alistarse “voluntariamente” para limpiar el expediente de su padre, que era republicano. En la mayoría de las ocasiones, aquellos que supuestamente tenían un pasado “dudoso” eran enviados a las misiones más peligrosas.

Nuestro protagonista es un inspector de policía que había permanecido en la zona republicana durante la Guerra Civil, por lo que fue invitado amablemente a que se alistara en la División Azul, motivo por el cual se convierte en soldado del frente ruso.

La cuestión es que es él quien, cuando se descubre a la primera víctima atrapada en el lago congelado, se da cuenta de que ha sido un asesinato, lo que hace que se le confíe la investigación subsiguiente.

Otro hecho poco conocido y que se refleja en el guión es que, una vez terminada la Guerra Civil Española, comenzó una caza de brujas entre los masones (tanto de derechas como de izquierdas) y este dato histórico aparece de forma sutil en nuestro argumento.

El protagonista, nuestro Sherlock Holmes, emprende la investigación con la mayor profesionalidad y los altos mandos le proporcionan a un Watson, un hombre con ideales falangistas pero que es plenamente consciente de que la guerra está perdida y que es muy posible que no vuelvan a España.

Todos los personajes viven con una simbólica soga al cuello, tambaleándose en la frontera intangible entre la vida y la muerte; están en medio de una guerra que está a punto de acabar. Todos ellos se mueven en un paisaje helado, constantemente cubierto de nieve y en el que reina la soledad, lo que se refleja en el estado emocional de los personajes: aparentemente son fuertes, pero si se les mira detenidamente puede verse lo frágiles que son en realidad.

Nuestro inspector es un auténtico profesional: observador, meticuloso, concienzudo, desconfiado... Su meta es sobrevivir, cueste lo que cueste. No puede hablar de su pasado, tiene que mantener ocultas sus simpatías políticas y, demasiado a menudo, ocultar también sus sentimientos. Sin embargo, su investigación es rigurosa y concienzuda.

Hemos tratado de dotar a cada personaje de una personalidad propia, que siempre refleje la coherencia política de la época. Hasta ahora no había ninguna película europea acerca de la División Azul. Ésta es una película europea que toma como punto de partida una historia española en la que hay personajes alemanes, rusos y lituanos. El auténtico hospital de campaña de la División Azul esta situado en Lituania, donde se hicieron las localizaciones y donde encontramos la colaboración necesaria para llevar adelante esta fascinante aventura.

Visualmente, el guión necesitaba una meticulosa dirección y fotografía. Antes de rodaje trabajé con el director de fotografía en la elaboración de un detallado storyboard para preparar con el mayor detalle las escenas más complicadas de filmar.

La historia en sí misma requería una tensión narrativa constante: la cámara debía ser ubicada al servicio de los actores y tan cerca de ellos como para que pudiera captar sus sentimientos y emociones. Asimismo, necesitábamos amplias panorámicas para mostrar la fuerza de los escenarios y el paisaje.

Nuestro propósito siempre fue hacer una película que cautivase al público involucrándolo en la historia y apasionándolo, y, por otra parte, que la película reflejase una parte de la historia que los europeos, y los españoles mismos, desconocen en gran medida.

(*): "Silencio en la nieve" es la película número 15 en la faceta de realizador del conocido y prolífico productor español Gerardo Herrero, quien en esta ocasión se basa en una novela de Ignacio del Valle "El tiempo de los emperadores", adaptada al cine por el argentino Nicolás Saad.

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