"Mosquita y Mari", el primer amor de unas chicanas, más allá de Sundance
- por © Redacción-NOTICINE.com
El Festival de Sundance, que arranca este viernes, incluye en su sección Next la opera prima de la chicana Aurora Guerrero, "Mosquita y Mari", la historia del despertar a la vida adulta de dos adolescentes bilingües, de familias mexicanas, en el angelino barrio de Huntington Park. Cuando la amistad se entrecruza con los primeros impulsos sexuales la confusión se hace mayor. Este jueves, Variety informa que Maya International ha adquirido sus derechos de distribución en todo el mundo, algo no tan extraño si consideramos que la emparentada Maya Entertainment, fundada por Moctesuma Esparza, coprodujo la cinta junto a Indion Entertainment.
Aurora Guerrero, quien desde la etapa de escritura del guión recibió apoyos de diferentes fondos e instituciones, como el propio Sundance Institute, para hacer realidad este film que en pocos días tendrá su estreno mundial en el certamen de Utah, declaraba recientemente a IndieWire que nunca se planteó trabajar en el ambiente artístico, pero que acabó llegando al cine a través de su militancia en causas sociales en San Francisco. "Desde el momento en que experimente con la expresión artística descubrí un espacio que percibí como si fuera mi propia casa... No fue hasta que sentí esa conexión especial con el cine que entendí lo que otros querían decir cuando aseguraban que no podían verse a sí mismos haciendo otra cosa".
La joven cineasta californiana tenía sin duda algo que contar, porque -como confesaba- la historia de "Mosquita y Mari" es la suya propia: "Lo que se muestra en la película es un capítulo de mi adolescencia, cuando el amor fue el vehículo de mi mayoría de edad. Y fue ese amor dulce y tierno el que me ayudó a descubrir las diferentes capas de mí misma. No se trataba de poner etiquetas o de traumas porque me estaba volviendo loca al pensar que podía ser homosexual. Esta experiencia no tuvo nada que ver con eso. Se trataba de trataba de vivir el momento con ella, conectar con alguien a un nivel espiritual, por primera vez. Sí, hubo presiones familiares y sociales que nos impidieron decirle la una a la otra que nos amábamos, pero, sin embargo, sigue siendo mi primer amor y vale la pena inmortalizarlo en una película".
Guerrero recurrió a inversores particulares con pequeñas aportaciones, hasta reunir algo más de los 80 000 dólares que necesitaba para hacer realidad "Mosquita y Mari". A través de las redes sociales obtuvo el apoyo de casi 900 personas hasta llegar al presupuesto esperado. Ahora llega para ella el momento de la verdad, enfrentarse a crítica y público... y en un mes Maya llevará su opera prima al mercado de Berlín para su puesta de largo internacional.
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Aurora Guerrero, quien desde la etapa de escritura del guión recibió apoyos de diferentes fondos e instituciones, como el propio Sundance Institute, para hacer realidad este film que en pocos días tendrá su estreno mundial en el certamen de Utah, declaraba recientemente a IndieWire que nunca se planteó trabajar en el ambiente artístico, pero que acabó llegando al cine a través de su militancia en causas sociales en San Francisco. "Desde el momento en que experimente con la expresión artística descubrí un espacio que percibí como si fuera mi propia casa... No fue hasta que sentí esa conexión especial con el cine que entendí lo que otros querían decir cuando aseguraban que no podían verse a sí mismos haciendo otra cosa".
La joven cineasta californiana tenía sin duda algo que contar, porque -como confesaba- la historia de "Mosquita y Mari" es la suya propia: "Lo que se muestra en la película es un capítulo de mi adolescencia, cuando el amor fue el vehículo de mi mayoría de edad. Y fue ese amor dulce y tierno el que me ayudó a descubrir las diferentes capas de mí misma. No se trataba de poner etiquetas o de traumas porque me estaba volviendo loca al pensar que podía ser homosexual. Esta experiencia no tuvo nada que ver con eso. Se trataba de trataba de vivir el momento con ella, conectar con alguien a un nivel espiritual, por primera vez. Sí, hubo presiones familiares y sociales que nos impidieron decirle la una a la otra que nos amábamos, pero, sin embargo, sigue siendo mi primer amor y vale la pena inmortalizarlo en una película".
Guerrero recurrió a inversores particulares con pequeñas aportaciones, hasta reunir algo más de los 80 000 dólares que necesitaba para hacer realidad "Mosquita y Mari". A través de las redes sociales obtuvo el apoyo de casi 900 personas hasta llegar al presupuesto esperado. Ahora llega para ella el momento de la verdad, enfrentarse a crítica y público... y en un mes Maya llevará su opera prima al mercado de Berlín para su puesta de largo internacional.
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