Colaboración: El regreso de la más divertida "Carroza" del cine argentino
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Por Nicolás Manservigi
La palabra reestreno significa muchas cosas, y recortándola a un plano artístico, habla de una obra –que en algún momento fuera importante- y sus posibilidades de ser el centro nuevamente. Si pensáramos en una película, donde muchas veces las historias surgen para dar cuenta de un estado social o características particulares de una porción del mundo, podríamos decir que un reestreno es excusa para repasar y volver a transitar determinados temas y hábitos de un grupo social determinado. En el año 1985 se estrenaba el film "Esperando la carroza", dirigido por Alejandro Doria, en una adaptación de una obra teatral de Jacobo Langsner, que este fin de semana ha regresado a los cines argentinos.
Tras el estreno las críticas no fueron buenas según las propias palabras de Doria: “…la película no le gustó a nadie. Las críticas fueron durísimas. Todos decían que había exagerado mucho y es cierto, yo hice un grotesco multiplicado por ocho, decisión que incluso me trajo problemas con el elenco”, sin embargo, tras haber pasado más de 25 años de su primera proyección en una sala de cine, la historia de esta particular familia liderada por mamá Cora, se arraigó en la memoria y el corazón del público convirtiéndola en una de las películas más queridas y exitosas de nuestro cine nacional. Por eso mismo, no es vano preguntarse de qué lugar surge una idea que pueda perdurar tantos años… Doria revela que por 1974 tuvo una especie de intuición cinematográfica respecto al libro de Esperando la carroza cuando solamente había una realización televisiva para el ciclo “Alta comedia”, de canal 9 que él dirigía; “…Aunque pocos lo recuerden, en 1974 yo ya había dirigido una versión televisiva de Esperando la carroza para el ciclo Alta comedia, de Canal 9, con un elenco muy importante; además de China estaban Pepe Soriano, Raúl Rossi, Dora Baret y, en el personaje de la vieja, Hedy Crilla. Me divertí mucho haciéndola, y siempre me pareció que podía convertirse en una película muy atractiva”.
Fiel a su deseo o visión, trabajó junto a Langsner en la adaptación cinematográfica del libreto teatral, dando vida a una familia que -de alguna manera- representa el prototipo argentino. Una mujer –Cora- es madre de 4 hijos, y vive –ya anciana- con el más pobre de ellos; que ya no puede hacerse cargo y surge el problema sobre quién responderá por ella. A partir de ese hecho se desprenderán situaciones repletas de emociones y actitudes que marcarán el desarrollo de la historia hacia un desenlace inesperado y resuelto desde el humor grotesco. Un argumento sencillo, pero que en su fondo habla de todas aquellas cosas que nos afectan y definen como seres humanos.
El elenco elegido por Doria ayudó muchísimo a que la trama se sostuviera de manera brillante. Las actuaciones de China Zorrilla, Luis Brandoni, Mónica Villa, Betiana Blum y Antonio Gasalla son excepcionales. Cada actor supo cómo adaptarse para no desentonar, incluso el mismísimo Gasalla disfrazado de mujer nos convence de que mamá Cora es una anciana como cualquier otra. Han sabido decir las palabras sin sonar agresivos, lo cual nos permite mirarnos a través de los diálogos para poder reconocernos. Humor, ironía, pero principalmente humanidad, es lo que resalta en todas las composiciones actorales.
Respecto a los temas que se abordan a través de las excelentes interpretaciones actorales, se destacan la realidad de los años 70, la manera en que se relacionan las diferentes clases sociales, a pesar de haber surgido de un mismo lugar, la hipocresía en las relaciones, y quizás lo más doloroso, la indiferencia y mezquindad con que se trata a los ancianos. Probablemente el poco éxito que tuvo en su debut –tanto de público como de las opiniones de prensa- tenga que ver con nuestra incapacidad de hacernos cargo de las cosas que decimos y hacemos como personas y sociedad.
Ahora, a 27 años de ver la luz, "Esperando la carroza" se reestrena en todas las salas del país para invitarnos a nuevas generaciones a repensar algunas cosas, además de poder disfrutar de una película entrañable que ha dado la industria del cine local.
La palabra reestreno significa muchas cosas, y recortándola a un plano artístico, habla de una obra –que en algún momento fuera importante- y sus posibilidades de ser el centro nuevamente. Si pensáramos en una película, donde muchas veces las historias surgen para dar cuenta de un estado social o características particulares de una porción del mundo, podríamos decir que un reestreno es excusa para repasar y volver a transitar determinados temas y hábitos de un grupo social determinado. En el año 1985 se estrenaba el film "Esperando la carroza", dirigido por Alejandro Doria, en una adaptación de una obra teatral de Jacobo Langsner, que este fin de semana ha regresado a los cines argentinos.
Tras el estreno las críticas no fueron buenas según las propias palabras de Doria: “…la película no le gustó a nadie. Las críticas fueron durísimas. Todos decían que había exagerado mucho y es cierto, yo hice un grotesco multiplicado por ocho, decisión que incluso me trajo problemas con el elenco”, sin embargo, tras haber pasado más de 25 años de su primera proyección en una sala de cine, la historia de esta particular familia liderada por mamá Cora, se arraigó en la memoria y el corazón del público convirtiéndola en una de las películas más queridas y exitosas de nuestro cine nacional. Por eso mismo, no es vano preguntarse de qué lugar surge una idea que pueda perdurar tantos años… Doria revela que por 1974 tuvo una especie de intuición cinematográfica respecto al libro de Esperando la carroza cuando solamente había una realización televisiva para el ciclo “Alta comedia”, de canal 9 que él dirigía; “…Aunque pocos lo recuerden, en 1974 yo ya había dirigido una versión televisiva de Esperando la carroza para el ciclo Alta comedia, de Canal 9, con un elenco muy importante; además de China estaban Pepe Soriano, Raúl Rossi, Dora Baret y, en el personaje de la vieja, Hedy Crilla. Me divertí mucho haciéndola, y siempre me pareció que podía convertirse en una película muy atractiva”.
Fiel a su deseo o visión, trabajó junto a Langsner en la adaptación cinematográfica del libreto teatral, dando vida a una familia que -de alguna manera- representa el prototipo argentino. Una mujer –Cora- es madre de 4 hijos, y vive –ya anciana- con el más pobre de ellos; que ya no puede hacerse cargo y surge el problema sobre quién responderá por ella. A partir de ese hecho se desprenderán situaciones repletas de emociones y actitudes que marcarán el desarrollo de la historia hacia un desenlace inesperado y resuelto desde el humor grotesco. Un argumento sencillo, pero que en su fondo habla de todas aquellas cosas que nos afectan y definen como seres humanos.
El elenco elegido por Doria ayudó muchísimo a que la trama se sostuviera de manera brillante. Las actuaciones de China Zorrilla, Luis Brandoni, Mónica Villa, Betiana Blum y Antonio Gasalla son excepcionales. Cada actor supo cómo adaptarse para no desentonar, incluso el mismísimo Gasalla disfrazado de mujer nos convence de que mamá Cora es una anciana como cualquier otra. Han sabido decir las palabras sin sonar agresivos, lo cual nos permite mirarnos a través de los diálogos para poder reconocernos. Humor, ironía, pero principalmente humanidad, es lo que resalta en todas las composiciones actorales.
Respecto a los temas que se abordan a través de las excelentes interpretaciones actorales, se destacan la realidad de los años 70, la manera en que se relacionan las diferentes clases sociales, a pesar de haber surgido de un mismo lugar, la hipocresía en las relaciones, y quizás lo más doloroso, la indiferencia y mezquindad con que se trata a los ancianos. Probablemente el poco éxito que tuvo en su debut –tanto de público como de las opiniones de prensa- tenga que ver con nuestra incapacidad de hacernos cargo de las cosas que decimos y hacemos como personas y sociedad.
Ahora, a 27 años de ver la luz, "Esperando la carroza" se reestrena en todas las salas del país para invitarnos a nuevas generaciones a repensar algunas cosas, además de poder disfrutar de una película entrañable que ha dado la industria del cine local.
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