José Luis Cuerda escribe sobre "Todo es silencio"

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José Luis Cuerda
Por José Luis Cuerda

"Todo es silencio", además de un título, es, de igual manera, una declaración de intenciones. Los personajes que habitan el guión hablan, desde luego. Algunos, mucho. Mariscal, muchísimo. Sin embargo, se caracterizan más por lo que hacen que por lo que dicen; por lo que callan, que por sus palabras. Muchas son mentiras, encubrimientos retóricos de las verdaderas intenciones de quienes las expresan, demagogia a veces. Otras, un pálido reflejo de los sentimientos que intentan traducir con angustia, con miedo, con odio recocido, con tristeza enorme...

Los sentimientos de los personajes que habitan el guión no están nada claros. No lo pueden estar. ¿Qué siente la Leda adulta, emparejada con Brinco, por Fins? Un Fins que fue seguramente su primer amor, cuyos padres murieron juntos en un mismo accidente, separados durante años por cientos de kilómetros y porque Fins nunca supo qué decirle, qué prometerle, cómo ni por qué pedirle que lo esperara, asegurarle que volvería. ¿Tenía derecho a ello? Nunca se atrevió a escribirle; pero cuando regresa a Noitía corre a su encuentro en la escuela ruinosa donde pudieron aprender todo y no lo consiguieron. En esa escuela-mundo que la vida ha convertido en encrucijada geográfica, histórica, sentimental y hasta económica.

La vida, que en definitiva es la que mata, arrolla a lo largo de la narración a todos los personajes que la pueblan, a sus pensamientos y a lo que sienten. El Brinco niño que odia a Mariscal será su lugarteniente, su hijo. Sira, la madre de Brinco y mujer de Rumbo, es la amante de Mariscal ante los ojos de todos. Ella sabe que tuvo las llaves de la vida y nunca las usó para ir al encuentro de la felicidad. Lo canta como un fado hermoso y lo vive sin remedio. El destino fatal de Fins y Brinco corre desbocado por raíles que unas veces discurren paralelos y otras convergen hasta provocar choques, descarrilamiento. Por el camino quedan otros: Chelín, Rumbo, la mujer de Mariscal, los hombres que guardan a éste...

El tráfico de drogas en el ámbito geográfico en el que transcurre la historia es un magma social, delictivo, histórico que empezó con el contrabando de tabaco y ha llegado a hitos de enorme importancia económica de mano de la heroína y la cocaína, con implicaciones internacionales y tentáculos corruptores en el terreno policíaco, judicial, empresarial y financiero. El éxito de las principales operaciones de narcotráfico de esta magnitud sólo se obtiene si a su alrededor "Todo es silencio".

De la decena de películas que llevo dirigidas ésta es a la que me enfrento con un mayor cargamento de preocupaciones añadidas a las habituales en un director. Por primera vez tengo conciencia de tener entre manos una historia de personajes de gran polivalencia, complicados sentimientos, traídos a la narración en momentos cruciales de sus vidas y sin que éstas dependan de sí mismos de una manera determinante. Todo esto añade responsabilidad a la hora de confeccionar el reparto, a la de elegir unas localizaciones que optimicen comportamientos, incidentes, expresión de sentimientos... Los exteriores gallegos son inmejorables: las dunas de sus playas desiertas; la lucha de océano y rocas, unas veces en forma de escaramuzas tercas y otras de enfrentamientos frontales, bravos; los puertos inencontrables; las casonas semiocultas en tanto monte quebrado; las panorámicas en las que mar y tierra dibujan en el horizonte la curvatura del planeta, que parece ofrecerse a los pies de los que lo ambicionan...

Por suerte, el cine español de hoy puede acudir con facilidad a una nómina de actrices y actores extraordinariamente dotados para incorporar personajes tan dificultosos como los de esta película. Dirigirlos será un privilegio y un gran placer. En sus voces y gestos deposito mis mejores esperanzas. A su servicio estarán todos los recursos técnicos.

Estoy seguro de que "Todo es silencio", a partir del modélico trazado de personajes y situaciones de Manuel Rivas, conseguirá elocuentemente acercar al espectador a unas vidas a las que vale la pena asomarse.

(*): José Luis Cuerda (1947, Castilla-La Mancha) vuelve a dirigir un largometraje tras cuatro años -luego de "Los girasoles ciegos"- sin pisar un set. En este caso, "Todo es silencio", que protagonizan Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Celia Freijeiro y Juan Diego, marca su regreso al universo literario de Manuel Rivas, que ya le inspiró su brillante "La lengua de las mariposas". Este viernes el guionista, realizador y bodeguero estrena su último trabajo, que inauguró la Seminci de Valladolid el mes pasado.

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