Colaboración: Una muchacha perdida llamada Sabina Rivas

por © Correcámara-NOTICINE.com
'La vida precoz y breve de Sabina Rivas'
Por Hugo Lara Chávez

Estrenada el pasado fin de semana tras pasar primero por la Semana de Cine de Valladolid y luego por el Festival de Morelia, la más reciente película del director mexicano Luis Mandoki, "La vida precoz y breve de Sabina Rivas", es un film actractivo en varios sentidos, toda vez que toca una problemática de mucha actualidad, en la que se mezclan la trata de mujeres, la violencia y la corrupción en torno a la emigración centroamericana que intenta desplazarse por México rumbo a Estados Unidos.

Sabina Rivas (Greysy Mena) es una joven hondureña, menor de edad, que trabaja en un burdel en Guatemala, "El Tijuanita", en una pequeña localidad en la frontera con México. La zona es asolada por los Maras, quienes despojan, vejan o asesinan a los centroamericanos que buscan migrar a Estados Unidos a través del ferrocarril, conocido como "La Bestia", que cruza el territorio mexicano.

Sabina tiene el sueño de llegar a Estados Unidos y triunfar como cantante, y para ello, acepta la ayuda de su patrona, doña Lita (Angelina Peláez), quien le consigue un pasaporte y la contrata para algunos sexo-servicios del lado mexicano. Sin embargo, Sabina, durante las veces que cruza la línea, es víctima de los abusos de las autoridades migratorias —tanto del agente mexicano Burrona (Joaquín Cossío) como del gringo Patrick (Nick Chinlund)— mientras es acosada por un joven que regresa de su pasado, Jovany (Fernando Moreno), miembro de la Mara, que la sigue como una sombra.

"La vida precoz y breve de Sabina Rivas" está basada en la novela "La Mara" del fallecido escritor Rafael Ramírez Heredia. Es una película alentada en gran medida por sus productores, el periodista Abraham Zabludowsky y su esposa, la investigadora cinematográfica Perla Ciuk. Ellos mismos ofrecieron el proyecto a Mandoki, reconocido cineasta que hizo carrera en Hollywood ("White Palace", 1990; "Message in a Bottle", 1999) y que en años recientes en México ha realizado filmes de contenido social, como "Voces inocentes", que abordó la guerra civil de El Salvador; y "Fraude: México 2006" (2007), acerca de los polémicos comicios presidenciales de 2006.

En ese sentido, la hechura de "Sabina Rivas" es casi impecable: de la fotografía de Damián García, al diseño de producción. Tiene una buena factura que saca jugo a sus recursos y que logra retratar con verosimilitud sus ambientes y, por tanto, el contexto social de los arrabales tercermundista, en la frontera de Guatemala y México, repleta de miseria y violencia. Anteriormente, otras cintas mexicanas ya se habían aproximado al ámbito de las maras, como en la bien lograda "Sin nombre" (2009) de Cary Fukunaga y "Victorio" de Alex Noppel.

La trama de "La vida precoz y breve de Sabina Rivas" corre con eficiencia para entretener a cualquiera durante casi dos horas, aunque el título mismo delate lo que será el desenlace de la protagonista y eso le reste interés.

Sin embargo, narrativamente "Sabina Rivas" —cuyo guión es obra de Diana Cardozo (la directora de "Siete instantes", 2008)— no alcanza la misma contundencia que promete el marco social, en virtud de que sus personajes reciben un tratamiento frío, que no permite profundizar en sus motivaciones o bien no logra suficiente empatía con el público. Si bien el film trata temas universales —como el amor, la maldad, la injusticia y otros— la realización y el guión adaptado no logran abordarlos con convicción, tal vez porque ese contexto social les resulta muy ajeno. Esto demuestra que un gran tema no hace necesariamente una gran película. Hace falta  una buena historia y canalizar con más sensibilidad lo que eso refleja.

Aun así, pese a sus limitaciones, "La vida precoz y breve de Sabina Rivas" es una película que vale la pena verse por los otros méritos que la conforman.

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