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Este jueves llega a los cines argentinos el documental de Celina Murga ("Ana y los otros" , "Una semana solos") sobre el centro educativo en el que ella misma estudió, "Escuela normal", mientras la cineasta está enfrascada desde mediados de diciembre en su regreso a la ficción "La tercera orilla", con Martin Scorsese, quien la tuvo como "pasante" -gracias a una beca Rolex- en uno de sus últimos rodajes ("Shutter Island"), como uno de los productores ejecutivos.

En conversación con NOTICINE.com, Murga explica que "Escuela normal", su primer largo documental, "trata del proceso electoral que llevan adelante de dos grupos de chicos dentro de una escuela para conformar el centro de estudiantes de ese año. La idea es, a través de este proceso, mostrar particularidades de la escuela y hablar sobre los jóvenes hoy".

De por qué, mientras preparaba su tercer largo de ficción, "La tercera orilla" optó por hacer un documental, la cineasta nacida en Paraná (Entre Ríos) hace 39 años cuenta que fue una combinación de factores: "Habiendo hecho mis estudios allí, en ese mismo centro, yo tenía el interés de volver y a eso se sumó que en el marco del Bicentenario de nuestro país el INCAA lanzó una convocatoria para que cada provincia hiciera un documental que fuera emblemático. Esta escuela tiene una historia muy fuerte, porque fue la primera escuela normal fundada por Sarmiento en Argentina con el objetivo de crear generaciones de maestros que luego fueran a enseñar en el resto del país. Me pareció interesante mostrar la educación en un marco tan potente como esa escuela".

El cambio de la ficción al documental -justifica Murga- no fue complicado para ella: "Por el tipo de cine que yo hago siento una cercanía con el documental. En general no me imagino filmando por ejemplo en un set completamente construido para la ficción, más bien las historias y los personajes que elijo preexisten y están en un entorno real y natural, y para mí, de alguna manera, cada película es un viaje hacia un contexto particular que no es el mio cotidiano e inmediato, como "Una semana solos" donde me puse a investigar sobre estos barrios cerrados. Hay algo próximo a lo documental siempre. En "Escuela normal" jugamos con ciertos registros más relacionados con la ficción, por la manera de filmar, con cámaras fijas, planos y contraplanos... hay cierta idea, también en el montaje, de construir una continuidad más de ficción. Esas conexiones documental-ficción me interesa explorarlas. No lo veo como cosas necesariamente separadas".

Ahora mismo, la directora y guionista argentina rueda en su provincia de origen "La tercera orilla", en la que la presencia de Scorsese, a quien conoció tras haber obtenido una beca de la firma Rolex que le permitió acompañar a su colega norteamericano durante la preparación, rodaje y postproducción de su film "Shutter Island / La isla maldita", no es meramente nominativa como productor ejecutivo. "Escribí este guión justamente cuando pasé la beca con Scorsese y hablamos mucho sobre la historia, sobre el padre, que es un personaje muy particular, sobre el vínculo entre padre e hijo. Para mi fue excepcional tener la posibilidad de discutir con él. Además Martin me daba un punto de vista masculino muy particular sobre este universo, que es claramente distinto de los que yo venía retratando".

Sobre la historia de "La tercera orilla", Celina adelanta a NOTICINE.com que "es la de un adolescente que tiene 16 años, Nicolás, hijo de un médico muy conocido en una pequeña ciudad entrerriana y de su amante de toda su vida. El se encuentra en una situación particular en lo identitario. Es el hijo mayor, el que el padre deposita muchas expectativas, pero a la vez no está del todo reconocido oficialmente. Hay una especie de secreto a voces que se juega en la sociedad. Lo que no se dice pero está presente... y que genera presión sobre el personaje en esta edad. La película cuenta ese proceso que atraviesa, el momento de decidir encontrar su propio camino aunque le pueda complicar la vida".

A diferencia de Scorsese, Celina Murga es la autora o coautora de los guiones de sus películas. "Son pocos en el cine norteamericano -comenta- que sean directores y guionistas. El tiene otra energía. El participa de los guiones, opina, charla con los guionistas... hay una ida y vuelta. Yo lo que rescato y valoro, lo que siempre admiré de él, es esa capacidad que tiene de observar a los personajes sin juzgarlos, como por ejemplo en "Toro salvaje", el personaje podía ser despreciable y sin embargo uno está con él hasta el último minuto, con un profundo interés y empatía por el ser humano y sus miserias. Para mi eso es muy importante lograrlo ahora en el personaje del padre, poder deshilvanar el personaje con él y tener su mirada".