Robert Duvall ofrece a los argentinos su visión enamorada del tango
- por © Cynthia Gracía (Argentina)-NOTICINE.com
3-IX-03
Libre de imposturas, excéntrico, personal; esos son algunos de los calificativos con que los críticos estadounidenses definieron a "Assasination Tango", largometraje dirigido, escrito, producido y protagonizado por Robert Duvall, que es el medio elegido por el actor para expresar su pasión por la sensual danza argentina. Para ello, Duvall, buscó alejarse de la típica postal artificial de Buenos Aires y los bailarines de tango, y no se privó de poner milongueros como actores, sazonar la historia con modismos locales, e incluso con olores propios de una ciudad y un país, al cual se encuentra íntimamente ligado, no sólo por el tango, sino también porque de estas pampas es oriunda su pareja, Luciana Pedraza, quien co-protagoniza este film que llega a las salas argentinas este jueves, y que tuvo su preestreno en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Para presentar "Assassination Tango", Duvall y Pedraza viajaron hasta la Argentina, y se mostraron más que dispuestos al diálogo y la promoción de la película, que gira en torno a John J., un matón a sueldo de los bajos fondos de Brooklyn, que es contratado por una familia argentina para asesinar a un General retirado en Buenos Aires. Hasta la capital argentina llega John, interpretado por Duvall, pero su objetivo se retrasa y debe quedarse a hacer tiempo en la ciudad. Durante este tiempo libre descubre el tango, el cual le genera una gran curiosidad, que luego se hará más profunda cuando conozca a una atractiva bailarina (Pedraza). Esta es la cuarta realización de Duvall, la última fue la aclamada "El apóstol", y se ha sabido rodear de renombrados profesionales en los rubros técnicos como Félix Monti en la fotografía, Luis Bacalov en la música (ganador del Oscar por "El cartero y Pablo Neruda") y el mismísimo Francis Ford Coppola como productor ejecutivo, que se contraponen a la buscada inexperiencia de los actores, aunque en su elenco se cuenten en pequeños roles, Rubén Blades y Kathy Baker.
"Siempre quise conectar los mundos marginales de Nueva York y Buenos Aires, especialmente los mundos de los bailes sociales", explica el actor y director, de 72 años, acerca de la idea primaria de esta película, "hace unos años alguien, en un restaurant neoyorquino, alguien me mostró y me señaló a una persona que era un asesino a sueldo, esa persona me produjo una impresión visual muy fuerte y traté de trabajar sobre ese modelo para hacer el personaje". De allí surgió John J., "un mercenario que tenía una familia, una propia actividad como bailarín social, que estaba haciendo lo mismo en Nueva York que después haría en Argentina", que llega al país con la intención de asesinar a un General retirado, en lo que se adivina como un ajuste de cuentas ligado a la dictadura militar argentina; aunque Duvall se encargó de recalcar que "esta película no tiene la menor intención de ser política", sino que es simplemente la excusa argumental para que el personaje tenga que viajar a Buenos Aires y descubrir el tango.
Para introducirse en la cultura del tango, Duvall primero se empapa del folklore de la ciudad, muy lejos de las imágenes que usualmente las producciones extranjeras tienen sobre el país, y así se lo puede ver comiendo un choripán, mientras se escucha una frase que sólo los argentinos pueden comprender. "Nosotros queríamos que la película tuviera el color local, que tuviera autenticidad", explica Duvall, quien también buscó una estética que definiera a la ciudad, "yo hablaba con mi director de fotografía y decía que muchas veces Buenos Aires estaba mostrada como si fuera una tarjeta postal, entonces yo quise evitar eso, por eso filmamos callejones o esquinas; durante gran parte de la película traté de no mostrar todo Buenos Aires, solamente hacia el final hay tomas más amplias, planos aéreos. En cierto sentido, esta forma de ir filmando es como mostrar un Buenos Aires clandestino, del mismo modo que el personaje lo es".
La película está co-protagonizada por Luciana Pedraza, pareja de Duvall en la vida real, que realiza su debut cinematográfico con "Assassination Tango", que tal parece también marcará su despedida de la actuación, ya que su camino está más conectado a la producción. Pedraza es del norte de la Argentina, de la provincia de Salta, y el tango no formaba parte de su vida hasta que Duvall se cruzó en su camino, y la hizo interesarse por esta música. Cuando se conocieron Duvall la invitó a una milonga (sitio donde exclusivamente se baila tango), "cuando entré a esa milonga me recordó a la película "El baile", de Scola; esa textura, esa sensación de algo muy único, muy especial. Además vi cómo la gente bailaba ahí, que era diferente a la de los profesionales, que era una cosa más íntima, más personal, más individual a la vez, más simple y casual", recuerda Pedraza, quien logra salir más que airosa de su primera experiencia como actriz.
Pedraza en un principio se vinculó de manera indirecta con el proyecto, sólo por su relación con Duvall, pero poco a poco fue participando cada vez más, al punto de que fue ella quien insistió para que Bacalov (argentino radicado en Italia) compusiera la música, aún cuando otros nombres importantes como el cubano Arturo Sandoval tenían deseos de trabajar en la cinta. "Esta película no muestra los orígenes del tango, sino lo que representa el tango en estas últimas décadas, entonces me pareció interesante Bacalov porque es alguien que ha dejado el país, por lo que su música iba a traer otra clase de nostalgia, que no es la del inmigrante que vino hace tanto tiempo", explica Pedraza sobre su firme convicción de que Bacalov era el adecuado para componer la banda sonora, y agrega: "tal vez me identifiqué con él sabiendo que se había ido, y yo también me fui; por ahí es otra la clase de tango que uno escucha ahora".
Se nota que en la pareja Duvall-Pedraza hay una gran complicidad y confianza, hace más de siete años que están juntos, realmente juntos, tanto que ella asegura que parecen siameses, y tanto se conocen que en algunas ocasiones Pedraza responde por él. Al pedido de que cada uno explique que le atrajo del otro, ella dirá que Duvall es "gentil, honesto, trabajador y apasionado" y que "es bueno estar con alguien que la vida no lo deja de sorprender", él por su parte comentará que ella "tiene un interior muy interesante, además de ser una persona muy atractiva". Aunque ambos se complementan a la perfección y no parece ser un obstáculo los muchos años de diferencia que los separa, no figura en sus planes el tener hijos, así que de alguna manera "Assassination Tango" podría entenderse también como el fruto de su amor.
Libre de imposturas, excéntrico, personal; esos son algunos de los calificativos con que los críticos estadounidenses definieron a "Assasination Tango", largometraje dirigido, escrito, producido y protagonizado por Robert Duvall, que es el medio elegido por el actor para expresar su pasión por la sensual danza argentina. Para ello, Duvall, buscó alejarse de la típica postal artificial de Buenos Aires y los bailarines de tango, y no se privó de poner milongueros como actores, sazonar la historia con modismos locales, e incluso con olores propios de una ciudad y un país, al cual se encuentra íntimamente ligado, no sólo por el tango, sino también porque de estas pampas es oriunda su pareja, Luciana Pedraza, quien co-protagoniza este film que llega a las salas argentinas este jueves, y que tuvo su preestreno en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Para presentar "Assassination Tango", Duvall y Pedraza viajaron hasta la Argentina, y se mostraron más que dispuestos al diálogo y la promoción de la película, que gira en torno a John J., un matón a sueldo de los bajos fondos de Brooklyn, que es contratado por una familia argentina para asesinar a un General retirado en Buenos Aires. Hasta la capital argentina llega John, interpretado por Duvall, pero su objetivo se retrasa y debe quedarse a hacer tiempo en la ciudad. Durante este tiempo libre descubre el tango, el cual le genera una gran curiosidad, que luego se hará más profunda cuando conozca a una atractiva bailarina (Pedraza). Esta es la cuarta realización de Duvall, la última fue la aclamada "El apóstol", y se ha sabido rodear de renombrados profesionales en los rubros técnicos como Félix Monti en la fotografía, Luis Bacalov en la música (ganador del Oscar por "El cartero y Pablo Neruda") y el mismísimo Francis Ford Coppola como productor ejecutivo, que se contraponen a la buscada inexperiencia de los actores, aunque en su elenco se cuenten en pequeños roles, Rubén Blades y Kathy Baker.
"Siempre quise conectar los mundos marginales de Nueva York y Buenos Aires, especialmente los mundos de los bailes sociales", explica el actor y director, de 72 años, acerca de la idea primaria de esta película, "hace unos años alguien, en un restaurant neoyorquino, alguien me mostró y me señaló a una persona que era un asesino a sueldo, esa persona me produjo una impresión visual muy fuerte y traté de trabajar sobre ese modelo para hacer el personaje". De allí surgió John J., "un mercenario que tenía una familia, una propia actividad como bailarín social, que estaba haciendo lo mismo en Nueva York que después haría en Argentina", que llega al país con la intención de asesinar a un General retirado, en lo que se adivina como un ajuste de cuentas ligado a la dictadura militar argentina; aunque Duvall se encargó de recalcar que "esta película no tiene la menor intención de ser política", sino que es simplemente la excusa argumental para que el personaje tenga que viajar a Buenos Aires y descubrir el tango.
Para introducirse en la cultura del tango, Duvall primero se empapa del folklore de la ciudad, muy lejos de las imágenes que usualmente las producciones extranjeras tienen sobre el país, y así se lo puede ver comiendo un choripán, mientras se escucha una frase que sólo los argentinos pueden comprender. "Nosotros queríamos que la película tuviera el color local, que tuviera autenticidad", explica Duvall, quien también buscó una estética que definiera a la ciudad, "yo hablaba con mi director de fotografía y decía que muchas veces Buenos Aires estaba mostrada como si fuera una tarjeta postal, entonces yo quise evitar eso, por eso filmamos callejones o esquinas; durante gran parte de la película traté de no mostrar todo Buenos Aires, solamente hacia el final hay tomas más amplias, planos aéreos. En cierto sentido, esta forma de ir filmando es como mostrar un Buenos Aires clandestino, del mismo modo que el personaje lo es".
La película está co-protagonizada por Luciana Pedraza, pareja de Duvall en la vida real, que realiza su debut cinematográfico con "Assassination Tango", que tal parece también marcará su despedida de la actuación, ya que su camino está más conectado a la producción. Pedraza es del norte de la Argentina, de la provincia de Salta, y el tango no formaba parte de su vida hasta que Duvall se cruzó en su camino, y la hizo interesarse por esta música. Cuando se conocieron Duvall la invitó a una milonga (sitio donde exclusivamente se baila tango), "cuando entré a esa milonga me recordó a la película "El baile", de Scola; esa textura, esa sensación de algo muy único, muy especial. Además vi cómo la gente bailaba ahí, que era diferente a la de los profesionales, que era una cosa más íntima, más personal, más individual a la vez, más simple y casual", recuerda Pedraza, quien logra salir más que airosa de su primera experiencia como actriz.
Pedraza en un principio se vinculó de manera indirecta con el proyecto, sólo por su relación con Duvall, pero poco a poco fue participando cada vez más, al punto de que fue ella quien insistió para que Bacalov (argentino radicado en Italia) compusiera la música, aún cuando otros nombres importantes como el cubano Arturo Sandoval tenían deseos de trabajar en la cinta. "Esta película no muestra los orígenes del tango, sino lo que representa el tango en estas últimas décadas, entonces me pareció interesante Bacalov porque es alguien que ha dejado el país, por lo que su música iba a traer otra clase de nostalgia, que no es la del inmigrante que vino hace tanto tiempo", explica Pedraza sobre su firme convicción de que Bacalov era el adecuado para componer la banda sonora, y agrega: "tal vez me identifiqué con él sabiendo que se había ido, y yo también me fui; por ahí es otra la clase de tango que uno escucha ahora".
Se nota que en la pareja Duvall-Pedraza hay una gran complicidad y confianza, hace más de siete años que están juntos, realmente juntos, tanto que ella asegura que parecen siameses, y tanto se conocen que en algunas ocasiones Pedraza responde por él. Al pedido de que cada uno explique que le atrajo del otro, ella dirá que Duvall es "gentil, honesto, trabajador y apasionado" y que "es bueno estar con alguien que la vida no lo deja de sorprender", él por su parte comentará que ella "tiene un interior muy interesante, además de ser una persona muy atractiva". Aunque ambos se complementan a la perfección y no parece ser un obstáculo los muchos años de diferencia que los separa, no figura en sus planes el tener hijos, así que de alguna manera "Assassination Tango" podría entenderse también como el fruto de su amor.