Murió la actriz española Maruja Asquerino

por © Redacción-NOTICINE.com
Maruja Asquerino (AISGE)
María Serrano Muro, más conocida como María Asquerino, una de las actrices españolas más conocidas del cine español de la postguerra, falleció en la noche de este martes en Madrid, a los 85 años, víctima de una enfermedad pulmonar. Veterana en los escenarios y la televisión, Maruja Asquerino, que se definía como "fatal, decidida e independiente", tuvo su papel más destacado en la cinta de José Antonio Nieves Conde "Surcos" (1951).

La actriz se había retirado a finales de 2008 tras representar Tío Vania en el Teatro María Guerrero, pasó los últimos años de su vida "leyendo la prensa y saliendo con amigos, porque desde niña siempre fui muy callejera", y en los últimos cuatro meses estuvo acogida en un centro residencial para mayores en El Plantío, a las afueras de Madrid.

La comedia de Borja Cobeaga "Pagafantas" (2009) fue su despedida del cine. Antes había trabajado en "Tiovivo c.1950", de José Luis Garci, en las cintas de Alex de la Iglesia "La comunidad" y "Muertos de risa", en "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto", de Agustín Díaz Yanes, y  Fernando Fernán Gómez la dirigió en "Mambrú se fue a la guerra", "El mar y el tiempo" y "Fuera de juego". En 1977 había participado en la última cinta de Luis Buñuel, "Ese oscuro objeto de deseo".

En su última entrevista, con la revista de la entidad de gestión de derechos de los actores, AISGE, en 2009, Asquerino recordaba su fama de rebelde y lamentaba el contraste entre sus sucesos profesionales y la soledad a la que se había visto abocada: "¡Qué tonta fui, Dios mío, por no tener hijos! Me daba miedo. Ahora los echo de menos, así no estaría sola como un perro. Gracias a que tengo este carácter, que si no... Mi vida profesional la he manejado bien, pero mi vida personal no. Aunque disfruté mucho de mis amores y mis tertulias, no se puede llegar a esta edad tan sola".

Maruja fue durante los últimos años de la dictadura franquista una referencia de la noche madrileña, y se la podía encontrar en el mítico bar Bocaccio, donde con amigos, colegas e intelectuales, fundó una tertulia: "Me encantaba. Éramos todos de izquierdas y había mucha gente del teatro y del periodismo. También venían políticos. Recuerdo que en una ocasión se nos pegó un político de derechas de Santander que venía a ver qué se cocía allí y Paco Rabal le armó una... Terminó marchándose. Ya no quedan lugares para hacer las tertulias como antes. Hace unos años quise hacer algo en el bar del Teatro Español, pero no pudo ser: lo convirtieron en una sala pequeña. Me sentó fatal y le tengo manía a esa sala. Los cafés de los teatros han ido desapareciendo, como el del María Guerrero, que era maravilloso".