"El efecto K, el montador de Stalin": con premios pero sin distribución
- por © Redacción-NOTICINE.com
El pasado fin de semana la película española "El efecto K, el montador de Stalin", de Valentí Figueres, se alzaba con el premio al mejor guión en el Festival de Guadalajara, coescrito por Figueres junto a Helena Sánchez. El mexicano fue uno más (lleva participando en decena y media) de los certámenes es los que ha participado este documental ficcionado o falso documental, sin que todo ello le haya servido para conseguir distribución en su país, un problema familiar para numerosos cineastas iberoamericanos.
En "El efecto K" Maxime Stransky explica sus misiones como actor y espía de Stalin, su participación en la crisis del 29, la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial, la bomba atómica, el FBI, su ascenso como héroe de la patria socialista, su deportación al Gulag y su desaparición. Una historia de un héroe que fue cegado por la luz de Stalin y logró escapar. La apasionante vida de Maxime Stransky en un siglo XX agitado por las hermosas utopías que engendraron sueños felices y pesadillas atroces.
"El sesenta por ciento de la película -contaba Figueres a la revista del Festival de Gijón- es ficción, pero el cuarenta por ciento son home movies de Maxime Stransky, por lo que hay cohesión en el personaje. Hay una búsqueda de las vanguardias soviéticas en los años 20 y 30, para luego pasar al film noir y al color, al technicolor falso de los años 50. Así es el viaje de Stransky, a través de las décadas, en una especie de arqueología cinematográfica, con secuencias como las sombras brechtianas del expresionismo alemán, o el color vivo al estilo de Max Ophüls en "Lola Montes". Del mismo modo, el montaje de la película va cambiando. A veces emula estos documentales soviéticos con voz en off y ritmo formal. y de repente se convierte en un thriller de espías y vuelta a cambiar. Es un ejercicio muy difícil, ambicioso, pero el resultado es muy satisfactorio".
"Stransky -añadía el director y guionista valenciano- es un personaje apasionante… Era un hombre con varias vidas; fue el mejor amigo de la infancia de Sergei Eisenstein, un actor que se transforma en espía, el mismo que Stalin manda a Hollywood, donde adopta una nueva identidad en los años treinta y se convierte en productor, llevando una doble vida, esto es, tiene dos familias y es un operativo soviético, que finalmente se rebela contra el régimen. Esto es importante, porque esa parte de la película es real. Es un personaje histórico real, por fantástico que pudiera parecer".
La película, interpretada por Jordi Collado, Valentí Piñot, Anthony Senen Marisa Ibáñez, Victoria Cueva y Joan Raga, recibió en su día el apoyo del Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía Ricardo Muñoz Suay (IVAC) en las modalidades de guión y producción; así como el apoyo, también en producción, del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Ahora, sus responsables están intentando a través de las redes sociales y de una promoción viral encontrar salas de exhibición para estrenar la película este año. ¿Lo lograrán?
En "El efecto K" Maxime Stransky explica sus misiones como actor y espía de Stalin, su participación en la crisis del 29, la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial, la bomba atómica, el FBI, su ascenso como héroe de la patria socialista, su deportación al Gulag y su desaparición. Una historia de un héroe que fue cegado por la luz de Stalin y logró escapar. La apasionante vida de Maxime Stransky en un siglo XX agitado por las hermosas utopías que engendraron sueños felices y pesadillas atroces.
"El sesenta por ciento de la película -contaba Figueres a la revista del Festival de Gijón- es ficción, pero el cuarenta por ciento son home movies de Maxime Stransky, por lo que hay cohesión en el personaje. Hay una búsqueda de las vanguardias soviéticas en los años 20 y 30, para luego pasar al film noir y al color, al technicolor falso de los años 50. Así es el viaje de Stransky, a través de las décadas, en una especie de arqueología cinematográfica, con secuencias como las sombras brechtianas del expresionismo alemán, o el color vivo al estilo de Max Ophüls en "Lola Montes". Del mismo modo, el montaje de la película va cambiando. A veces emula estos documentales soviéticos con voz en off y ritmo formal. y de repente se convierte en un thriller de espías y vuelta a cambiar. Es un ejercicio muy difícil, ambicioso, pero el resultado es muy satisfactorio".
"Stransky -añadía el director y guionista valenciano- es un personaje apasionante… Era un hombre con varias vidas; fue el mejor amigo de la infancia de Sergei Eisenstein, un actor que se transforma en espía, el mismo que Stalin manda a Hollywood, donde adopta una nueva identidad en los años treinta y se convierte en productor, llevando una doble vida, esto es, tiene dos familias y es un operativo soviético, que finalmente se rebela contra el régimen. Esto es importante, porque esa parte de la película es real. Es un personaje histórico real, por fantástico que pudiera parecer".
La película, interpretada por Jordi Collado, Valentí Piñot, Anthony Senen Marisa Ibáñez, Victoria Cueva y Joan Raga, recibió en su día el apoyo del Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía Ricardo Muñoz Suay (IVAC) en las modalidades de guión y producción; así como el apoyo, también en producción, del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Ahora, sus responsables están intentando a través de las redes sociales y de una promoción viral encontrar salas de exhibición para estrenar la película este año. ¿Lo lograrán?