Crítica: "Villa", los excluidos

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
'Villa'
Por Juan Pablo Russo

En "Villa", (2008) el realizador argentino Ezio Massa ("Cacería", 2002) logra retratar el mundo de tres jóvenes marginales sin caer en la banalización de la violencia ni priorizar la estilización de la imagen por sobre la “crueldad” de su relato, recurso utilizado casi de manera sistemática por realizadores como Alejandro González Iñárritu o Fernando Meirelles.

Cuzquito, Freddy y Lupín son tres muchachos que habitan la porteña Villa 21. Es el mundial de 2002 y el país se encuentra inmerso en una de las peores crisis económicas de las últimas décadas. Tras la falta de trabajo (y de oportunidades), muchos jóvenes se ven involucrados en actos delictivos y Cuzquito, Freddy y Lupín no serán la excepción. "Villa", que ha tardado casi cinco años en estrenarse comercialmente, es la metáfora perfecta de como las políticas neoliberales de los 90 devastaron al país y a su gente.

Massa construye un cuadro realista de un momento crucial para la argentina en la piel de tres muchachos, que claramente actúan de esa forma porque la vida no les dio oportunidad alguna. No juzga a los personajes por lo que hacen ni tampoco los justifica por sus actos, pero si los encuadra dentro de un contexto social que permite entender el modo de actuar, sin por eso caer en la demagogia ni el amarillismo.

"Villa" tiene muchos logros que la convierten en una película atrapante. Desde la forma elegida para encarar el relato como un "thriller" (neo)realista, pasando por la verosimilitud de sus diálogos, hasta el casting de actores oriundos del mismo lugar en donde se desarrollan los hechos. Massa logra transformar en cinematográfico un relato que bien podría verse a diario en cualquier noticiero de televisión pero mostrando el lado b de la marginalidad, para así poder entender por qué esos chicos llegan a hacer lo que hacen. No en vano se elige dejar fuera del campo visual del espectador las situaciones en que violencia se apodera del relato o mostrarlas ya no desde el más puro realismo sino transformarlas en videoclips.

A diferencia de films en donde la estilización visual pesa más que el relato es sí mismo, Ezio Massa elige priorizar la historia (sin por eso descuidar la imagen) y las razones del por qué la violencia domina la racionalidad de aquellos seres marginados por una sociedad que en el fondo es culpable de esos actos. Una película que muestra las dos caras de la misma moneda. Sin moralismos, ni mensajes redentores.