La dupla Taratuto-Peretti regresa a las salas argentinas, ahora sin hacer reir
- por © E.Sarriegui (Argentina)-NOTICINE.com
El realizador argentino Juan Taratuto (autor de celebradas comedias como "¿Quién dice que es fácil?", "No sos vos, soy yo" y "Un novio para mi mujer") vuelve a las salas del país el próximo jueves con "La reconstrucción", que -protagonizada por el mismo actor que las dos primeras antes citadas, Diego Peretti, representa su primera incursión fuera del género le ha dado fama. Los acompañan ante la cámara Alfredo Casero y Claudia Fontán.
Cuenta la historia de Eduardo (Diego Peretti), trabajador de la industria del petróleo en Río Grande, aislado y falto de toda emoción. Debe viajar a Ushuaia a casa de un amigo. Ese viaje y ese reencuentro provocaran en él una movilización que dará un giro completo a su vida.
Con exteriores totalmente filmados en el sur argentino, en Rio Grande y Ushuaia, supuso un esfuerzo grande en su producción y sometió al equipo a la dureza del clima, al aislamiento y a las dificultades logísticas. "Para mí - explica Taratuto- fue una filmación muy dura. No es lo mismo atrasarse un día en la filmación en Buenos Aires que en Ushuaia, hasta por los costos. Es una película que implicó un gasto grande. Disfrutamos del apoyo de parte de la intendencia de Ushuaia y de la gobernación de Tierra del Fuego. Tuvimos camiones que se quedaron en la ruta y hubo que mandar tractores a sacarlos, se nos rompió un generador y hubo que pedir el repuesto y la persona que lo reparara a Buenos Aires. Se reparó pero estuvimos 24 horas sin el generador. La logística fue muy complicada. Pero, por otro lado, se dio una circunstancia muy positiva que permitió tener a todo el equipo junto, abstraído de sus preocupaciones cotidianas, pensando todos en la misma película, viviendo en el mismo hotel, cenando juntos todos los días y eso se ve en la película. Se respira esa situación".
Diego Peretti destaca que el libreto (del propio Taratuto) le ayudó a componer su personaje sin mayores problemas. "Cuando un guión está tan bien escrito ayuda mucho. Claro que había situaciones emocionales muy intensas pero la experiencia y el conocimiento entre nosotros ayudaban a descomprimir. Hubo un trabajo previo (con el director) de composición del carácter del personaje, de cómo se mueve, de apoyarse en el guión. No hay mucho diálogo y es muy preciso. Es una película simple, directa y emocional. Habla más por imágenes", detalla el prolífico actor.
Para Taratuto es difícil trabajar con un actor si no confía plenamente en el guión: "Siempre hay un trabajo previo de mesa donde se trabaja el texto y hay propuestas y cambios y es enriquecedor. Pero una vez que está terminado yo confío plenamente en el guión. Yo trato de ceñirme al guión porque se construye por acumulación y si se cambia algo es como una orquesta. El resultado final va a desafinar. No creo mucho en el accidente creativo. No es que no crea, es que soy demasiado miedoso para que me ocurra".
Sobre su incursión en este nuevo género, el cineasta argentino opina que no lo vive como un gran cambio. "En definitiva cuento las mismas cosas. Las otras películas también jugaban a ser emotivas, a generar preguntas que hacen reír o más tristes o más introspectivas, a sensibilizar, a contar historias de personas. Pero creo que casi son la misma película que ahondan en la búsqueda del amor, de las relaciones humanas, que buscan la manera de salir de una situación extrema en su vida. La búsqueda es la misma. Trabajo con actores, con sentimientos. Quiero que el espectador vaya al cine y se sienta identificado con las cosas que pasan en la pantalla".
Alfredo Casero, que con su comicidad natural matizó con risas la presentación anticipada de "La reconstrucción", aclara que le gustó esa síntesis clara del guión que permitió a los actores trabajar en primera persona: "Cuando un director está convencido de lo que hace no es fácil que haya grandes cambios".
Cuenta la historia de Eduardo (Diego Peretti), trabajador de la industria del petróleo en Río Grande, aislado y falto de toda emoción. Debe viajar a Ushuaia a casa de un amigo. Ese viaje y ese reencuentro provocaran en él una movilización que dará un giro completo a su vida.
Con exteriores totalmente filmados en el sur argentino, en Rio Grande y Ushuaia, supuso un esfuerzo grande en su producción y sometió al equipo a la dureza del clima, al aislamiento y a las dificultades logísticas. "Para mí - explica Taratuto- fue una filmación muy dura. No es lo mismo atrasarse un día en la filmación en Buenos Aires que en Ushuaia, hasta por los costos. Es una película que implicó un gasto grande. Disfrutamos del apoyo de parte de la intendencia de Ushuaia y de la gobernación de Tierra del Fuego. Tuvimos camiones que se quedaron en la ruta y hubo que mandar tractores a sacarlos, se nos rompió un generador y hubo que pedir el repuesto y la persona que lo reparara a Buenos Aires. Se reparó pero estuvimos 24 horas sin el generador. La logística fue muy complicada. Pero, por otro lado, se dio una circunstancia muy positiva que permitió tener a todo el equipo junto, abstraído de sus preocupaciones cotidianas, pensando todos en la misma película, viviendo en el mismo hotel, cenando juntos todos los días y eso se ve en la película. Se respira esa situación".
Diego Peretti destaca que el libreto (del propio Taratuto) le ayudó a componer su personaje sin mayores problemas. "Cuando un guión está tan bien escrito ayuda mucho. Claro que había situaciones emocionales muy intensas pero la experiencia y el conocimiento entre nosotros ayudaban a descomprimir. Hubo un trabajo previo (con el director) de composición del carácter del personaje, de cómo se mueve, de apoyarse en el guión. No hay mucho diálogo y es muy preciso. Es una película simple, directa y emocional. Habla más por imágenes", detalla el prolífico actor.
Para Taratuto es difícil trabajar con un actor si no confía plenamente en el guión: "Siempre hay un trabajo previo de mesa donde se trabaja el texto y hay propuestas y cambios y es enriquecedor. Pero una vez que está terminado yo confío plenamente en el guión. Yo trato de ceñirme al guión porque se construye por acumulación y si se cambia algo es como una orquesta. El resultado final va a desafinar. No creo mucho en el accidente creativo. No es que no crea, es que soy demasiado miedoso para que me ocurra".
Sobre su incursión en este nuevo género, el cineasta argentino opina que no lo vive como un gran cambio. "En definitiva cuento las mismas cosas. Las otras películas también jugaban a ser emotivas, a generar preguntas que hacen reír o más tristes o más introspectivas, a sensibilizar, a contar historias de personas. Pero creo que casi son la misma película que ahondan en la búsqueda del amor, de las relaciones humanas, que buscan la manera de salir de una situación extrema en su vida. La búsqueda es la misma. Trabajo con actores, con sentimientos. Quiero que el espectador vaya al cine y se sienta identificado con las cosas que pasan en la pantalla".
Alfredo Casero, que con su comicidad natural matizó con risas la presentación anticipada de "La reconstrucción", aclara que le gustó esa síntesis clara del guión que permitió a los actores trabajar en primera persona: "Cuando un director está convencido de lo que hace no es fácil que haya grandes cambios".