Crítica: "Cristiada", heroísmo católico con estilo hollywoodiense

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Andy García protagoniza 'Cristiada'


Por Hugo Lara Chávez

Ya se ha visto antes que cuando Hollywood se interesa por la historia y el folklor de México ha producido engendros como charros que bailan flamenco o piñatas que se rompen en Día de muertos. Hay que agradecer que "Cristiada" (2012), dirigida por el debutante estadounidense Dean Wright y protagonizada por Andy García y Eva Longoria, no alcanza ese nivel de absurdos y confusiones, pero por momentos esta producción católica mexicana, hablada en inglés y maquilada por Hollywood, que el viernes próximo se estrena en España, se ve tentada en caer en ello.

"Cristiada" está centrada en la vida del general Enrique Gorostieta durante la Guerra Cristera (1926-1929), uno de los episodios más trágicos de México a raíz de una colisión de poderes entre el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles y la jerarquía de la Iglesia Católica. Fue un conflicto en el que murieron miles de personas como carne de cañón, muchas de ellas inocentes que defendían su fe. Al respecto, son emblemáticas y muy elocuentes las dramáticas fotografías históricas que muestran a soldados colgados de los postes del telégrafo, una forma de ejecución humillante y cruel. Hay mucho qué decir sobre todo esto desde ángulos distinto e incluso opuestos. Y "Cristiada", la película más costosa del cine mexicano en toda su historia, presenta un relato con ribetes épicos que se inclina por complacer al auditorio.

El film relata el momento en que el presidente Plutarco Elías Calles (encarnado por Rubén Blades) endurece las medidas contra el poder de la Iglesia, la que en respuesta determina suspender todos los oficios religiosos. Diferentes grupos se rebelan por todo el país pero carecen de un mando que los coordine y organice. Así, la dirigencia de la Liga Católica, que encabeza Anacleto Gonzalez (Eduardo Verástegui) decide contratar al general Gorostieta (Andy García), un prestigiado militar en retiro. Al mando de un ejército mal preparado, Gorostieta lo entrena y le transmite la convicción de la victoria, incluso a los cristeros que lo ven con desconfianza, como El Catorce (Oscar Isaac), un caudillo astuto y temerario. Asimismo, Gorostieta forja una relación entrañable con un niño (Mauricio Kuri), que se involucra con la causa de los cristeros hasta incluso poner en riesgo su vida.

El héroe de la película, encarnado por Andy García, es presentado como un general que venció a Emiliano Zapata y que sirvió a (Victoriano) Huerta. Esos antecedentes lo sitúan de entrada como un personaje antipático para muchos mexicanos.

Lo cierto es que Gorostieta existió y su trayectoria militar durante la Revolución mexicana fue medianamente destacada hasta la Guerra Cristera en que logró alzarse como un estratega militar protagónico y que llegó a poner en jaque al ejército federal y al gobierno de Calles. "Cristiada", cuyos  costosos recursos –110 millones de pesos— se invirtieron en los sueldos de actores de Hollywood (Andy García, Eva Longoria, Peter O’Toole y hasta el salsero Rubén Blades) así como los efectos visuales y la reconstrucción de época, resulta al final una narración rutinaria, previsible y cursi.

Con la producción de la compañía mexicana NewLand Films, la dirección recayó en Wright, un realizador novato que se dio a conocer anteriormente por su trabajo como especialista de efectos visuales en superproducciones como "Titanic" (1997), "El señor de los anillos: El retorno del rey" (2003) y "Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario" (2005). Su experiencia en este ámbito se manifiesta en lo mejor que tiene la cinta: sendas escenas de acción, en algunas batallas y escaramuzas resultas con eficiencia, así como el asalto a un tren. También es rescatable el buen trabajo de la producción en general, la ambientación y los vestuarios.

El guión de "Cristiada" es obra de Michael Love, autor que contabiliza unas cuantas películas y es un viejo conocido de los mexicanos, a raíz de su colaboración con Luis Mandoki en "Gaby, una historia verdadera" (1987); además de intervenir en "Extraños caminos" (Alfonso Corona, 1993) y "La Leyenda del Tesoro" (Hugo Rodríguez, 2011).  Love intenta aprovechar las fuentes documentales para moldear una trama que entrevera la ficción con auténticos datos históricos, pero más que plantearse como un film riguroso, "Cristiada" está elaborado como un melodrama procatólico con elementos de cine épico pretendidamente del corte de "Bravehearth" (Mel Gibson, 1995). Sin duda que el mayor reto de Wright y Love fue resumir con consistencia tanta información sobre ese complicado contexto en un largometraje de dos horas y media, lo cual evidentemente no logran. Y su peor error es que pretendían hacerlo.

La definición de los personajes y las situaciones son resueltos convencionalmente. Por ejemplo, el personaje de García deja su fábrica de jabones y a su mujer (Longoria) e hija para pelear por la causa cristera, a pesar de que en principio se declara ateo pero convencido de defender conceptos sagrados como la justicia y la libertad.. ¡ah!, y unas cuantas monedas de oro. A partir de ese momento, el guionista se las ingenia para meter a la menor provocación la frase "Viva Cristo Rey" en cada uno de sus diálogos, lo que resulta todo un récord.

Otras cosas que llaman la atención: los enérgicos discursos de Rubén Blades como el presidente Calles que parece que en cualquier momento se pondrá a cantar "Pedro Navajas"; Peter O’Toole como un viejo y piadoso cura extranjero que instruye al niño protagonista como monaguillo, en situación que a los malpensados les harán evocar los fantasmas de la pederastia que han rodeado a la Iglesia; los oficiales y soldados federales que son mostrados como crueles canallas patéticos y miserables sin matices; o el hábil embajador de Estados Unidos  (encarnado por Bruce Greenwood) que se convierte en el pacificador del país y el único ser racional que trata con Calles.

"Cristiada", financiada por el productor católico Pablo José Barroso y estrenada mundialmente durante la Jornada Mundial de la Juventud organizada por el Vaticano en España en 2011, ha recaudado hasta la fecha poco más de 9 millones de dólares, fundamentalmente en Estados Unidos y México, por lo que al haber costado cerca de 10 millones no puede hablarse precisamente de un negocio rentable. La crítica norteamericana la acogió con un 82% de opiniones negativas el año pasado.

Para quien tenga interés, existe una filmografía sobre el tema de la Guerra Cristera que vale la pena revisar: "Sucedió en Jalisco" (Los Cristeros) (1946) de Raúl de Anda; "The Fugitive"  (1947) de John Ford, "La Guerra Santa" (1977) de Carlos Enrique Taboada; "La seducción" (1980) de Arturo Ripstein, "Desierto adentro" (2008) de Rodrigo Plá y "Los últimos cristeros" (2011) de Matías Meyer.