Crítica: "Diente por diente", el vengador-narrador anónimo

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'Diente por diente'


Por Hugo Lara Chávez

Exhibida dentro del Festival de Guadalajara de 2012, donde se hizo acreedora del premio al mejor guión, "Diente por diente" es la ópera prima de Miguel Bonilla (Ciudad de México, 1975), una comedia negra que mezcla ingredientes del policiaco, el film noir y la farsa, un poco intentando acercarse al cine de los inicios de los hermanos Coen, guardando las debidas largas distancias.

La película narra la historia de Pablo Kramsky (Alfonso Borbolla), reportero mediocre del periódico amarillista Alarido. Un día su departamento es robado y eso lo pone en  contacto con un policía corrupto cuya presencia se vuelve constante (Carlos Cobos, q.e.p.d.). Un compañero fanfarrón del trabajo (Darío Ripoll) le consigue una pistola, para prevenir futuros atracos. El azar hace que Kramsky cometa un homicidio sin testigos. En lugar de entregarse, publica la exclusiva en el diario. Y ante el éxito de la nota, comienza por propia mano una serie de asesinatos para conseguir material como reportero, inventando la existencia de un vigilante misterioso que recorre las calles para eliminar delincuentes.

"Diente por diente" recuerda en algo al excelente cortometraje 'Una bala' (2003), del mexicano Edgar San Juan y el vasco Ibon Antuñano, y evidentemente recupera la premisa del clásico "El vengador anónimo" (1974) que hiciera famoso al actor Charles Bronson y su personaje Paul Kersey (es de suponer que son deliberadas las misma iniciales de Pablo Kramsky) , si bien "Diente por diente" es puesta intencionalmente en un entorno región 4, patético y risible. La película de Bonilla apela a las claves del cine negro: un antihéroe sumergido en un mundo sórdido, repleto de perdedores, donde incluso aparece una chica sexy.

El film se acerca a temas como el de la violencia, el impacto de los medios o la descomposición colectiva pero sin mostrar con determinación sus colmillos, sus alusiones sociales o sus posibilidades como entretenimiento puro, más allá del exotismo que inspira la nota roja y el periodismo amarillista.

La realización de "Diente por diente" se queda atascada en una producción modesta, de pocos recursos, a la que se le notan las costuras, con algunos gags efectivos, mordaces, pero con huecos de timing, con baches en la edición, con actores que no alcanzan su tope (al protagonista Borbolla le falta presencia), con una floja fotografía y dirección de arte. Una película pequeña, llena de buenas intenciones y que en esa medida puede resultar interesante en la perspectiva de un joven cineasta-guionista que debuta y que puede crecer.